septiembre 18, 2012

“DEBATE” SIN CONTROVERSIA Y CON OLVIDO


Por: Carlos Arturo Gamboa
El debate requiere controversia, y si el debate lo ubicamos en un escenario como la Universidad Pública, esa controversia, basada en la argumentación de ideas y propuestas debe resultar potenciado. Pensando  en ello, la presentación de las candidaturas a rector de la Universidad del Tolima, que se realizó el día 18 de septiembre en horas de la mañana, apenas fue un esbozo de ideas en cierne, muy alejadas del pensamiento, debate y saber que deben estructurar el ethos de la Universidad Pública.
Los candidatos, Félix Ramón Triana, Fernando Cardozo, Carlos Antonio Rivera y José Herman Muñoz, jamás debatieron, si acaso expusieron un plan de trabajo, más bien esotérico, sobre lo que sería la universidad bajo sus mandatos. Triana, Cardozo y Rivera delinean la Universidad desde un enfoque administrativista, de eficiencia y eficacia, de indicadores de gestión; Muñoz lo hace con una pequeña variante asumiendo un enfoque social; pero los cuatro se mueven mansamente dentro de la lógica imperante del mercado trasnacional de la educación; por eso “no debaten” cuando hablan de posgrados, revistas indexadas, investigación, calidad, cobertura, etc…, todos parecen amamantados por las políticas de la Ministra de Educación, mujer obediente de los mandatos del mercado.
Cuando se asume el Conceptus como escenario para la argumentación, se deben precisar los mismos; porque la calidad pensada en términos educativos es para el sistema imperante su slogan, la marca de una educación superior pensada en competencias, escasa de formación humana y servil al mercado, y si los candidatos hablan de calidad, entonces, ¿de qué calidad hablan? ¿De esa? ¿Olvidan acaso los aspirantes que la Universidad es un centro de enseñanza de lo superior para lo superior, de pensamiento crítico, de la disputa de la hegemonía del saber? Dan ganas de recomendarles algunas lecturas a todos estos candidatos que, provenientes de la “ciencias duras”, al parecer desconocen el debate (ese si debate) sobre la condición de la Universidad: Derrida, Porter, Boaventura de Sousa, Gutiérrez Girardot, para empezar. Eso si, no los evaluaremos por competencias, sino por compromiso.
Lo mismos sucede frente a conceptos como proyección social, cobertura, academia, bienestar, reforma educativa, educación pos-graduada, investigación, inversión, etc., llegando el público a creer, que como en otrora, estamos ante cuatro candidatos distintos y un sólo programa verdadero: obediencia ciega a la política nacional, que a su vez obedece a la trasnacional, que a su vez obedece a la universidad diseñada desde los apartamentos luminosos de los multimillonarios que habitan cerca del cielo. ¿Son acaso estos candidatos clonaciones del mercado pero con distintos rostros?
En temas como la modalidad a distancia el desconocimiento es proporcional a su cobertura. El proyecto académico (¿?) más grande de la Universidad del Tolima (cerca de 1000 catedráticos y 38 mil estudiantes), apenas les merecen breves líneas, argumentadas en que “hay que revisar el modelo”, lo cual no es suficiente para un proyecto que próximamente cumplirá 30 años de proceso y ante el cual todos los rectores que han pasado se han quedado en el mismo lugar de enunciación: “Hay que revisar el modelo”.
Frente al compromiso social y la defensa de la vida, principios fundamentales de la Cosa Pública, Herman, Rivera y Cardozo, se declaran “en desacuerdo” con la explotación de la Colosa y otros proyectos que atentan contra la vida, la naturaleza y el equilibrio humano; y Triana asume “que eso” debe consultarse para tomar una decisión. Pero surge la pregunta, ¿podrán resistir estos candidatos necesitados de recursos, inversión, programas e indicadores, a los encantos de la minería a cielo abierto y sus “bondadosas” inversiones? Recordemos que el actual Gobernador se declaro en contra de La Colosa cuando andaba en campaña, y ahora le hace escarceos a la megaminería.
También hablaron (no debatieron) sobre paz, pos-conflicto, desarrollo regional, currículo, y drogas. En este último tema se nota que ni siquiera están leyendo el contexto nacional, pues Cardozo afirma que “los consumidores son enfermos”, Rivera propone “estudiar el consumo”, incluso de bebidas alcohólicas, Triana sigue el discurso agregando prevención y Muñoz plantea esto como un problema nacional. Nadie propone nada osado, más aún todos afirman que es un problema de estudiantes, ignoran el consumo de funcionarios y docentes, de vecinos del sector, de padres de familia; ignoran (o quieren hacerlo) que las drogas no son un “problema de jóvenes universitarios”, que hace rato las drogas se metieron por las narices de este país.
De lo que no hablaron fue de temas tan cruciales como democracia universitaria, situación de vulnerabilidad de  catedráticos, proyecto cultural, polarización de los actores de la comunidad, corrupción, malversación de fondos, tráfico de influencias, politiquería, a-politismo institucional, bienestar real e idea de Universidad Pública, entre otros. Estos temas, que son el “pan de cada día”, son obviados quizás porque allí si se generaría el verdadero debate y por lo tanto la controversia.
 Al final, la anécdota del candidato Cardozo expulsado de un aula y defendiéndose con una correa, es la imagen que nos queda a los pocos que finalizamos en el auditorio, y más allá de las mofas que esto produce, develan el verdadero estado en que se encuentra sumida la Universidad del Tolima, en donde cada cual defiende su fortín, sus pequeñas ideas, sus proyectos personales, sus aspiraciones politiqueras, su deseo de “un puestico”, su anhelo de migajas de poder, su pobre idea de Universidad, su acomodamiento y su apatía al debate verdadero; porque en momentos como estos, como diría Gabo: “Los recuerdos verdaderos parecían fantasmas, mientras los falsos eran tan convincentes que sustituían a la realidad.” Esa es la verdadera encrucijada de la Universidad del Tolima, aquí casi TODOS parecen haber olvidado TODO, incluso hasta qué es un debate.