octubre 17, 2015

UN POETA EXTRAVIADO EN EL LABERINTO DE COLCIENCIAS



Por: Carlos Arturo Gamboa Bobadilla
En la isla de Colciencias fue construido un laberinto cuyo acceso solo le estaba permitido  a una casta. Su arquitecto, un personaje sin rostro definido, solían describirlo como un hombre con cabeza de loro, pues su principal habilidad consistía en repetir todo el tiempo los tres o cuatro enunciados que su amo del norte le había dictado. Vigilante del laberinto, el deforme ser solía alimentarse de artistas, pintores, cineastas, escritores de mirada lánguida, constructores de memorias, narradores de otras versiones de la historia y sujetos afines.
Según el mito, cada siete años, o cada vez que había una nueva convocatoria, el monstruo entraba en furia y debía alimentarse. Su voracidad era tal que no existía forma de crear parámetros para salvarse de su apetito. Para ello, los incautos eran atraídos al laberinto con la promesa de un futuro promisorio de citas, conferencias, ponencias, publicaciones en los códices del cielo y el averno, ránquines y demás alucinaciones propias del mundo del engaño.
Cuenta la historia que un poeta de mirada soñadora, de adjetivos plácidos y de intenciones bonachonas, decidió visitar la isla. Llenó los formatos predilectos que funcionaban como pasaporte de entrada al submundo, se unió a un grupito de pintores desarraigados que trazaban llantos y cuerpos destrozados en los oleos de la realidad, y juntos emprendieron el periplo. Nunca hicieron caso de las advertencias de otros artistas que habían sobrevivido a las atrocidades del laberinto y ahora descansaban anónimamente en los parques de las ciudades. Al llegar a la isla y mostrar sus cvlac (extraño nombre de etimología imprecisa), fueron designados para ser guiados por Ariadna, una hermosa mujer fogueada en los altibajos de la in-docencia. Ella los condujo hasta la entrada del laberinto, y antes de que los artistas ilusos se perdieran en la oscuridad del túnel, le juró amor eterno al poeta: - Aquí estaré a tu regreso- le dijo conmovida en melancolía, casi rosando el llanto; -Juro que después de este periplo serás nombrado master entre los masters.
Apenas hubo pisado el campo de las desolaciones, el poeta, quien guiaba el grupo de incautos, sintió la pesadez de un mundo inventado para la opresión. Quiso retroceder, pero a sus espaldas los muros se cerraban y sus compañeros de viaje deliraban mientras eran tragados por los recovecos. Al fondo de la oscuridad se escuchaban los gemidos de una bestia amorfa que pedía indicadores, cuartiles, evidencias, diplomas e indexaciones; ante la negativa de los perdidos artistas, fueron devorados.
Entonces el poeta recordó la promesa de Ariadna, su guía y directora de la oficina de investigaciones. Gritó, pero su eco se reproducía como un lamento que flotaba en las paredes laberínticas, sin obtener respuestas. Comprendió lo que ya sabía, de nuevo había sido timado. Se dirigió al centro de la atrocidad, encendió un cerillo, y mientras esperaba el fatal desenlace, tarareo con valentía esos últimos versos:
Traicioneras son las palabras a mi época
Refugiados, los poetas, en las trincheras del olvido
Asumen la victoria de los narradores de la sangre.
Hemos perdido los privilegios
En el reino de la muerte,
Ahora los secuaces conducen las ideas
Y somos sospechosos de vivir.

Aun los incautos que se atreven a visitar el laberinto, suelen contar que estos versos se repiten en los recovecos, como el eco antiguo de una tragedia que parece no tener fin.

octubre 13, 2015

TRANSCURRIR UT (OCTUBRE 14 DE 2015)

El Jardín de las Delicias -  "El Bosco". Detalle panel derecho
Por: Carlos Arturo Gamboa B.

