junio 06, 2015

REINVENTAR EL IDEAD




Por: Carlos Arturo Gamboa B.

Egresado y docente del IDEAD[1]

Con más de 3 décadas, el proyecto educativo del Instituto de Educación a Distancia (IDEAD) de la Universidad del Tolima, ha ingresado en una etapa crítica de retos y redefiniciones. Las nuevas disposiciones del orden nacional y las tensiones regionales y locales, no solo empiezan a cuestionar su papel frente al proyecto formativo, sino que lo conminan a redireccionarse. En este panorama, surgen los Departamentos de Estudios Interdisciplinarios y Pedagogía y mediaciones, que ya albergan, en cerca de dos años, 20 docentes de planta; creando un hito en la historia del IDEAD, que de alguna manera irrumpe en la cotidianidad organizacional, empieza a cuestionar lo establecido y propone nuevas rutas hacia su transformación. De la misma manera, por primera vez en la historia del IDEAD, se avanza hacia un proceso democrático para la elección de un Director en propiedad, lo cual constituye un desafío para la participación de la comunidad, la trasparencia, el derrocamiento de la burocracia y, sobre todo, para reafirmar el concepto de autonomía que tanto se pondera en su modelo pedagógico.
Estos aspectos se convierten en luchas para la comunidad de estudiantes, docentes (catedráticos y de planta), egresados y funcionarios, estos últimos quienes soportan el entramado administrativo. A continuación una mirada sobre esos retos:
Políticas académicas para el IDEAD
Hablar de calidad o excelencia académica, entendidos estos conceptos como la necesidad de ofrecer una mejor educación pública, es casi imperativo hoy para las instituciones educativas, y la brecha entre discurso y realidad es inmensa. Para el IDEAD este es uno de los mayores retos, debido a que tradicionalmente se ha visto como una modalidad poco exigente, por lo cual los actores que allí concurren (docentes, administrativos, estudiantes) deben unirse con el fin de derrotar esa visión. En este sentido, varios de los siguientes aspectos son fundamentales para el cambio de rumbo de esta unidad académica.
En primera medida, el Instituto hoy debe privilegiar y empoderar la academia por encima de lo administrativo, debe romper con esa malsana costumbre que agobia las organizaciones educativas. Es necesario construir comunidades académicas que lideren, vigilen y propongan líneas estratégicas de desarrollo académico, de investigación e interacción social. La construcción real de estas comunidades académicas permitirá bloquear la cultura de la “seudo-innovación” como ideología compulsiva de las administraciones de turno, el voluntarismo, la improvisación y la carrera por la supervivencia cotidiana en la que ha vivido el Instituto; factores que han negado sistemáticamente la construcción de una tradición, porque cuando se recurre a la memoria académica todos creen estar empezando de cero, desconociendo las múltiples experiencias de un trasegar de más de 30 años.
Igualmente, deben repensarse los lineamientos pedagógicos para la modalidad, porque debido al tiempo y al desgaste discursivo, hoy no tenemos claridad en los fundamentos, principios y aspectos filosóficos que nos deben guiar. No hay claridad en la misión y la visión, aunque estén escritas; no identificamos claramente cuáles son las particularidades de los programas ofertados en la modalidad y cuáles son los aportes del IDEAD a la transformación de los entornos locales y nacionales; igual, no se saben a ciencia cierta las metodologías, procesos y actividades que propician esos objetivos. Todo esto es posible de esclarecer si se redefinen los lineamientos académicos, en concordancia con los planteados por la Universidad del Tolima, pero sin olvidar la idea de que la modalidad a distancia posee unas particularidades en enfoques, metodologías y evaluaciones: no podemos caer entonces en la tensión de presencializar distancia.
Al redelinear estos aspectos, se puede dar cuenta de un sistema de investigación adecuado para el Instituto, de unas políticas de publicaciones, de los aspectos centrales a discutir por los colectivos académicos, los cuales deben ser reactivados desde los Comités Curriculares, porque hoy aún se encuentran, en su mayor parte, sumidos en actividades operativas sin prestarle mayor atención a lo académico, que constituye su razón de ser.
