septiembre 24, 2024

¡MISERABLES!

 


Por: Carlos Arturo Gamboa Bobadilla

Docente Universidad del Tolima

Afiliado ASPU – Tolima

 

Puedes engañar a todas las personas una parte del tiempo y a algunas personas todo el tiempo, pero no puedes engañar a todas las personas todo el tiempo.

Abraham Lincoln


No encontré otra forma de titular esta columna, esa fue la palabra que retumbó varias veces en mi cabeza después de leer y releer la Carta de Renuncia motivada, irrevocable e inmediata que presenta (y hace pública el 19 de septiembre) Saray Moreno, hasta entonces secretaria de la Asociación Sindical de Profesores Universitarios (ASPU) de la Universidad del Tolima. En esas once (11) páginas se comprimen todo el dolor, la angustia y el desamparo a la que fue sometida esta joven mujer, cabeza de familia y madre soltera. 

 Conocí a Saray Moreno como estudiante del programa de Comunicación Social-Periodismo de la UT, fui testigo de su talento para la escritura y la música, en especial para el canto. Siempre se mostró proclive y sensible ante las causas sociales y ante la infamia social de la cual sería presa en carne propia. Después de muchos avatares que la obligaron a retornar a su querida Santa Isabel, regresó a Ibagué y obtuvo un empleo como Secretaria Administrativa de la Asociación Sindical. ¿Qué mejor lugar podría tener para curarse de las heridas machistas y continuar la forja de sus sueños?, podría uno pensar.

 Un sindicato de profesores universitarios debe ser un espacio en cuyo seno reposan altos valores para la defensa de la dignidad humana, valores que se derrumban de un sólo golpe al leer los improperios, vejámenes y argucias a la que fue sometida por una Junta Directiva indolente. Porque toca aclarar de entrada, se trata de una acción ejecutada (según las evidencias que aporta Saray) en gran medida por la presidenta actual, la profesora Clara Pradilla; pero con anuencia cómplice de los demás integrantes. No se trata acciones propias de los y las afiliados quienes desconocíamos de fondo estos atroces hechos, aunque en el ambiente rondaban sospechas que fueron rápidamente “desmentidas” por diferentes miembros de la Junta en Asambleas y conversaciones propias del chat de afiliados. Insisto: La complicidad o silencio cómplice de la Junta queda al descubierto cuando uno escudriña las múltiples pruebas aportadas por Saray en un archivo que hizo público en su cuenta X (Twitter). Pruebas que dan muestra de la felonía a la que estaba siendo sometida.

 No puedo dejar de imaginar la mano temblorosa de Saray escribiendo cada una de aquellas palabras, porque ellas evocan momentos de angustia, de zozobra, de ignominia vividos durante casi dos años. Creo que en este caso la infamia subió un escalón más. Saray denuncia acoso laboral, maltrato psicológico, amenaza de despido, acusaciones de traición, entre algunas otras que un lector juicioso, y con más conocimientos jurídicos que yo, podrá recabar.

 Hace unos de días la presidenta de la Junta Directiva de ASPU, Clara Pradilla, a propósito de los recientes hechos de violencia y agresión dentro del campus universitario, escribió esto en el chat de afiliados:


Hola grupo. Como presidente de esta asociación sindical rechazo enfáticamente la violencia física, simbólica, al patrimonio público, la mediática y la laboral. Ellas no contribuyen a la construcción de un diálogo constructivo ni a la resolución de conflictos en comunidad.

Un abrazo fraterno.


Hoy uno puede erigir estas líneas como monumento a la doble moral, pues de la lectura de los cientos de líneas que Saray nos entrega, es la profesora Pradilla la mayor responsable de los hechos denunciados. También, como afiliado y defensor del sindicalismo, expreso un dolor inevitable por las acciones que enlodan a ASPU-Tolima, un Sindicato con alta trayectoria en la defensa de la Universidad Pública, siempre respetuoso de la dignidad humana, incluso en los momentos de mayor crisis. Hoy su nombre también ha sido mancillado.

