octubre 24, 2017

¿Y LA ACADEMIA QUÉ?

Por: Carlos Arturo Gamboa Bobadilla
La sensación que trasmite la Universidad del Tolima es que, a pesar de la crisis financiera, se han podido sostener los indicadores académicos, los cuales debido a un efecto de permanencia en el tiempo, aún sobreviven por procesos que se venían gestando de tiempo atrás.
No obstante, las alarmas empiezan a encenderse. Los últimos reportes nacionales permiten evidenciar que se necesita de manera urgente un liderazgo académico por parte de la alta dirección de la universidad, liderazgo que no se observa en cabeza de quienes ostentan esa responsabilidad.
En la clasificación reciente de revistas indexadas no hay ni una sola perteneciente a la comunidad UT, mientras las publicaciones de difusión intentan conseguir algunos pesos para no morir. ¿Qué pasó con la política de revistas? En la actual clasificación de grupos de investigación (2017) aún podemos darnos por satisfechos, pero si la dinámica de inversión, apoyo a nuevos grupos y convocatorias a proyectos no evoluciona, pronto la tendencia será al descenso.
Los indicadores no se mantienen por sí solos, necesitamos profesores escribiendo, publicando, asistiendo a congresos, participando en eventos internacionales, entre muchos aspectos más que hoy se hacen a cuenta gotas. Estas actividades generan los productos académicos que luego soportan los procesos de acreditación de los programas de pregrado y posgrado. La política de publicación de libros lleva más de dos años estancada. No queda más que preguntar: ¿En dónde anda el Vicerrector Académico, Oscar Iván Cortés, que no está jalonado estas acciones propias de su cargo?
Otro aspecto vital, para la posibilidad de solventar definitivamente la crisis, es la reforma académica. Se requieren urgente estos derroteros institucionales actualizados, eso es una verdad de Perogrullo. Pero no vemos al equipo académico de la UT, en cabeza (de nuevo) del Vicerrector Académico impulsando las mismas. Se les ha dejado solo a los profesores el peso de avanzar en la construcción de los Estatutos Docente y General, mientras se rumora que el Vicerrector tiene otra propuesta de reforma aislada del sentir de la comunidad. La construcción del Estatuto Estudiantil ni siquiera se ha dinamizado para abrir la participación en su urgente revisión y elaboración.
Otro aspecto a contemplar es la posibilidad de avanzar hacia la Acreditación Institucional, debido a la flexibilización actual del Ministerio de Educación quien desea, a toda costa, apoyar a las universidades regionales que poseen los mínimos para acreditarse, la Universidad del Tolima es una de ellas.  Pero insisto, se requiere el liderazgo de un equipo que enfrente esta serie de acciones y actividades que necesitan diligencia, la cual en estos momentos brilla por su ausencia.
Estos aspectos, más las cotidianidades académicas de los programas, los Comités Curriculares y las discusiones sobre las nuevas formas organizativas académicas que le deparan a la Universidad del Tolima, precisan ser asumidas con propiedad; esperemos que el tren no nos encuentre otra vez en la estación equivocada. Que el pasado sirva al menos de ejemplo, porque hace rato que en la Vicerrectoría Académica de la Universidad del Tolima no tenemos una dirección a la altura de los retos.