febrero 01, 2014

MAR-TIRIO



Playa de Bocagrande, de lejitos...

Por: Carlos Arturo Gamboa

A unos pocos metros de la playa empiezas a sentir el tropel del viento que se mete en cualquier orificio, levanta faldas, desenrolla sueños y opaca la calurosa tarde. El sol azota la arena y a lo lejos un rumor de aguas encumbra olas que construyen el continuo vaivén del mar. Unos pasos más y el ancho espacio se abre ante la mirada. La arena anuncia que los pies están en el mundo que sanaba el alma de Maqrol el Gaviero.

De repente una bullaranga de voces rompe las posibilidades de ahondar en el panorama. De un espacio misterioso en donde muchos cuerpos se debaten, surge el compás de lo inesperado. Salen quizás de la capa delgada de la arena, detrás de las flacuchentas palmitas que agonizan bajo el latigazo de los rayos solares o de la nada. No más has penetrado ese mundo en donde quieres descubrir las huellas de antiguos piratas y solo puede empezar a flotar en la sordina:

Señor, señor, le hacemos el masajito en los pies, collares coralinos, le tenemos el escapulario bendecido, a la orden la cerveza fría, cigarrillos, cigarrillos, ostras, la mejores ostras, mira si quieres un tour…, obleas, obleas, usted tiene cara de gringo le tengo las mejores mujeres para que…, oiga mire, paticas de cangrejo, baraticas, pero eso si esta noche no puede dormir bocabajo, ¿al señor le provoca una serenata?, a ver cuál cantamos, ….qué dice tu mirada, qué cosa extraña…, anímese, el coco loco, mira pa que se ponga bacano, camarones, camarones frescos, se hacen tatuajes transitorios, arepa e huevo, señor, cuántas…mira la fotico de recuerdo, si quiere almorzar acá en la casetica tenemos lo mejor del mar, pulseras, mira señó hágase las trencitas a usted le lucen, se la hacemos como las de Rodallegas….

Y en medio del sol que ya no se siente tan acogedor y después de haber recorrido apenas unos cincuenta metros de playa, te das cuentas que este es el lugar menos apropiado para descansar, batirse en la arena o simplemente tomar el sol. Caminas rápido, quieres cruzar la calle e internarte en esa curvatura de cemento y de enormes hoteles que observan la distancia, petrificados en un tiempo que no existe. Ya no podrás conversar con el rumor del agua, ni con las voces de antiguos piratas devorados por la espuma marina, ahora solo debes escapar raudo porque las playas de Bocagrande en Cartagena son el lugar del mundo en donde habitan más vendedores por metro cuadrado.

Cartagena, febrero 1 de 2014. (Después de un corto paseo por Bocagrande)

enero 27, 2014

TRANSCURRIR UT (Enero 28 de 2014)

Por: Carlos Arturo Gamboa B.
1.
No más empieza el año académico en la Universidad del Tolima y las contradicciones afloran. Ya quisiera uno iniciar dando buenas noticias, pero parece ser que los administradores de turno (quienes ya olvidaron que están de turno), no descansaron en vacaciones, sino que se dedicaron a “idear” formas de mal-gobernar lo público. ¿Es acaso una acción democrática y/o justa subir las tarifas de matrículas de pregrado? La mayoría de los estudiantes que acceden a las modalidades presencial y distancia provienen de estratos bajos, son hijos de empleados (cuando les va bien) que devengan un salario mínimo y todos sabemos (parece que los de la administración NO), que un mísero salario mínimo no alcanza para proyectar los sueños académicos de los hijos. Con este proceder lo que se logra es que las clases menos favorecidas pierdan sus cupos. ¿Por qué no reclamamos la deuda total de la gobernación y al contrario reducimos el valor de las matrículas? ¿Por qué tanta inversión en burocracia y cemento y poca en academia? ¡Ah, verdad que estamos en épocas pre-electorales!
2.
¿Qué está pasando en la Maestría en educación que oferta la Universidad del Tolima? Ya son muchas las denuncias recibidas. Los afectados afirman que les están negando un descuento por ser funcionarios y docentes catedráticos de la Universidad del Tolima con la argumentación de que no “somos una empresa”; según el Acuerdo 0041 de 2007, y que ratifica el concepto jurídico de Alfonso Andrés Covaleda quien asegura que “…hacer extensivo este descuento para usuarios internos de la Universidad del Tolima, es decir, docentes o empleados administrativos, desnaturaliza y desconoce la real motivación que originó su aprobación”. La verdad considero que lo que realmente está aquí desnaturalizado es la misión de la universidad pública y el desconocimiento de los derechos que como estudiantes ya fueron adquiridos. No se puede hacer extensiva la privatización de la educación, así para el asesor los estudiantes no sean sujetos universitarios, sino “usuarios”.
Como si fuera poco, el señor decano de la Facultad de Educación y el Director de la Maestría, ahora quieren hacer extensivo este concepto, el cual fue inicialmente planteado para la Maestría en Ciencias Agroalimentarias, y así vulnerar el derecho que adquirieron los estudiantes cuando se matricularon, porque la publicidad con la que “vendieron” la maestría así lo enunciaba. ¿Estamos acaso frente a un típico caso de publicidad engañosa?
Aparte de estos inconvenientes, las quejas sobre la “calidad” de esta maestría siguen en aumento. Pocas sesiones de trabajo para un nivel de maestría, obligatoriedad a adquirir los textos de los profesores que imparten los cursos y que solo ellos venden, falta de cualificación de quienes imparten las líneas de investigación, e incluso, han denunciado los estudiantes, que algunos docentes “ponen a leer copias en horas de clase” ¿Pagaría usted señor “usuario” una matrícula cercana a los 4 millones semestrales por ir a leer al salón?
¿Qué está pasando con la Maestría en Educación y en dónde anda el señor vicerrector académico que no se apersona de las políticas de posgrado en la Universidad del Tolima?
3.
¿Qué ha pasado con el pliego de peticiones de los docentes firmado entre la Asociación Sindical de Profesores -ASPU Tolima- y la administración de José Herman Muñoz? Poco o nada. Después de que la administración se comprometiera a realizar transformaciones en beneficio de la deteriorada clase laboral, archivó el documento y hasta el momento (tres meses después) no ha cumplido un ápice. En reunión sostenida recientemente la administración se comprometió (lo cual, por los antecedentes, no es garantía) a realizar un taller de avances del pliego para el 4 de febrero. Sospecho de antemano que llegarán con evasivas, así como lo han hecho con los otros pliegos de los sindicatos de trabajadores. Ante esta falta de seriedad será el profesorado de planta y catedráticos quienes nos movilicemos para hacer valer nuestros derechos, en conjunto con empleados y estudiantes. ¿Será que solo mediante medidas de hecho es posible reclamar los derechos a un trabajo y un salario digno en la Universidad del Tolima?