octubre 16, 2017

RÁPIDOS, FURIOSOS E IRRESPONSABLES

Por: Carlos Arturo Gamboa B.

El lunes festivo 16 de octubre, en el trayecto Bogotá-Ibagué, los conductores del bus de la empresa Fronteras No 7565, con placas WFL 660, y el microbús Vans No 17045, adscrito a Velotax, con placas SMR 074, protagonizaron una escena no extraña a la cotidianidad de quienes hacemos uso constante de estos servicios de transporte terrestre. El chofer del bus cerró peligrosamente a la Vans, que de no ser por la pericia del conductor y gracias a los escasos centímetros que separaron los dos vehículos, quizás esta nota fuera necrológica. Eran cerca de las 8:30 PM. Descendíamos hacia Melgar.
El conductor del bus de Fronteras siguió ruado, como si nada hubiese pasado. El conductor de la Velotax, en vez de parar y tranquilizarse, emprendió una furiosa persecución, haciendo caso omiso a los pasajeros quienes le pedíamos calma. Durante unos 3 kilómetros asistimos atónitos a una escena propia de Hollywood, pero sin dobles. Varias veces los dos vehículos se emparejaron en el camino y temimos lo peor. Al final la Vans logró superar el bus, los conductores descendieron para constatar un leve raspón de un espejo, magulladura que por unos minutos fue más importante que la vida de 19 pasajeros de la Vans y un conductor enfurecido por la adrenalina de las carreteras.
Todo pudo haber quedado en el anecdotario de mis viajes terrestres, pero luego recordé que este tipo de imprudencia no siempre termina en anécdotas, a veces cobra vidas y genera indignaciones, dolor y lágrimas.  Por eso decidí preguntar en esta nota: ¿Quién regula el transporte público terrestre? Pareciera que nadie, porque a este tipo de imprudencias no documentadas, se le deben sumar otro tipo de anomalías como el mal servicio ¿cuántas veces les han cobrado una “ruta que va directa a su destino”, pero luego paran en todo lados a recoger pasajeros? ¿Cuántas veces los pasajeros deben sufrir por puestos en mal estado, ausencia de aire acondicionado, conductores acelerados para quienes el límite de 80 k/h no existe? ¿Quiénes regulan los precios? En temporadas altas las tarifas se disparan sin que nadie entienda la razón de tal abuso. Y así mil absurdos más que los pasajeros suelen aceptar con estoicismo y que rara vez reportan a las empresas porque la prisa del viaje no lo permite.
Espero que esta nota sirva de algo, al menos de desahogo personal. Eso sí, si los conductores protagonistas de este mal momento se enteran, ojalá entiendan que por este tipo de escenas no premian en los Oscar y que a ustedes, así sean irresponsables, también los esperan en sus casas.