julio 23, 2017

EL CICLISMO OTRA VEZ

Nairo, Urán, Pantano, Atapuma, Chaves, Henao y Betancur finalizando el Tour de Francia 2017

Por: Carlos Arturo Gamboa B.

Difícil buscar entre los anaqueles de la historia de las alegrías colombianas y no encontrar allí el ciclismo. Aunque ha estado supeditado a los vaivenes bipolares de muchos aficionados, siempre cuenta con una base sólida de verdaderos mecenas de provincia, por eso el ciclismo en Colombia es, sin lugar a dudas, el deporte nacional, el del pueblo.
Ser ciclista en Colombia no es nada fácil, las academias no abundan, las escuelas de formación son más bien agrupaciones de padres testarudos y ciclistas retirados que ponen todo su empeño en construir un espacio para los cientos de niños y jóvenes que sueñan cabalgar en las montañas del mundo. Los patrocinadores van y vienen, sobre todo se van cuando los resultados no son los esperados, como se van los medios escritos, radiales y televisivos; excepto, en este caso también, ese grupo de verdaderos amantes del ciclismo que de manera casi estoica han permanecido trayendo noticias de los sufrimientos de estos corajudos colombianos desde cualquier carretera del mundo en donde se inscriban.
Una muestra de la escasa importancia que se le otorga al ciclismo se evidencia en la Vuelta a Colombia, la cual es apenas un remedo de la calidad del ciclismo que exponen los nuestros por el planeta. Carreras con menos años de tradición como el Tour de San Luis, en Argentina, está mejor posicionada que nuestra Vuelta cuya primera edición se corrió en 1951. Además, muchos solo esperan que los ciclistas desfallezcan para catalogarlos de cobardes, acomodados o poco profesionales. El ejemplo más reciente son los desacomedidos adjetivos en contra de Nairo, aun siendo subcampeón en Giro de Italia.
Por eso en estos días, cuando al calor fulgurante de la mejor carrera del mundo, las noticias del coraje, la lucha y los triunfos de nuestros corredores se vuelven a tomar las pantallas, los periódicos y, ahora, las redes sociales; vale la pena recordar que es urgente corresponder a esas alegrías desde los patrocinios, el fortalecimiento de las ligas de ciclismo y la inversión. Y si se necesitan cifras para atraer financiadores, las siguientes pueden ser bien reveladoras: En las últimas cinco grandes vueltas de ciclismo en carretera, Colombia ha obtenido seis escalones en el podio (efectividad del 40%, el mejor por países en los últimos años), eso sin contar otras de las modalidades ciclísticas como el bicicrós y el ciclo montañismo, que aportan triunfos en todos sus niveles.
Pensando en esto celebremos una vez más, hoy domingo 23 de julio de 2017, porque otro ciclista colombiano se paró en el podio del Tour de Francia. Otro ciclista que tuvo que salir del país en busca de oportunidades, otro ciclista que a pesar de vivir muchos años en Europa sigue aferrado a esta tierra de tantas contradicciones y alegrías. Hoy fue Rigoberto Urán, antes fue Nairo y Esteban y cientos de corajudos que, como dice Carlos Vives, en su tema “El orgullo de mi patria”:
No se queda en su cama se le notan las ganas
y aunque no ha amanecido muy tempranita sale a entrenar
es un noble guerrero, un halcón montañero
que sube ligero y en las montañas suele reinar.