octubre 19, 2012

EL EFECTO DE DALILA EN SANSÓN O LA COOPTACIÓN POLÍTICA



Por: Carlos Arturo Gamboa
Cuenta una de las narraciones ficcionales de La Biblia, que Sansón se enamoró de Dalila, una mujer del pueblo filisteo, enemigos de los judíos; y ella, gracias a sus encantos seductores, fue delegada para descubrir el secreto de su fuerza y así “atarlo y atormentarlo”. Al principio Sansón pretendió jugar a construir pequeñas mentiras y así conservar a su amada y su fuerza, ignorando las verdaderas intenciones de Dalila. Hasta que un día su amada pronunció la sentencia: “¿Cómo, pues, dices: “Yo te amo,” siendo que tu corazón no está conmigo?”, y sin poder ocultar más su mentira, decidió revelar el secreto y de esa manera terminó maniatado y la merced de sus enemigos.
En el mundo de la política miles de Dalilas acechan a los incautos Sansones, quienes aletargados por los encantos del poder, la figuración burocrática o la prebenda económica, terminan entregando la fuerza de sus ideales y al final ya no se pueden desatar del nudo de la corrupción, traicionado todo aquello que un día pregonaron. La vieja clase política, que nunca entendió el verdadero significado de la palabra “política”, sabe muy bien de las debilidades de los seudo-líderes, por eso despliegan sus Dalilas por cada rincón de las resistencias sociales, saben ubicar con certeza a los Sansones de las causas justas y bajo los embrujos del capital y las falsas democracias los cooptan, hasta hacer diluir los ideales en los entramados de la burocracia.
Por eso es que solemos ver los viejos Sansones de izquierda, deambulando por los pasillos de sus enemigos, ciegos, encorvados, soportando la risotada de los dueños del poder, recogiendo las migajas de sus amos y señalados por el dedo acusador de las ideas que algún día traicionaron. La diferencia es que a Sansón le fue permitido morir con dignidad, pero a esos “saltimbanquis de la política”, sólo les queda asumir que siempre fueron pequeños filisteos.

octubre 16, 2012

LOS TRES SOBRES: LA ESTRATEGIA DE LOS RECTORES UNIVERSITARIOS



Relato de la tradición popular
Por: Carlos Arturo Gamboa
Cuentan las lenguas viperinas de los pasillos universitarios que un rector recién posicionado encontró en el escritorio del saliente tres sobres marcados así: para abrir a los seis meses, para abrir al año y medio y para abrir a los dos años… El nuevo rector decidió guardarlos, sus conocimientos adquiridos en la facultad de ciencias ocultas le hacían sospechar que los necesitaría.
Pasado unos meses el rector se enfrentó a una serie de problemas que nunca tuvo previstos, ya que su plan de gobierno estaba diseñado bajo los estándares de la irrealidad. Entonces decidió abrir el primer sobre y encontró la siguiente frase:
  • -          ¡Échele la culpa al rector anterior ¡
Y entonces emprendió una campaña para culpar al rector saliente de todos los males de la universidad, incluso de aquello que él había creado. La reacción no se hizo esperar y en pocos meses la gente estaba de nuevo feliz con él. Pero pasaron los meses y a la vuelta de un año todo comenzó de nuevo a funcionar mal. Los profesores entraron a paro por las pésimas condiciones académicas, los estudiantes protestaban cada día por la falta de aulas, de espacios culturales, de laboratorios… Entonces decidió abrir el segundo sobre y encontró la siguiente sentencia:
  • -          ¡Es hora de reestructurar!
Obediente a las políticas del mundo moderno de la administración, emprendió una serie de cambios, que aunque banales, ayudaron a distraer la atención de los verdaderos problemas. Fue tal la magnitud de su restructuración que un vigilante terminó orientando la cátedra de democracia y un eminente profesor era quien repartía la correspondencia. Pero todo se normalizó.
Pasado un poco más de dos años de su mandato, aparecieron de nuevo los problemas. La comunidad entera estaba a punto de colapsar, nadie se preocupaba por la academia y la universidad parecía un campo de batalla. Mucho más preocupado que antes, el rector decidió acudir a la estrategia de los sobres, era lo único que podría ayudarle. Entonces abrió la gaveta, extrajo el tercer sobre y encontró la siguiente sentencia:
  • -          Todo debió salirle mal por no tener idea de lo que es una Universidad Pública. A mí me pasó lo mismo.  ¡Sólo le queda una opción, ir preparando sus tres sobres!