septiembre 22, 2011

LA ESTRATEGIA DE LA TORRE DE BABEL VERSIÓN UT

Por: Carlos Arturo Gamboa
Cuenta el mito bíblico que alguna vez los hombres hablaban el mismo idioma y empezaron a realizar una construcción con el fin de mostrar que el poder del colectivo era superior al poder impuesto; y cuando el poder se vio amenazado  dijo: “He aquí que todos forman un solo pueblo y todos hablan una misma lengua. Nada les impedirá que lleven a cabo todo lo que se propongan”. Entonces el poder decidió confundir sus lenguas.
Esa parece ser la apuesta de los dueños del poder frente a la actual crisis de la Universidad del Tolima, quienes creyeron inicialmente que usando su estrategia de siempre: guardar silencio, lograrían que el movimiento universitario desistiese por cansancio. Pero han pasado cuatro semanas y los colectivos siguen seguros de que la educación pública, y la UT, requieren cambios profundos.
En la asamblea de profesores un catedrático de esos que nadan contra la corriente dijo que la pregunta no es si hay crisis o no, sino, ¿cuál es el tamaño de esa crisis?, por eso no-si entendemos por qué algunos profesores de vieja data y otros nuevos o desinformados, creen que los problemas de la Universidad del Tolima son proyecciones esquizoides de la “oposición”. La verdad es que afuera hay crisis y adentro peor, porque el afuera está adentro. La nueva reforma de educación superior no es más que la última fase de un proyecto que la burguesía ladina colombiana empezó hace décadas, ahora encarnada en el cuerpo del poco Santo-s presidente; y que en la UT se ha llevado a cabo con tal eficiencia que es el modelo nacional para mostrar.
La Universidad del Tolima vive una crisis profunda, real, porque está sumida en una total ingobernabilidad, empezando por el presidente del Consejo Superior, el gobernador del Tolima, quien se ha negado a entregarle a la universidad los dineros que son de la universidad y con ello le imposibilita la educación superior a muchos jóvenes del departamento; pero también por el vacío de dirección de un Consejo Superior incapaz de enfrentar la crisis, perdido en el anonimato o jugando al acomodamiento electoral de la coyuntura. La ingobernabilidad también se personifica en un Consejo Académico incapaz de entender la academia y unos Decanos empotrados en el poder, mudos e incoherentes que no balbucean respuestas, y toda esta jauría alrededor de un rector que desde la retaguardia dedica sus esfuerzos a evitar su propio naufragio, dejando que la Universidad se hunda, con cerca de 45 mil estudiantes, sin garantías académicas, muchos de ellos bajo la sombra de “Alma Mater” o almamonster.
Por eso el poder lanza su último mensaje, aquí no hay crisis, todo es un montaje, un complot de los huérfanos del poder; y ya son pocos quienes lo creen. Sin embargo siguen enviando sus profetas a confundir las lenguas, a decir que debemos actuar con cautela, a desempolvar sus añejos discursos que un día les garantizaron una oportunidad de cambio, pero que se negaron a accionar. Hay profetas en todos los frentes, en la asamblea de profesores los pudimos ver, tratando de convencernos de que toca cambiar la universidad sin cambiar o evaluar sus dirigentes; entre los estudiantes afloraron con chiflidos, característica babeliana por excelencia, y entre los empleados andan amenazando con apocalipsis laborales. Profetas mayores convencidos de la sombra del poder y profetas menores temerosos de perder las migajas. 
Pero no olvidemos que los profetas tienen claros objetivos: engañar al pueblo, aplacarlo, desmovilizarlo, dividirlo y todo con el fin de sostener la estructura de poder vigente.