Igual suerte debe correr el plan de formación docente, debido a que el IDEAD cuenta con cerca de 1000 tutores, muchos de los cuales no tienen claridad o participación real frente a estos aspectos planteados, por lo cual no se trabaja coordinadamente. Se deben redefinir las estructuras tutoriales, el tiempo de los cursos, las horas de pago a los tutores, la inversión en material pedagógico, en laboratorios, en equipos, en redes de información, entre otros aspectos que impacten directamente en el factor de “calidad”. Cualificar y respetar la labor docente siempre es una variable que afecta directamente la denominada excelencia académica, pero durante décadas la administración central y las administraciones de turno del IDEAD, en concordancia con las políticas del Ministerio de Educación, han birlado este imperativo.
Finalmente, la creación de los Departamento ha provocado un movimiento de irrupción institucional, generando oleajes que afectan la cultura organizacional, que genera expectativas y miedos, que puede unir las brechas o ampliarlas. Lo cierto es que, de la capacidad de transformación del IDEAD y sus colectivos, depende el futuro de miles de personas que se forman al amparo de este modelo; debe ser ese el faro que nos guie y nos permita reinventarnos, porque son esos sujetos que sueñan con formarse en nuestros programas, nuestra mayor responsabilidad como universidad pública.
Gestión estratégica del IDEAD
Las organizaciones no pueden permanecer estólidas ante el paso de los años, y menos ante las dinámicas cambiantes del contexto; como tampoco pueden estar a la deriva, al vaivén de las administraciones de turno y tampoco pueden perder su memoria histórica. En ese sentido, el IDEAD requiere de un proyecto del largo aliento que le permita dar cuenta de unos objetivos sólidos, pero al mismo tiempo flexibles, es decir que posea una hoja de ruta, aunque los caminos para llegar a las metas puedan ser diversos.
Ahora bien, uno de los cambios urgentes que se debe enfrentar es la reestructuración o rediseño de la estructura organizativa del IDEAD y el flujo de procesos y procedimientos. Cada día la comunidad se enfrenta a procesos disimiles, repetidos, desgastantes. No hay claridad en ellos, las rutas críticas de los mismos no son expeditas, existen ideas y conceptos encontrados sobre lo que se debe hacer en términos prácticos y no hay respuesta eficiente al día a día. Igual sucede con la toma de decisiones, porque nadie sabe exactamente a quién le compete solventar ciertos aspectos, lo que alarga los procesos. En ese sentido, es urgente reagrupar procesos, decantar las funciones, al parecer algunas se repiten en distintos colectivos, redefinir responsabilidades y campos de acción, con lo cual la toma de decisiones se esclarece; por ejemplo: no hay coherencia discursiva y procedimental entre la Secretaria Académica, los Comités Curriculares, las Direcciones de Programa, los Departamentos, la Oficina de Mediaciones y  la Dirección del IDEAD, lo cual crea una mixtura de discursos y un maremágnum de ideas que tardan demasiado en convertirse en acciones reales para la trasformación institucional.
Otro de los grandes temas a abordar, tiene que ver con la construcción de un sistema integral de información y comunicación que responda a las dimensiones organizacionales del IDEAD, entendiendo que somos una institución de cobertura nacional. La pérdida constante de memoria institucional, la falta de mecanismos para la protección de la información (administrativa y académica) y la ausencia de un archivo histórico, entre otros aspectos, convierten la búsqueda de información en un caos rutinario. La elaboración de un sistema integral de información permitiría dar salida a estos problemas, porque un sistema eficiente, efectivo y eficaz garantizaría que exista claridad en  los procesos y estos fluirían de manera adecuada.
De igual manera, se hace necesario repensar los mecanismos y criterios que se establecen para la creación de nuevos programas y  apertura de centros tutoríales, así como para la decisión de ofertar programas en las distintas sedes del IDEAD. Si no existe una relación directa entre las intencionalidades formativas de los programas y los problemas del contexto, el propósito formativo se diluye en una simple cuantificación por cobertura. Se deben, por lo tanto, establecer reglas claras para estos fines, usando diagnósticos de contexto, estudios de viabilidad e impacto, así como propuestas de sostenibilidad económica y sustento de factores de calidad de los programas que se abren u ofertan cada