marzo 19, 2013

TRANSCURRIR UT (MARZO 19-2013)



Por: Carlos Arturo Gamboa B.

1.

La Universidad del Tolima por estos días “celebra” que algunos de sus programas fueron re-acreditados, lo cual significa en términos de la administración académica que ahora contamos con el salvoconducto, pero cabe preguntar ¿la realidad académica de dichos programas ha cambiado? ¿Fueron contratados nuevos docentes de planta? ¿Mejoró la infraestructura en estos cortos meses? ¿Se puso en marcha el sistema integrado de información? La respuestas a estas y otras preguntas develan el sentido mismo de la acreditación, más allá de impactar en la tan cacareada “calidad académica”, las acreditaciones son reflejo de la burocracia educativa nacional y como todos sabemos el lobby es la mediación preferida de estos procesos. Podemos entonces celebrar que ahora tenemos “amigos por conveniencia” en la sala de Conaces, pero no celebremos el simulacro.

2.

Empezó a circular el tan esperado Plan de Desarrollo 2013-2022. La comunidad universitaria que no participó en su construcción ahora “debe” participar en la “socialización”. De entrada, quienes planean de arriba hacia abajo deben saber que asumen la lógica de una participación pasiva, es decir seremos tele-espectadores de una función cuyo guión ya fue escrito y dirigido. En algunos eventos ya se sienten las tensiones y las preguntas giran en torno a varios aspectos: ¿Habrá cambios en ese plan elaborado por “expertos” cuando tenemos tres meses antes de su aprobación? ¿Por qué un Plan de Desarrollo para una década no asume una visión integradora de los actores universitarios y se limita a los ejes de campaña de la actual administración? ¿Cuál sería una metodología válida para recoger las propuestas que surgen desde diversas ópticas entre profesores, asociaciones gremiales, estudiantado y comunidad en general cuando el Plan está ya formulado? En sentido estricto el modelo de planeación escogido para la elaboración del Plan  de Desarrollo ya excluyó a las mayorías y socializarlo es apenas el remedo de una seudo-democracia participativa. Mejor apruébenlo y sean consecuentes con la apuesta de planeación de escritorio que eligieron.  

3.

Los nuevo “módulos estudiantiles” que fueron construidos y que sospecho terminarán siendo excelentes “jugaderos de cartas”, no sólo fueron erigidos en metal, negando con ello esa consigna de universidad ambiental que se intenta posicionar, sino que además, han afirmado algunas voces, costaron 80 millones cada uno. Las dos cuestiones demuestran que la Universidad sigue en la misma lógica de construir sin una mirada integral del campus y que las contrataciones de obras es el lugar preferido para la inflación de los costos. Y esto ocurre ante silencio de todos.

4.

El programa de Comunicación social-periodismo le apuesta a un ejercicio participativo distinto en este inframundo de decisiones inconsultas. Han decidido construir una nueva propuesta curricular y convocaron a los docentes de planta y catedráticos, en una especie de curricular ampliado, y ahora, por medio de asambleas, le apuesta a la posibilidad de la construcción colectiva con estudiantes, docentes y administrativos. Sabemos lo difícil que es forjar democracia real, pero creemos que ese es el camino. Ojalá estemos a la altura de los retos, porque esta región necesita comunicadores sociales y periodistas con un perfil que responda a los grandes problemas y que de una vez por toda construyan medios con autonomía y no recostados al árbol siempre frondoso de las pautas.