 Llamo a todos los conocidos y conocidas de Saray Moreno a construir un cinturón de solidaridad con ella y su hija; a la comunidad universitaria a blindar su ejercicio de denuncia; a la Universidad del Tolima, mediante sus órganos pertinentes a acoger a Saray Moreno y brindarle la protección, la asesoría y los apoyos necesarios para que su valentía sea ejemplo de que ya las cosas no son cómo antes, que una nueva cultura está en construcción y en ella no debe existir espacio para el acoso, el ultraje y la infamia.

 A los afiliados de ASPU – Tolima los convoco a llamar a cuentas a esta Junta Directiva, ellos deben renunciar, han traicionado los principios básicos del sindicalismo y del espíritu universitario.A los integrantes de ASPU Nacional, de quienes se colige por las pruebas que aporta Saray, conocían de este caso, deben actuar inmediatamente, el buen nombre de este gran colectivo nacional está en la picota pública. 

 A los perpetradores y cómplices de este terrible episodio sólo les puedo decir: ¡Miserables, mil veces miserables!

 Posdata 1:

Escribe Saray en uno de los apartes de su carta:


El 7 de junio del presente año, publiqué en mi red social privada de Facebook el siguiente mensaje: “Yo debo ser la única administrativa trabajando en estos momentos en la Universidad del Tolima porque mi empleador no me permite asistir a la Marcha Carnaval”. Este comentario fue capturado mediante un pantallazo y compartido por uno de los afiliados del sindicato en el grupo de WhatsApp de afiliados (Ver Anexo 12). La publicación generó malestar entre varios miembros del sindicato, especialmente en la profesora Clara Lucía Pradilla Torres, quien posteriormente envió un correo a ASPU Nacional solicitando la suspensión de mi contrato, alegando que la Junta Directiva había decidido no recomendar mi continuidad laboral. Además, se me acusó falsamente de compartir información confidencial de la junta directiva con personas externas, una afirmación que carece de cualquier fundamento o prueba…

 

Ese afiliado del cual habla Saray fui yo, Carlos Arturo Gamboa, quién con pantallazos de la publicación pedí explicaciones a la Junta. A cambio obtuve descalificaciones y señalamientos. El mismo Fiscal, profesor Alexander Rivillas escribió esto ese día:


Si tiene pruebas de acoso laborales en el sindicato debe exponerlas de inmediato, o deberá retractarse profesor. Acabo de mencionar que en mi calidad de fiscal de asputol revisaré los hechos, espero que usted tenga otros como pruebas. Pronto daré un informe.  

 

En ese mismo sentido, el profesore Ever Edrey, miembro de la Junta, acotó:


Doy fe de que se ha dado buen trato a todas las personas vinculadas desde ASPU Nacional como es el caso de la secretaria…

 

Con esos enunciados “concluyeron” que los pantallazos que yo envié no se correspondían con la verdad y que se constituían en una calumnia. Horas después la Junta Directiva emitió un comunicado en mi contra en donde calificaban mi actuar de tendencioso sólo por solicitar aclaración, aclaración que también pidieron otros afiliados. ¿Con estas irrefutables evidencias el profesor Ever Edrey seguirá dando fe de que esta ignominia no ocurrió? Casi cuatro (4) meses después el Fiscal sigue guardando silencio. Al parecer aún no ha visto nada, o se ha hecho el ciego, o la política del odio que ahora determina sus acciones lo han convertido en alguien que sólo ve la paja en el ojo ajeno e ignora la viga en su propio ojo. Mal que, al parecer, padecen todos los miembros de la Junta actual, todos ellos y ellas, profesores universitarios.

Posdata 2: Ver anexos en los links y las imágenes que aporto.

Posdata 3.¿Por qué tanto silencio? ¿Miedo, complicidad o cálculo político ? ¿Y los medios?