No hay nube por negra que sea
que no tenga un borde plateado.
R. Tagore
I
Terminé tan hastiado de los procesos seudo-democráticos de la Universidad del Tolima, que llevaba días sin hablar de ellos; pero como la realidad es atroz, es también inevitable. Y es que precisamente por estos días he visto a muchos sujetos a punto de regurgitar ante la descarada forma en que se viene haciendo “política” en el Alma Mater, nada distante al “circo” de la política regional. Hay que aclarar que, en los dos casos, lo más ausente de las acciones que se denominan “política”, es la política misma. Es casi un hallazgo de ultratumba encontrar personas defensoras de lo público, lo que si abundan son personajes de todas las calañas, preocupados por sus prebendas, sus puesticos, sus amigos y sus contratos. Y para defender “su privatización” de lo público, están dispuestos “a lo que sea”… Por todo esto, es urgente cambiar el sistema electoral de la Universidad del Tolima, pensar en la no reelección en cargos como decanaturas y rectoría, en cuestionar y debatir acerca de la participación directa de un sector como los egresados (a quienes suelen traer, en su mayoría, solo a votar), en ampliar la participación de sectores como los catedráticos y tutores, en crear un mecanismo que expulse de la universidad las pancartas, las chivas con guaro, las prebendas, las manipulaciones y los chantajes; es decir, construir un mecanismo de veeduría que funcione. Es urgente pensar en ello, antes de que la voracidad de las urnas se trague por completo el proyecto de universidad pública. !Bueno, lo que queda! Porque ya se ha tragado hasta algunos que otrora se jactaban de críticos.
II
Siguiendo ese mismo derrotero, muchos están pegados a sus puesticos esperando que el próximo 16 de octubre el Consejo Superior elija el rector para la Universidad del Tolima. Muchos hacen cálculos, tazan el bien y mal, suman y restan, y casi todos esperan que un mesías llegue a salvarlos. No hay mayor error que depositar en el otro la responsabilidad que nos compete. No creo en mesías, ni en los antiguos ni en los de estos tiempos. Por eso no veo cómo, con estos candidatos y estas políticas, la Universidad pueda superar el déficit social con la región, y cómo la región superará el déficit económico con la Universidad, punto central en la construcción de un futuro para la universidad pública del departamento. Eso no está en ninguna agenda del mesías que otros añoran, tampoco está la reconstrucción del sujeto universitario y la comunidad; por eso no estoy de acuerdo con esos muchos que esperan mesías en tiempos que reclaman proyectos colectivos, sumatoria de voluntades, compromiso con lo público y fortalecimiento de la ética.
III
Los nueve del patíbulo o también llamado Consejo Superior Universitario, no está exento de culpa en toda esta debacle por la que atraviesa la Universidad del Tolima. Ellos son apenas un remedo de lo que se llama democracia, es decir, de lo que asquea. No es mi labor juzgarlos por sus acciones, si lo fuera, ya estarían en el cadalso de su improcedencia. Solo podría decir que un representante estudiantil que no ha sido capaz de liderar ningún tipo de trasformación para beneficio de los estudiantes, no merece tal designación. Que un representante de los egresados que no ha sido capaz de desbaratar ese conciliábulo de diez que es la Junta de Egresados y que decide por miles y miles, no merece tal designación. Que un representante de profesores que permite que el 85% de los docentes universitarios (catedráticos y tutores) sean excluidos de las decisiones fundamentales para la Universidad, no merece tal designación. Que un representante de los gremios que solo busca plusvalía, no debería tener representación en una Institución que busca el posicionamiento de lo público, o sí, que asista, opine, pero que no decida. Que el Ministerio de Educación tenga su puesto, opine y nos deje decidir, igual que el Gobierno; ya suficiente injerencia tienen construyendo políticas lesivas para la educación pública. Que el Gobernador pague la deuda, y hasta lo podríamos dejar ayudar a decidir, no es presentable que el presidente del CSU de una Universidad Pública, sea al mismo tiempo sus mayor deudor. Los ex rectores deberían irse a descansar, si necesitamos su experiencia los consultaremos. Y las directivas académicas deberían suprimir esa representación, o hacerla incluyente para con los administrativos, operarios y demás sectores del orden del funcionariado ¿o es que ellos son funcionarios que tienen corona? En general, el CSU es solo un escenario de y para la parodia democrática, por eso no espero que ellos puedan decidir para el bien de la institución. Invito mejor a que estemos alertas porque siempre suelen decidir mal, sino miren los rectores que hemos tenido y las políticas que han implementado.
IV
“El mundo quiere ser engañado. Y se pondrá seriamente furioso si no lo haces”; afirmaba Walter Serner, el autor del Manual para los embaucadores; por lo tanto, no se puede intentar convencer a los peces de que es posible respirar fuera del agua. Cada cual tendrá su mesías y vivirá de sus esperanzas mezquinas, mientras un puñado estaremos al tanto de seguir defendiendo lo público, la educación y las posibilidades de transformación. Al menos ya tengo esbozado, para tal ocasión, un nuevo Transcurrir, solo tendré que escribir sobre el espacio en blanco el nombre del actual o el nuevo rector, por lo demás, creo que todo seguirá igual, o peor.