junio 25, 2019

UT HOY: MENTIRAS Y VERDADES


Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Docente IDEAD –UT

La mentira es una de las áreas de trabajo más explotadas en el mundo actual. Mentir genera buenos réditos políticos en una sociedad inmediatista, incapaz de verificar la información y dispuesta a indignarse desde sus cómodos sofás. Se miente en todos lados y en un espacio como la universidad pública, en donde debiera primar más los hechos que las especulaciones, no es ajeno este actuar.
Por estos días se han vuelto a revivir viejos debates en la Universidad del Tolima, y con asombro podemos comprobar que muchas de las opiniones que circulan y que se vuelven verdades, sin el tamiz de la verificación, son mentiras adobadas; mentiras que muchos levantan como bandera de lucha y que en poco benefician a la construcción de un sujeto universitario que debiera ser ejemplo de rigor en una sociedad cada vez más sumida en mentiras.
Un ejemplo reciente de ello es la interpretación de un informe técnico de la Procuraría que ha circulado, basados en el cual se afirma que en la Universidad del Tolima nunca hubo crisis financiera, que no hay déficit y que la administración actual esconde las cifras y tiene el dinero guardado en las cuentas. Nada más lejano de la verdad. La universidad del Tolima, al ser pública arrastra un déficit histórico, pero además durante los años 2012 a 2016, soportó una pésima administración interna que la condujo casi al cierre.
¿Acaso olvidaron los docentes, los trabajadores y administrativos los años en que duramos sin sueldos al día? ¿Los sindicatos que promueven esta desinformación olvidaron que junto a ellos debimos oponernos a la intervención del Ministerio de Educación Nacional y su letal aplicación de la Ley 550? ¿Olvida la comunidad universitaria y la ciudadanía que en ese entonces se truncaron proyectos como el Hospital Veterinario, la subestación eléctrica y la supuesta construcción de un bloque de aulas? ¿Olvidaron los profesores de planta que se cancelaron los viajes de participaciones académicas, las comisiones académicas, el pago de quinquenios y otros derechos? ¿Olvidamos los derroches en fiestas de egresados, compra de helados y gastos suntuosos que fueron noticia nacional para vergüenza de nuestra Alma mater?
Pertenezco a los que no olvidan. La crisis existió y sus secuelas aún atenazan la Universidad del Tolima. No olvido por comodidad como lo han hecho otros, muchos de los culpables caminan por el campus sin ningún asomo de vergüenza y no contentos con eso promueven las mentiras para desinformar. Muchos de ellos hoy quieren enarbolar banderas hipócritas de lucha contra una administración que sin ser perfecta, si ha logrado sacar a flote nuestra Universidad, pero que si nos descuidamos podemos volver al pasado, por eso debemos ser capaces de mirarnos a la cara y decirnos unas cuantas verdades.
Es verdad que el gobierno de Duque le hace el quite a los acuerdos que se lograron en la movilización del 2018, es verdad que han llegado unos pocos dineros por motivo del 3.5 % de aumento ganando en la movilización y que deben invertirse de acuerdo con las disposiciones nacionales. Cerca de 2.400 millones que sin ser suficientes ingresan para ayudar a aliviar los rotos que dejó la crisis interna y nacional en nuestras finanzas.
Es verdad que estamos en una larga reforma de estatutos, de los cuales el único que ha avanzado de manera real es el Estatuto General, proceso en el cual han tenido participación muchos actores, y quienes dicen lo contrario desconocen hasta su propia participación. Algunos creen y hacen creer a los demás que no hay participación porque desean que las cosas sigan como están, porque esa vieja universidad llena de baches normativos les es benéfica a sus intereses de grupos o a sus apuestas individuales.
Es verdad que el Estatuto Profesoral va en un lento proceso, y ya casi completamos 3 años desde que la Asamblea de Profesores decidió la actualización de esta normatividad, sin que hasta hoy tengamos un documento definitivo. Es que construir conjuntamente es un reto, más en una comunidad fragmentada y mediada por mil mentiras. Es verdad que muchos docentes viven cómodos con sus “gabelas” y no desean modernizar la UT, y es verdad que una mayoría de docentes desean apostarle por una universidad a la altura del siglo XXI, esa es la pugna.
Es verdad que la Universidad del Tolima tiene una de las mayores poblaciones de catedráticos a nivel nacional, y que falta avanzar mucho en el tema de formalización laboral, por ello no se puede caer en la discriminación política de este amplio sector, al contrario se debe sumar a una lucha que se une cuando todos seamos capaces de entender que la prevalencia de la Universidad Pública está por encima de los intereses particulares.
Es verdad que el Estatuto Estudiantil necesita ser reformado, vivimos con disposiciones de los años noventa, algo inaudito más de treinta años después de la versión vigente; las normas están escritas para que podamos tramitar las diferencias institucionales y esto no se logra cuando el papel se quedó estancado en el tiempo.
Es mentira que se esté haciendo un Estatuto Estudiantil a espaldas de los estudiantes, solo hay un ejercicio de introducción a este proceso, que por demás aún carece de la fuerza reformadora que se requiere, porque también hay muchos intereses de por medio. Lo cierto es que la comunidad estudiantil debe encontrar un camino para ese ejercicio propio de su autonomía como el sector más vital de la universidad.
Por eso, en un panorama de posverdades, de verdades a medias, de noticias falsas, es deber de los sujetos universitarios buscar la fuente, constatar lo datos, no comer entero. Hay muchos intereses entre los sectores universitarios, muchos de ellos buscan defender la Universidad como institución vital para la sociedad, otros solo la usan como trampolín.
Es verdad que la dirección de la Universidad del Tolima ha presentado varios informes del estado actual de la Universidad, informes que han obviado quienes desean desinformar. No obstante, le falta dar a conocer, con mayor ahínco sus políticas, sus cifras, los avances y los retrocesos, solo de esa manera se puede combatir la desinformación constante. No estamos en el mejor de los mundos, pero tampoco seguimos atrapados en el cuarto oscuro de la sin salida que hace años padecimos y que hoy intentan negar los mismo creadores de una crisis que supuestamente nunca existió.