agosto 12, 2013

MAL-ESTAR DOCENTE EN LA UNIVERSIDAD DEL TOLIMA



Por: Carlos Arturo Gamboa B.

Ya hace un par de meses se abrió la mesa de negociación del Pliego de Peticiones de los docentes de la Universidad del Tolima. El Rector, Herman Muñoz, delegó una comisión y expresó su voluntad política de poder negociar un pliego que ayudara a consolidar la vida académica y aportara a la construcción de la excelencia académica. Los trabajos empezaron, pero como era de suponerse, cuando llegamos al tema de reivindicación laboral docente, las negociaciones empezaron a frenarse.

¿Por qué la Administración de la Universidad del Tolima no ha llegado a un acuerdo con la Asociación Sindical de Profesores. (ASPU) Seccional Tolima?  En primera instancia ASPU ha insistido en la necesidad de cambiar la lógica administrativista y dar un realce a la academia, para ello propone temas cruciales como:

Reconocimiento de los derechos de los catedráticos, para que ellos puedan ejercer la vida universitaria en igualdad de condiciones, elegir ser elegidos, ser respetados y acceder al trabajo dignamente. (Existen varias Sentencias de la Corte que la Universidad del Tolima no acata)

Reconocimiento del trabajo de los mal llamados catedráticos, en el caso de aquellos docentes que tiene una “dedicación casi exclusiva” (hasta 20 horas de cátedra semanal) con la Universidad del Tolima y deberían ser contratados mínimo a 11.5 meses.

Actualización salarial de los docentes de planta, reflejada en un aumento de 15 puntos, equivalentes a la pérdida de poder adquisitivo por el aumento del IPC. Esto hace justicia con los salarios precarizados del personal profesoral.

Reconocimiento de pago a docentes catedráticos de tiempo para participación en Comités Curriculares, horas de dedicación en investigación, proyectos de interacción social, administración del currículo y demás labores académicas por las cuales no recibe ningún beneficio económico. En el caso del IDEAD, todos los Comités Curriculares están conformado por tutores que no reciben carga académica por su trabajo.

Estos y otros aspectos son cruciales para la Asociación Sindical de Profesores de la Universidad del Tolima, por lo cual considera que si la Administración, en cabeza del rector, verdaderamente quieren darle un cambio de ruta a ese enfoque administrativista, deberían destinar esfuerzos, políticas y presupuesto para darle solución a este malestar de cerca 250 docentes de planta y 1.500 docentes mal llamados catedráticos que equivalen, estos últimos, a más del 85% de quienes forman los jóvenes del Tolima. Caso contrario, si la negativa persiste, no será sino una muestra más de que los discursos de calidad y excelencia son trampas discursivas para continuar ahondando en la ejecución de un proyecto de universidad basado en la burocracia administrativa, (la cual sigue en aumento y tiene respaldo presupuestal) lo cual consolida la “puesticocracia” que fue instituida desde los tiempo del ex rector Rivera Bulla y cuyas raíces amenazan en convertir la Universidad del Tolima en el mayor fortín politiquero de la región. Es hora de que la Administración se dedique a ordenar la casa y no dilapide sus esfuerzos en la “campaña permanente” que ha emprendido, porque no pueden sacrificar la única universidad pública del departamento por esa ansiedad de reelección que no los deja dormir (ni gobernar).