semestre. Igualmente, la idea de acreditar de alta calidad los programas debe ser una decisión responsable, atendiendo a un análisis riguroso del estado actual de éstos. La ruta es pensar primero en los procesos de autoevaluación y reestructuración curricular de los programas, elaboración de los PIC, elaboración de los portafolios, y luego si pensar en la acreditación, algo que en la actualidad se está haciendo al contrario. A mi parecer, es más vital la acreditación social que la acreditación ante los organismos del Estado, pues la realidad muestra que muchas universidades, facultades y programas gozan de acreditación, pero la realidad en donde operan no es transformada, convirtiendo estos procesos en simples simulacros del añejo sistema educativo nacional. “Acreditación social para la acreditación institucional”, debería ser el lema.
Todo lo anterior, define el tipo de Unidad Académica que se debe implementar para que exista la redefinición administrativa. ¿El IDEAD debe asumirse totalmente como una Facultad? ¿Existen otras formas organizativas que respondan a estas necesidades de transformación? Lo único cierto es que la actual estructura debe cambiarse, porque no se adapta a los retos de la región, y menos del país en donde muchas sedes operan. Algo se ha trasegado en esta dirección, pero la redefiniciones han sido lentas y los cambios son urgentes.
Clamor y miedo por la democracia
Quienes tenemos la fortuna de ser egresados del IDEAD, y ser co-participes del ethos y el campus de este proyecto, sabemos que la lucha por la democracia en el Instituto ha sido un clamor de años. Muchos representantes estudiantiles han “pelechado” votos en el IDEAD para ocupar esas vacías representaciones que ofrecen la limitada “democracia representativa”, pero luego de las elecciones su ausentismo es similar al vacío. En la anterior elección a rector, muchos de los votos con los que se legitimó la administración actual, fueron depositados en las urnas de los Centros Regionales, pero ahora, tres años después, uno retorna a ellos y ve que poco ha cambiado y, en algunos casos, lo que ha avanzado son los problemas. Solo queda el rumor y la desesperanza que generan las incumplidas promesas.
¿Cómo construir un sistema incluyente en el IDEAD? Se debe empezar por descentralizar el Instituto, porque la monotonía administrativa que opera desde la sede de Ibagué ofrece pírricas dinámicas para construir lo colectivo. No hay diálogo real con los Coordinadores de Centros Regionales, los Comités Curriculares no tienen presencia de catedráticos o estudiantes de las regiones, los estudiantes están desconectados y apenas reciben mensajes brumosos de sus derechos; es decir, tenemos un modelo obsoleto de democracia universitaria, más obsoleto aún que el de la modalidad presencial, lo cual es mucho decir.
Por ese motivo, en la actual coyuntura de apertura hacia procesos de elección por voto, debemos blindar el IDEAD de las viejas mañas politiqueras de consumir promesas y halagos, para tranzar votos. Debemos asumirnos como reales sujetos autónomos, debemos firmar pactos públicos de compromisos con los aspirantes, entre ellos el de la “revocatoria del mandato” si no cumple con los mínimos que requiere el IDEAD para reformularse y potenciarse como proyecto educativo nacional.
Finalmente, es necesario dejar algunos interrogantes para la discusión que se avecina, la cual es deber de todos asumir con la responsabilidad que nos otorga el llamarnos Universitarios:
·         ¿Por qué si somos una sola universidad, en Distancia se paga mayor costo de matrícula que en presencial?
·         ¿Cuáles son los reales elementos del bienestar universitario en los Centros Regionales?
·         ¿Cómo crear mecanismos de participación real entre la sede de Ibagué y las distintas sedes regionales en todo el país?
·         ¿Cómo garantizar mayor eficiencia en los procesos administrativos y lograr que ellos se active en dirección de la academia?
·         ¿Qué programas académicos cumplieron su ciclo y cuáles nuevas oportunidades se deben propiciar?
·         ¿Cómo construir un plan de formación docente para catedráticos y garantizar sus derechos de manera adecuada?
Las preguntas pueden ser muchas más, cada sujeto puede intentar respuestas a ellas o ampliar los interrogantes. Lo cierto es que nadie que se aprecie de estar inmerso en esta Unidad Académica, puede ser agente pasivo ante esta necesidad de REINVENTAR EL IDEAD.


