Por: Carlos Arturo Gamboa Bobadilla
Docente Universidad del Tolima
Afiliado ASPU – Tolima
Puedes engañar a todas las
personas una parte del tiempo y a algunas personas todo el tiempo, pero no
puedes engañar a todas las personas todo el tiempo.
Abraham Lincoln
No encontré otra forma de titular esta columna, esa fue la palabra que
retumbó varias veces en mi cabeza después de leer y releer la “Carta de Renuncia motivada, irrevocable e inmediata” que presenta (y hace pública el
19 de septiembre) Saray Moreno, hasta entonces secretaria de la Asociación
Sindical de Profesores Universitarios (ASPU) de la Universidad del Tolima. En
esas once (11) páginas se comprimen todo el dolor, la angustia y el desamparo a
la que fue sometida esta joven mujer, cabeza de familia y madre soltera.
Conocí a Saray Moreno
como estudiante del programa de Comunicación Social-Periodismo de la UT, fui
testigo de su talento para la escritura y la música, en especial para el canto.
Siempre se mostró proclive y sensible ante las causas sociales y ante la
infamia social de la cual sería presa en carne propia. Después de muchos
avatares que la obligaron a retornar a su querida Santa Isabel, regresó a
Ibagué y obtuvo un empleo como Secretaria Administrativa de la Asociación
Sindical. ¿Qué mejor lugar podría tener para curarse de las heridas machistas y
continuar la forja de sus sueños?, podría uno pensar.
Un sindicato de profesores
universitarios debe ser un espacio en cuyo seno reposan altos valores para la defensa
de la dignidad humana, valores que se derrumban de un sólo golpe al leer los
improperios, vejámenes y argucias a la que fue sometida por una Junta Directiva
indolente. Porque toca aclarar de entrada, se trata de una acción ejecutada
(según las evidencias que aporta Saray) en gran medida por la presidenta actual,
la profesora Clara Pradilla; pero con anuencia cómplice de los demás
integrantes. No se trata acciones propias de los y las afiliados quienes
desconocíamos de fondo estos atroces hechos, aunque en el ambiente rondaban
sospechas que fueron rápidamente “desmentidas” por diferentes miembros de la
Junta en Asambleas y conversaciones propias del chat de afiliados. Insisto: La
complicidad o silencio cómplice de la Junta queda al descubierto cuando uno escudriña
las múltiples pruebas aportadas por Saray en un archivo que hizo público en su
cuenta X (Twitter). Pruebas que dan muestra de la felonía a la que estaba
siendo sometida.
No puedo dejar de
imaginar la mano temblorosa de Saray escribiendo cada una de aquellas palabras,
porque ellas evocan momentos de angustia, de zozobra, de ignominia vividos
durante casi dos años. Creo que en este caso la infamia subió un escalón más.
Saray denuncia acoso laboral, maltrato psicológico, amenaza de despido,
acusaciones de traición, entre algunas otras que un lector juicioso, y con más
conocimientos jurídicos que yo, podrá recabar.
Hace unos de días la
presidenta de la Junta Directiva de ASPU, Clara Pradilla, a propósito de los recientes
hechos de violencia y agresión dentro del campus universitario, escribió
esto en el chat de afiliados:
Hola grupo. Como presidente de esta asociación
sindical rechazo enfáticamente la violencia física, simbólica, al patrimonio
público, la mediática y la laboral. Ellas no contribuyen a la construcción de
un diálogo constructivo ni a la resolución de conflictos en comunidad.
Un abrazo fraterno.
Hoy uno puede erigir
estas líneas como monumento a la doble moral, pues de la lectura de los cientos
de líneas que Saray nos entrega, es la profesora Pradilla la mayor responsable
de los hechos denunciados. También, como afiliado y defensor del sindicalismo, expreso
un dolor inevitable por las acciones que enlodan a ASPU-Tolima, un Sindicato
con alta trayectoria en la defensa de la Universidad Pública, siempre respetuoso
de la dignidad humana, incluso en los momentos de mayor crisis. Hoy su nombre también
ha sido mancillado.
