febrero 16, 2015

TRANSCURRIR UT (FEBRERO 16 DE 2015)



Por: Carlos Arturo Gamboa Bobadilla
I
Durante el año 2014 fue conocido, por la comunidad universitaria y la opinión pública del Tolima, el caso del profesor Alexander Martínez Rivillas, contra quien la Administración de la Universidad del Tolima emprendió todo un mecanismo de “acoso laboral” que en su momento se denunció como persecución por varios sectores críticos, regionales y nacionales. El argumento del rector de la Universidad del Tolima y sus asesores “espirituales” y jurídicos consistía en afirmar que el profesor Martínez había obrado de mala fe, pues su título de Magister otorgado en Barcelona (España) no había sido convalidado. Incluso en los pasillos se “regó la bola” de que el profesor era un falsificador, que lo expuesto era un “falso positivo académico”. Quienes defendimos los derechos del profesor Alexander Martínez hoy nos sentimos satisfechos por la expedición de la Resolución 21707 del Ministerio de Educación Nacional mediante la cual se les respeta el derecho a los docentes que realizaron sus estudios en el exterior y que por trámites de los países involucrados, se encontraban en un limbo leguleyo. Especialmente en el Artículo 15 se declara que: “La presente Resolución rige a partir de la fecha de su publicación y deroga las normas que le sean contrarias, en especial la resolución 5547 de 2005”. Es de aclarar que el profesor ingresó a la Universidad en el 2007, ganando un concurso de méritos como profesor de planta.
II
Después de tanto desgaste institucional vale la pena realizar algunas preguntas: ¿Por qué el staff del rector de la UT no tuvo en cuenta el concepto jurídico que la misma institución, en la administración anterior (Héctor Villarraga), había dado favoreciendo al profesor Martínez Rivillas? ¿El dinero y el esfuerzo institucional que se invirtieron en dicho proceso quién o quiénes lo reintegrarán? Recordemos que incluso el profesor fue sometido (y sigue sometido) a procesos en los entes de control y se le levantó el fuero sindical.
Esperemos que ante lo contundente de las nuevas evidencias, el rector de la Universidad del Tolima tramite el cierre de este acto “fallido” y se restituya el buen nombre y la honra del profesor Martínez, por lo cual lo mínimo que se esperaría en este caso sería un pronunciamiento público.
III
El domingo 16 de febrero se publicó una nota en el periódico El Nuevo Día, que se tituló: “Implantación gradual de la gratuidad en la UT, anuncia el rector MuñozÑungo”. No deja de sorprender que en dicho artículo el rector afirme que se requieren dinero extras para cumplir las metas de su plan de gobierno, y al mismo tiempo se esboce una retórica como la del titular.
Nadie formado en una institución pública puede estar en contra de la gratuidad en educación, pero lanzar frases al vacío es alimentar hambrientos con promesas. Si esa es la meta ¿por qué no se ha accedido a replantear las tablas de matrículas como lo vienen exigiendo los estudiantes durante los últimos tres años? ¿Por qué no empezamos por nivelar las matriculas de la modalidad presencial y la modalidad a distancia? Los últimos pagan hasta el doble, y con menos “calidad” como lo reconoce el mismo rector en la nota. Los estudiantes de la modalidad a distancia pagan más por menos. En todos los espacios oficiales la Administración argumenta que somos una sola Universidad, pues que se note, y que tengamos una sola tabla de liquidación de matrículas para todos. Luego veremos cómo de “verdad” luchamos por la gratuidad, tema que no es del resorte de un rector o de una plataforma de reelección, sino de un proyecto de país.
IV
El poeta Nelson Romero Guzmán recientemente se hizo merecedor del premio Internacional de poesía Casa de las Américas con el libro titulado: Bajo el brillo de la luna. Quienes hemos tenido el placer de deleitarnos con su ya extensa obra poética, nos regocijamos porque este reconocimiento reafirma su talento y visibiliza un trabajo silencioso y riguroso que el escritor oriundo de Ataco ha venido desarrollando.
Próximamente Nelson Romero será nombrado como docente del Departamento de Estudios Interdisciplinarios del IDEAD-UT, debido a que se encontraba en la lista de elegibles en un concurso efectuado anteriormente. Buen gesto el del Consejo Académico de “enganchar” este docente, y de muy mal gusto que un par de voces se opusieran, sobre todo cuando el derecho se lo ganó en varios escenarios.