septiembre 03, 2014

TRANSCURRIR UT (SEPTIEMBRE 3 DE 2014)

Por: Carlos Arturo Gamboa B.
I
Como reza el Talmud, es mejor figurar entre los perseguidos que entre los perseguidores.
II
¿Cuál es el destino de la Universidad del Tolima sumida en el ardoroso fervor de su silencio? Si hay algo nocivo para una comunidad es decretar que “todo marcha bien”, sobre todo cuando la realidad muestra su crudo rostro. Crecen los presupuestos, crecen las edificaciones, crece el número de empleados, crecen las licitaciones, pero no crece la academia porque el proyecto de universidad sigue embolatado en los archivos de los indicadores. En ese panorama quien denuncia, dice, grita, enuncia, es sujeto de disciplina, debe ser amoldado, al fin y al cabo esta es una institución formativa y debe hacer honor a su legado. Así lo recordaba la frase de la exposición del profesor Cardozo: “Vigilar el cuerpo, para controlar el alma”.
III
En una carta el profesor Herman Muñoz, rector de la Universidad del Tolima (toca recodar quién es el rector porque a veces las personas se tornan invisibles tras el manto del poder), le informa al profesor Germán Llanos que “… a ningún directivo he dado instrucciones para ejercer persecución a la diferencia, igualmente ese tipo de acciones no están contempladas en el ideario universitario que caracteriza mi administración”. El problema es que no solo se persigue cuando se ordena perseguir, sino cuando siendo el poder, se permite perseguir. No se puede declarar inocente el dueño de los perros cancerberos que acosan la liebre en la madriguera.
IV
Es tal el delirio tremens por ejecutar la persecución contra el diferente que en un Consejo Académico el rector encargado, el otro brazo derecho del rector Herman, solicita se emprendan medidas legales para cerrar el bar Libro y Son, del cual es propietario el profesor Germán Llanos. Solo tengo dos maneras de explicar tal desatino de un órgano que tiene mil asuntos por resolver más allá de vigilar y castigar el goce del cuerpo: ¿Será que el Vicerrector Académico David Benítez debe una cuenta muy alta en el bar mencionado, o definitivamente no acepta la diferencia y la quiere erradicar?  El suceso es de no creer, pero si quieren verificarlo revisen las actas del Consejo Académico, allí aparece esta y otras alusiones que hablan de la altura de nuestros debates académicos.
V
Hace meses un decano, de cuyo nombre aun creo acordarme, trató al rector de #”$%##%$, como era de esperarse sigue orondo en el campus, porque él fue puesto allí con el legado de la Vicerrectoría Académica, es decir con la voluntad del rector y su caudal electoral. Hace algunos meses el profesor Alexander Martínez escribió un sesudo texto argumentando por qué en la Universidad del Tolima sigue primando la mentalidad señorial y hacendataria, y sobre él se ha desatado la tormenta. ¿Qué podemos esperar de una comunidad que desprecia el conocimiento nacido en la diferencia y protege el insulto por ser de las entrañas del poder?
VI
Contra el profesor Alexander Martínez se ha dispuesto la maquinaria del odio y la persecución. Esto no tiene otro nombre. ¿Cómo justificar que la Universidad del Tolima contrate servicios externos de abogados solo con el fin de quitarle el fuero sindical al profesor? ¿No hay otras prioridades en la comunidad que usar sus recursos para perseguir un docente sindicalista? Según se rumora frente al Palacio de Justicia, el abogado Ramiro Ospina es un experto en casos contra los trabajadores, ha construido su fama en ello, y se supone es el elegido de la administración para atacar al miembro de la Junta Directiva de ASPU. Ni en los tiempos en que la derecha recalcitrante estaba en el poder se veía tal desmesura ¿O será que esta es la derecha recalcitrante? Por qué con ese dinero, que debe ser una suma considerable, no se realizó una inversión en la academia, por ejemplo, construir una rampa o un ascensor para discapacitados en el edificio del IDEAD.
VII
La política de persecución tiene un aliado: la ambigua norma. Por eso a los jefes de departamento se le citó para “conminarlos” a que regulen, controlen, vigilen y castiguen los docentes que no cumplan con la “carga laboral”, que en ese sentido haría alusión correcta a su nombre. Deberíamos preguntarnos ¿quién regula los administrativos? No hay informe de sus actividades, salen y pasean por el mundo sin ninguna talanquera, mientras el docente debe hacer un trámite como de exiliado. Casi le toca demostrar que existe, y eso si es profesor de planta, porque si es catedrático (y no es amigo de la administración) debe realizar ofrenda a los dioses. No hay equilibrio y en donde no lo hay es imposible que la democracia y la justicia asomen sus narices.
VIII

