octubre 19, 2010

LA CERCA DEL CONOCIMIENTO


Por: Carlos Arturo Gamboa

¿Hasta dónde es posible desplazar las barreras del conocimiento? Se ha hecho popular entre la cultura académica que para que un trabajo de investigación tenga validez, sobre todo en el campo de los doctorados, “debe correr un milímetro la barrera del conocimiento”; dicho enunciado, que algunos dan por válido, no deja de ser una forma más de simulación a la que se ha sometido el mundo académico. Llenaré de otras preguntas esta conjetura ¿En dónde están los límites del conocimiento?, si es que esa frontera existe. ¿Quién o quiénes determinan cuál o cuáles conocimientos son válidos?

Hacer tesis banales. Citar sin fundamentos. Emular conocimientos y aparentar saber son las nuevas doctrinas académicas en boga. La trivialización del saber es su mayor apogeo confunde cartones con saberes. El conocimiento de algo no implica hoy la disertación de los mecanismos que hacen que se “algo” funcione, sólo hace falta “de-mostrar”, ojalá por medio de un lenguaje turbio, que se tiene algún tipo de relación con el objeto o el fenómeno enunciado. No se trata entonces de atrever-se a formular nuevos caminos teóricos, o miradas diferentes sobre “lo estudiado”, sino simplemente recitar una serie de autores que a su vez han citado a otra serie de autores (que si han estudiado las cosas y los fenómenos), para poder de esa manera convertir la “ignorancia” en una verdad. Las revistas indexadas, la nos indexadas, los libros universitarios, los reportes de investigación y hasta la literatura misma, se han convertido en mediaciones propicias para la flexibilización (y hasta el desprecio) del saber. Algunos académicos se jactan de navegar en las epistemes de la multidisciplinariedad sólo porque mezclan citas de diferentes disciplinas. Ya a casi nadie le interesa tener voluntad de saber, sólo preocupa que el seudo-saber quepa en los recipientes dispuestos para su aval. Al ritmo que vamos pronto los diplomas universitarios tendrán marcas a pie de página, en donde se cita la fuente, para evitar el plagio de la mediocridad.

Quizás por eso, hace algunos días viene rondando una leyenda universitaria que cuenta que cierta vez el rector de una universidad pública de provincia encontró a un docente merodeando en los linderos del campus, se acercó muy curioso al profesor, (es muy extraño encontrar profesores en el campus y más trabajando) El docente tenía entre sus manos un barretón.

- ¿Qué hace profesor? – Preguntó alertado el rector.
- Aquí corriendo la cerca, del conocimiento, enfatizó el profesor
- NO, exclamó el rector, deje eso así, yo no quiero problemas con los vecinos. Luego se marchó dejando al docente sumido en cavilaciones.
- Aunque si quiere correr la cerca –dijo el rector mientras se alejaba- córrala hacia adentro.