agosto 10, 2023

La infancia evocada en los poemas de Alex Silgado

 


Por: Carlos Arturo Gamboa B.

Docente Universidad del Tolima

 

Hace apenas unos días llegó a mis manos, de las mismas manos del autor Alex Silgado Ramos, el libro titulado “Antología Inacabada”. Sé que es costumbre colombiana no leer todos los libros que se compran, mucho menos los que se obsequian, pero en mi caso me ha gustado siempre contradecir las costumbres. Aunque muchos de los libros que se obsequian, y no pocos de los que se compran, no trascienden en el lector más allá de las primeras páginas, debo decir que la “Antología Inconclusa”, -que ni es antología ni está inconclusa-, logró sentarme a leer.

Debo decir también que la poesía posee una estrategia oculta que facilita su lectura y son la brevedad y el impacto de sus imágenes los ejes que guían esa provocación. Los dos artificios los encontré de plano en el poemario en cuestión, que tampoco es sólo poemario, es también bitácora de palabras narradas para viajar al pasado en donde la evocación es la trampa, porque “Un recuerdo es la piel de la infancia[1]

Aunque el libro se divide en dos grandes capítulos (El patio y Retorno), creo que la división es sólo un pretexto para tomar aire y seguir mirando el pasado a través de la ventana del lenguaje. El libro todo es una evocación, porque quizás toda obra literaria no sea más que eso, un recuerdo que va tomando forma en un presente que lo convoca, como el médium hace con los fantasmas que habitan las habitaciones de la existencia.

Para Silgado esos fantasmas perviven en la “ancha tierra / que es mi infancia”. Es un mundo intemporal, que conecta el presente y va y viene trayendo esquirlas de la felicidad que la vida desgastó. La voz poética es consciente de ello al expresar: “El tiempo ha causado estragos en la piel que ahora visto

Recordar, volver al patio de la infancia, escuchar de nuevo la voz de los abuelos, contemplar el mundo joven a través de los ojos asombrados de aquel niño que era capaz de ver que, “/el árbol de mangos / está cargados de canarios /o / que el canto de los canarios / tiene el sabor del mango maduro/”. Ese mundo distante es un mundo sinestésico, lejano pero vivo en la memoria de los sentidos. Traer de nuevo ese espacio es el clamor porque “ese patio era nuestra infancia” y lo recalca al recordar: “Habité ese patio como mi propia piel”.

El presente, el lugar desde donde se evoca, está construido de otros materiales porque la misma vida ha trastocado los paisajes, los entornos y por eso ahora se siente:

Un silencio entre tanto ruido

Una soledad entre tanta compañía

Un aroma entre tantos olores

 

De esa manera, el pasado es materia perfecta para darle forma a la nostalgia, podemos evocar para intentar sobrevivir, pero al final nos sentiremos lejanos de ese camino transitado, todo se ha transformado, los elementos han mutado y hasta:

La lluvia que

apenas ayer cantábamos

Hoy inunda todas las cosas.

 

Por eso la única redención está en recordar los rostros idos, los olores mixturados, los espacios diluidos en el tiempo; el presente sólo es posible si volvemos la mirada a lo evocado, por eso: “Ahora / es como caminar de espaldas”.

Tratar de explicar el tiempo ido es inútil, las palabras sólo sirven para construir un dique que ayude a soportar el presente. No es función de la poesía construir respuestas a esas antiguas conjeturas porque: “Los poetas no tenemos respuestas claras, sino que poetizamos para encontrar la oscuridad en la claridad y oscurecerla aún más”.

Los poemas compilados en “Antología Inacabada” de Silgado, son un pretexto completo para caminar el tiempo actual con el bordón del pasado, porque como afirma Jorge Gallarza: “El arte siempre ha sido un espejo, un medio de catarsis: da consuelo a aquel que se siente abrumado y abruma a aquel que tiene paz, no podría ser de otra manera, por eso es fascinante.”



[1] SILGADO RAMOS, Alex (2023). Antología Inacabada. Poemas. Editorial Caza de Libros. Colombia. En adelante todas las citas corresponden a esta edición.