Hermoso acto de homenaje al maestro Estanislao Zuleta rindió el Centro Cultural con la presencia de su hijo José Zuleta. Además de dedicar el número 26 de la revista Aquelarre a rescatar el pensamiento de un hombre necesario, nos ofreció la reedición del libro Universidad, ciencia e ideología, el cual había sido impreso hace 40 años por la Universidad del Tolima. Igual mención cabe realizar al lanzamiento de una nueva edición de la revista Palabra realizada, resultado del taller de creación literaria. Al menos quedan oasis donde abrevar.

septiembre 01, 2014

LAS FALACIAS DE LAS POLÍTICAS DE INVESTIGACIÓN

El estado de la ciencia en el Planeta F345. (Una parábola sobre las “burbujas científicas” y el asalto neoliberal a la investigación científica básica y aplicada)

Por: John P. A. Ioannidis[1]

El Planeta F345 en la galaxia Andrómeda está habitado por una especie humanoide muy similar al Homo sapiens sapiens. He aquí la situación de la ciencia en ese planeta en el año 3.045.268.
Aun cuando hay un crecimiento y una diversificación considerables de los campos científicos, la parte del león de la empresa investigadora se desarrolla en un número relativamente limitado de campos muy populares, cada uno de los cuales atraen los esfuerzos de decenas de miles de investigadores y arroja centenares de miles de papers. Fundados en lo que sabemos de otras civilizaciones en otras galaxias, puede decirse que la mayoría de esos campos yermos arrojan resultado nulo: es decir, son campos en los que se ha mostrado empíricamente que apenas hay –si es que hay alguno— efectos no-nulos por descubrir, de modo que cualquier pretensión de descubrimiento que se de en ellos suele ser meramente resultado del error aleatorio, del sesgo o de ambas cosas. Los supuestos descubrimientos generados no son otra cosa que la estimación del sesgo neto operante en cada uno de esos campos yermos de resultado nulo. Ejemplos señalados de esos campos yermos son la epidemiología nutrifalsaria, la pompomeconomía, la psicojunkología social y toda la dispar patulea de disciplinas de investigación cucarachil, en las que se supone que las cucarachas pardas suministran modelos adecuados proyectables a los humanoides. Desgraciadamente, los científicos de F345 no saben que esos son campos de resultado nulo, y ni siquiera sospechan que estén desperdiciando sus esfuerzos y sus vidas en esas burbujas científicas.
A los investigadores jóvenes se les enseña desde el principio que la única cosa que cuenta son los descubrimientos nuevos y hallar resultados estadísticamente significativos cueste lo que cueste. En un equipo de investigación típico de cualquier universidad prestigiosa típica de F345, docenas de doctorandos y de recién doctorados andan día y noche clavados ante sus potentes COMPUTADORAS en una sala común en perpetua labor de filtrado de información de enormes bases de datos. Cuando alguno se topa con un valor omega lo suficientemente extraordinario –un número derivado de algún tipo de proceso de selección estadística—, se va corriendo al despacho del investigador principal para proponerle escribir un manuscrito  sometible a evaluación por pares. El investigador principal pasa revista a todos esos resultados llamativos, pero sólo deja que prosperen los manuscritos que expongan los resultados más extravagantes. Las revistas académicas más prestigiosas hacen lo mismo. Las entidades suministradoras de recursos, lo mismo. Las universidades están dirigidas en la práctica por gestores financieros que no saben nada de ciencia (y les importa un higo), pero que son muy buenos en punto a maximizar los beneficios financieros. El grueso de los Rectores, Vicerrectores y