octubre 17, 2011

INDÍGNESE PERO ACTÚE

Por: Carlos Arturo Gamboa
Hay muchos indignados. Multitudes indignadas por la avaricia de los ricos que visten con piel de oso polar, por la mafia bancaria que cuenta con milimitría las monedas mientras los indigentes buscan en la basura cajas usadas de Mc Donalds, por la iglesia que promete paraísos en el más allá, mientras en el más acá observa tras sus bordados de oro a la mayoría vivir en un dantesco sueño, por las multinacionales que extraen el oro de las entrañas de la madre tierra para poder subastar la naturaleza en las bolsas de valores, por los que se niegan a construir otro mundo y sostienen sus anclas en el barco del poder. Miles de indignados porque no tienen casa, educación, trabajo. Indignados ante el conservadurismo mundial para quienes el capital está por encima de la vida. Existen hasta indignados porque la gente se indigna.
Los indignados pululan en los recovecos del mundo, saben que la desmedida carrera del capitalismo hará del planeta un lugar inhabitable. Los puedes ver en las busetas atestadas, en los andenes de las monstruosas ciudades, en las oficinas tras la pantalla de su resignación laboral, en los cafetines embriagaos bajo el influjo de un tiempo que ya había previsto Baudelaire, en los parques humedecidos de desolación, en las aulas de clase. Indignarse parece ser el signo de nuestro tiempo. ¿Pero se puede hacer algo más que indignarse?
El desencanto ante la derrota de los sueños, que el capital trasmitió on line, hizo que muchos se adaptaran de manera cínica a las movilidades del mercado. Para ello el miedo se convirtió en el mejor lenitivo, miedo a perder el empleo, miedo a ser tildado de comunista, miedo a ser observado con recelo por la familia, miedo al mismo miedo; pero sobre todo miedo al golpe del sistema que te saca en los cubos de la basura o te etiqueta como terrorista para poder eliminar tu pensamiento. Y el miedo impide actuar, por eso es mejor indignarse.
Ante tanta indignación es el momento de la construcción de la política, porque lo que el sintomático actuar del mundo demuestra es que hemos alcanzado la cima de la civilización y la más atroz de las profundas desigualdades. La avaricia de los pocos amos del mundo no les permitirá recular, por eso sólo queda que ante tanta indignación surja un movimiento que confronte el poder vigente. Por eso celebro que te indignes, pero actúa.