Llamo a todos los
conocidos y conocidas de Saray Moreno a construir un cinturón de solidaridad
con ella y su hija; a la comunidad universitaria a blindar su ejercicio de
denuncia; a la Universidad del Tolima, mediante sus órganos pertinentes a
acoger a Saray Moreno y brindarle la protección, la asesoría y los apoyos
necesarios para que su valentía sea ejemplo de que ya las cosas no son cómo
antes, que una nueva cultura está en construcción y en ella no debe existir
espacio para el acoso, el ultraje y la infamia.
A los afiliados de ASPU –
Tolima los convoco a llamar a cuentas a esta Junta Directiva, ellos deben
renunciar, han traicionado los principios básicos del sindicalismo y del
espíritu universitario.A los
integrantes de ASPU Nacional, de quienes se colige por las pruebas que aporta
Saray, conocían de este caso, deben actuar inmediatamente, el buen nombre de
este gran colectivo nacional está en la picota pública.
A los perpetradores y
cómplices de este terrible episodio sólo les puedo decir: ¡Miserables, mil
veces miserables!
Posdata 1:
Escribe Saray en uno de
los apartes de su carta:
El 7 de junio del presente año, publiqué en mi red
social privada de Facebook el siguiente mensaje: “Yo debo ser la única
administrativa trabajando en estos momentos en la Universidad del Tolima porque
mi empleador no me permite asistir a la Marcha Carnaval”. Este comentario fue
capturado mediante un pantallazo y compartido por uno de los afiliados del
sindicato en el grupo de WhatsApp de afiliados (Ver Anexo 12). La publicación
generó malestar entre varios miembros del sindicato, especialmente en la
profesora Clara Lucía Pradilla Torres, quien posteriormente envió un correo a
ASPU Nacional solicitando la suspensión de mi contrato, alegando que la Junta
Directiva había decidido no recomendar mi continuidad laboral. Además, se me
acusó falsamente de compartir información confidencial de la junta directiva
con personas externas, una afirmación que carece de cualquier fundamento o
prueba…
Ese afiliado del cual
habla Saray fui yo, Carlos Arturo Gamboa, quién con pantallazos de la
publicación pedí explicaciones a la Junta. A cambio obtuve descalificaciones y
señalamientos. El mismo Fiscal, profesor Alexander Rivillas escribió esto ese
día:
Si tiene pruebas de acoso laborales en el sindicato
debe exponerlas de inmediato, o deberá retractarse profesor. Acabo de mencionar
que en mi calidad de fiscal de asputol revisaré los hechos, espero que usted
tenga otros como pruebas. Pronto daré un informe.
En ese mismo sentido, el
profesore Ever Edrey, miembro de la Junta, acotó:
Doy fe de que se ha dado buen trato a todas las
personas vinculadas desde ASPU Nacional como es el caso de la secretaria…
Con esos enunciados “concluyeron”
que los pantallazos que yo envié no se correspondían con la verdad y que se
constituían en una calumnia. Horas después la Junta Directiva emitió un
comunicado en mi contra en donde calificaban mi actuar de tendencioso
sólo por solicitar aclaración, aclaración que también pidieron otros afiliados.
¿Con estas irrefutables evidencias el profesor Ever
Edrey seguirá dando fe de que esta ignominia no ocurrió? Casi cuatro (4) meses después
el Fiscal sigue guardando silencio. Al parecer aún no ha visto nada, o se ha
hecho el ciego, o la política del odio que ahora determina sus acciones lo han
convertido en alguien que sólo ve la paja en el ojo ajeno e ignora la viga en
su propio ojo. Mal que, al parecer, padecen todos los miembros de la Junta
actual, todos ellos y ellas, profesores universitarios.
Posdata 2: Ver anexos en los links y las imágenes que aporto.
Posdata 3.¿Por qué tanto silencio? ¿Miedo, complicidad o cálculo político ? ¿Y los medios?