Decanos son meras marionetas que no valen para otra cosa que no sea ofrecer discursos inaugurales y otras aburridas ceremonias y prodigarse en entusiastas afirmaciones sobre la novedad de algunos descubrimientos de ese tipo realizados en sus instituciones. El grueso de los gestores financieros de las instituciones de investigación habrán sido reclutados luego de exitosas carreras como agentes inmobiliarios, ejecutivos de cadenas de supermercados o directivos de otras estructuras gran-empresariales, puestos de trabajo en los que habrán acreditado suficientemente ser capaces de recortar costos y hacer ganar más dinero a sus empresas. Los investigadores progresan, si son capaces de avanzar las más extravagantes y aun extremistas conjeturas y, consiguientemente, publicar chocantes resultados, lo cual proporciona más financiación por mucho que casi todos esos resultados se revelen falsos.
Nadie está interesado en replicar nada en F345. La replicación de resultados se considera un ejercicio despreciable, apropiado sólo para idiotas que no son capaces más que de imitar: definitivamente, replicar y contrastar no sería ciencia seria. Los miembros de las Academias Reales y Nacionales de las distintas ciencias son los más exitosos y prolíficos a la hora de producir resultados falsos. Varios tipos de investigación los desarrolla a veces la industria, y en algunos campos, como la medicina clínica, casi siempre. El motivo principal aquí también es la obtención de resultados extravagantes, a fin de obtener licencias para nuevos tratamientos médicos, experimentos y otras tecnologías y ganar más dinero, a sabiendas de que esos tratamientos no funcionen realmente. Los estudios se diseñan con el objetivo de garantizar que producirán resultados con valores omega suficientemente buenos, o estudios, cuando menos, pasibles de manipulación para que parezca que arrojan valores omega.
Los ciudadanos de a pie son diariamente bombardeados por los medios de comunicación de masas con anuncios de nuevos descubrimientos, aun cuando hace ahora muchos años que no se ha hecho ningún descubrimiento serio en F345. El pensamiento crítico y opositor está generalmente desacreditado en la mayoría de países de F345. En algún momento de su historia, los mercados libres destruyeron a los países con constituciones democráticas y libertad de pensamiento, porque se entendió que el pensamiento libre y crítico era un estorbo. Como resultado de lo cual, por ejemplo, las remuneraciones más altas para científicos, así como las infraestructuras de investigación más sofisticadas, se hallan en países totalitarios tan carentes de libertad de expresión como rebosantes de desigualdades sociales. (Una de las desigualdades más comunes es de género, en discriminación de los varones: está prohibido a los hombres conducir un automóvil, y cuando se muestran en público, no pueden hacerlo a cuerpo gentil, ni siquiera sus cabezas; están obligados a cubrirse con gruesa ropa de abrigo de color rosa.) La ciencia sólo florece allí donde la libertad de pensamiento y de crítica están rigurosamente restringidas, porque la libertad de pensamiento y de crítica (incluidos, huelga decirlo, los esfuerzos para replicar y contrastar empíricamente los pretendidos descubrimientos) se consideran anatema para la buena ciencia en F345.




[1] John P. A. Ioannidis es profesor de investigación y políticas de salud en la Stanford School of Medicine y codirector,  junto con Steven Goodman, del Meta-Research Innovation Center en Stanford. Se hizo particularmente célebre por un estudio, publicado en 2005, provocativamente intitulado: “Por qué el grueso de los descubrimientos científicos publicados son falsos”.