[1] IDEAD (Instituto de Educación a Distancia de la Universidad del Tolima). Muchas de estas ideas han sido debatidas en el IDEAD, durante mucho tiempo y por diferentes colectivos, pero la responsabilidad de la sistematización y de lo que aquí se plantea, corresponden a mi interpretación desde el ejercicio de la libre escritura.

junio 02, 2015

COMBATE POR LA VIDA: EL LEÓN DORMIDO CONTRA EL LEÓN BANDIDO




Por: Carlos Arturo Gamboa B.

De niño escuché unas coplas populares que los radios trasmitieron durante mucho tiempo y que se quedaron incrustadas en mi memoria. Eran las sonoras notas de un personaje mítico en el campo: el profesor Yarumo. Algunos apartes de esa melodía siguen rondando las montañas:
Allá arriba en aquel alto
Donde nace la quebrada
Había un monte muy bonito
Y el agua nunca faltaba.
Vino un hombre irresponsable
Tumbó el monte y lo quemó
No había pájaros ni leña
La quebrada se secó.

En aquel tiempo de mi infancia la fiebre del oro era cosa del pasado y los abuelos narraban historias heredadas de la tradición oral. Nos decían que hubo una época de tranquilidad, la cual fue interrumpida por los colonizadores que atraídos por el oro llegaron a Colombia y depredaron el territorio. En el Tolima, la fiebre del oro arrasó con miles de vidas indígenas, muchos de ellos fueron torturados para que confesaran en dónde quedaba El Dorado. Ellos nunca dijeron que el oro era la sangre dorada de la tierra y que las cordilleras era su escondite; aunque de nada les hubiese servido a los hampones barbudos saberlo, pues en ese entonces no tenían forma de extraerlo. El Nevado del Tolima, el gran León Dormido, siempre fue testigo de estos sucesos, y en sus cumbres duerme el secreto.

Ahora han transcurrido algunos años. Los viejos que contaban estas historias son parte de la tierra a donde fueron a descomponerse sus restos, pero una nueva fiebre del oro se ha desatado sobre estas cordilleras. El León Dormido, quien presenta grietas en su rostro, desde lejos observa el avance de esa nueva forma de depredación que algunos incautos llaman desarrollo. Sobre las cordilleras se escucha el rumor de que los depredadores amparados en un eslogan bursátil han desembarcado de nuevo en estas tierras, ellos son los herederos del León Bandido. La batalla debe empezar, sobre las tierras antiguas en donde ardieron nuestros antepasados debido a la avaricia de los españoles, hoy se debe librar otra batalla: Los hijos del León Dormido deben enfrentar los depredadores del León Bandido.

Si el León Bandido vence, en un tiempo futuro se escucharán estos versos sobre la desolada montaña, notas de sedientas gargantas:
En tierras de Cajamarca
En donde el agua abundaba
Llegaron depredadores
Y secaron la cañada,
Se llevaron todo el oro
Dejándonos un desierto
Y donde nacía la vida
Ahora todo está muerto.

Pero si los hijos del León Dormido, los herederos del gran Caupolicán, los hijos de Yulima y los nietos del Cacique Ibagué defienden su territorio, la historia nos premiará con este canto:
Allá en las altas montañas
Donde florece la vida
El agua entona su canto
De abundancia de comida.
Al fondo, el Gran Nevado
Del territorio Tolima,
Celebra que el aire canta
Y la vida se respira.


Hoy es el tiempo del nuevo despertar de los herederos del León Dormido, para defender la vida. ¡Despierta tú también!