diciembre 12, 2012

TRANSCURRIR UT (DICIEMBRE 12 DE 2012)



Por: Carlos Arturo Gamboa B.

1.

Los profesionales en Ciencias Sociales, egresados de la Universidad del Tolima, viven el desencanto del mundo perverso de los perfiles, pues en las convocatorias a distintos concursos dentro de la administración pública sus títulos no son tenidos en cuenta. Alegan los egresados que han venido buscando salidas a esta situación que atenta con el derecho al trabajo y que se ha solicitado a las directivas de la Universidad del Tolima:

(…) la inscripción del perfil del Profesional en Ciencias Sociales por parte de la Universidad ante las entidades que realizan este tipo de concursos y la CNSC. En primera instancia solicitaron enviar la lista de entidades y concursos trabajo laborioso que se hizo a tiempo, sin embargo la universidad pretende enviar los oficios cuando salgan los concursos situación que da como resultado respuestas negativas como fue el caso de la convocatoria de IDEARTES. Pues al haberse realizado la convocatoria es tarde para la vinculación del perfil (Carta fechada 6 de diciembre de 2012).

Esperamos que la Facultad de Humanidades y Artes, y la Dirección Universitaria realice los esfuerzos necesarios para poder garantizar la relación de contexto que todo proceso educativo universitario requiere. Estos sucesos demuestran una vez más que la academia está supeditada a las leyes del mercado, quien al final decide a cuál profesional reconoce y a cuál no; pero es más insólito aún que la misma Universidad del Tolima, cuando realiza procesos de convocatorias, desconozca el perfil de sus propios egresados. ¿Con qué políticas o criterios se realizan estos perfiles?

2.

El Consejo Nacional de Acreditación (CNA) mediante documento público, expresó los aspectos por los cuales considera que la Universidad del Tolima no alcanza los niveles establecidos para obtener la Acreditación Institucional; cuestión que en nada sorprende para quienes hemos venido alertando sobre la pérdida de rumbo del Alma Mater. Al contrario de lo que pregonó constantemente el Ex rector Villarraga, el causante no es sólo el Instituto de Educación a Distancia, sino más bien el resultado de una crisis profunda que vive la Universidad desde hace ya varias lunas; a saber: Falta de una definición clara del PEI y ausencia de un Plan de Desarrollo; necesidad de actualizar los Estatutos, ausencia de un número de profesores de planta en correlación con el número de programas y estudiantes de pregrado y posgrado, tanto en la modalidad presencial como en la modalidad a distancia; falta de transformación de los procesos curriculares y sus lineamientos académicos; ausencia de una política de “calidad académica” en el IDEAD, reflejada en el descuido de los Centros Regionales, falta de adecuación de los sistemas de información y comunicación, ausencia de una política de consolidación de material de apoyo a los procesos académicos, entre otros aspectos. ¿Está el CNA diciendo algo que no supiéramos? No. En varios escenarios los sectores críticos de la Universidad del Tolima como ASPU, La Constituyente Universitaria, El Salmón y demás expresiones políticas, han denunciado el declive de la Universidad, sin tener eco en las administraciones; por el contrario fueron objeto de ataques, persecuciones, bloqueos y despedidos. ¿Le creerán al todopoderoso CNA? ¿Quiénes darán cuenta a la comunidad y a la región del estado actual de la Universidad? Los actores principales de esta tragicomedia siguen pululando por los pasillos universitarios, incluso en altos cargos. ¿El dinero invertido en la burocracia de la acreditación es botín perdido? Ahora es evidente para todos lo que era evidente sólo para algunos, y más allá de cumplirle las tareas al CNA, lo que importa es que se hace necesario retomar el rumbo de la academia, esos sí, desnudando las responsabilidades, porque no podemos decir que aquí no pasó nada. ¿O como suele suceder e estos casos, los responsables serán premiados?

3.

Hace más de un mes que en la Universidad del Tolima, no sabemos con certeza quién, ordenaron bloquear el acceso al Facebook. Dicen los pasillos, quienes son los que hablan en la UT, que la cuestión consiste en que muchos funcionarios “la pasaban conectados y no respondían laboralmente”. Para quienes entendemos el ejercicio comunicativo como engranaje vital de la construcción social, no podemos más que enunciar que dicho acto se parece a la de aquel hombre que al encontrar a su esposa teniendo sexo con otro hombre en el sofá, decidió vender el sofá. Las redes sociales, el software libre y demás artefactos que la tecnología proporciona, son necesarios hoy, desde su resignificación y su potencialización.  Cientos de grupos comparten información, crean grupos de estudio virtuales, redes de interacción; las mismas facultades y dependencias cuentan con perfiles en Facebook para informar y proveer documentos; los grupos políticos comparten sus opiniones en estos medios, entre mil usos más. Por dar un ejemplo, en el IDEAD es vital el uso de estas comunidades debido a la distancia espacial de los actores y la facilidad de acceso masivo. Esperemos que no sea una estrategia para evitar “los ruidos” que por allí circulan, sino más bien la decisión de un poco creativo cornudo.