octubre 31, 2016

TRANSCURRIR UT (Octubre 31- 2016)

Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Docente UT
1.
Celebramos que las brujas siguen vivas sin entender por qué querían quemarlas. Olvidamos que la iglesia condenó sus cuerpos a la hoguera porque se salieron de la horma de su doctrina. Y en la Universidad del Tolima la edad media sigue vigente, con todo y dogmas, con todo y oscurantismo, no parece una academia, parece un monasterio. Lo que alumbra, que debe ser el conocimiento, se apaga tristemente ante el embate continuo de los monjes del poder.
2.
Hablar de Universidad del Tolima y crisis parece un pleonasmo. Pero hay que entender que no se derrota una tradición de clientelismo y corrupción con solo buenas voluntades. La pelea es larga, el compromiso debe ser cotidiano y las voluntades férreas. Quienes de verdad deseamos “otra universidad”, peleamos y nos aferramos a la idea de que es posible. Muchos pelean por ser parte del grupo de poder que gobierna, otros pelean por un lugar en el organigrama, otros pelean porque se sienten huérfanos de poder, pero el verdadero sentido debe estar ubicado en la necesidad de hacer de la Universidad del Tolima un centro del saber, a la altura del tiempo y sus retos.
3.
Mientras giren a las cuentas bancarias de los empleados y docentes, las aguas siguen quietas. Los rumores van y vienen, pero para la mayoría la palabra crisis tiene una relación semántica directa con nómina. Muchos se tranzan con monedas o usan sus disfraces para obtener los dulces que siempre reparte, en sus primeros días, el poder de turno. No hay peor escenario para una institución pública que saberse prisionera de una tradición mediocre y mezquina que considera que todo es “comprable”. Mantener las vestiduras limpias es la mejor carta de presentación de quien reclama coherencia, y por el campus caminan muchos “luchadores” impregnados del tufo del poder de esta administración de Omar Mejía, de la Herman Muñoz, la de Villarraga y hasta la de Rivera Bulla, el pasado está ahí para recordarlo. Muchos gritan, no por un proyecto de universidad digno, sino porque perdieron esos privilegios que otorga la universidad del amiguismo, el clientelismo, el nepotismo y otros ismos, practicado siempre por los mismos: Por este gobernador y el anterior, la diferencia es el color, no el proceder.
4.
La Universidad del Tolima no debe estar habitada por ángeles, sino por humanos éticos, no queremos disfraces con alas blancas cubriendo cuerpos demoniacos. No nos llamemos a engaños, muchos quienes hoy ven el desastre, la hecatombe y otros males (que son reales), hace dos meses veían solo tranquilos paraísos, es que el opio de los contratos, las prebendas, los amiguismo y las repartijas, crean visiones pertinentes y obligan a la lengua a callar.
5.
Quienes deseamos otra universidad estaremos siempre dispuestos a su construcción, desde nuestros discursos y desde nuestras acciones. Se pelea también dando ejemplo. Ahí nos encontramos, con honestidad y desprendimiento por salvaguardar lo público, ese último bastión de lo que quizás podemos defender como común, pero que hace rato está en manos de las élites y sus apetitos. Pero dejen de usar mascaritas de Halloween, desnuden sus intereses, no intenten santificar demonios burocráticos con el cuento de que el pasado fue mejor. La UT aún tiene posibilidades de ser una institución pública ejemplar, pero eso no se construye de la noche a la mañana, la pelea es larga, de frente y con honestidad. Si no es así, usted no busca salvar la universidad, busca es salvarse, aferrarse a su puestico, conservar el de su pariente o continuar con sus gabelas. Entonces mejor siga con su mascarita, alguien siempre te ofrecerá un dulce si cantas lo que se te pide cantar.