noviembre 12, 2025

Sede sur de la Universidad del Tolima: tradición y nuevos retos

 


Por: Carlos Arturo Gamboa B.

Docente Universidad del Tolima

"Hace años se venía gestando un sueño, el de abrir la Universidad del Tolima a las regiones", dijo alguien en medios a propósito de la noticia de la reactivación del plan de apertura de la sede sur. La grata noticia engalana el cumpleaños número ochenta de la Universidad del Tolima.

No obstante, toca recordar que hace más de 40 años la Universidad del Tolima tiene ascendencia en varias de nuestras regiones. Especialmente a través del Instituto de Educación a Distancia (IDEAD), cuya presencia ha sido histórica en casi todos los municipios del departamento del Tolima, y muchos más de Colombia.

Siendo así, la apertura de la licitación para la construcción de la sede sur de la Universidad del Tolima se instala en una tradición que desde los años setenta, con el plan de extramuros, se ha interiorizado en el ADN del principal claustro académico de educación superior del Tolima: ir a las regiones con propuestas de formación superior. No más basta recordar que el actual plan de gestión del Instituto se titula “IDEAD en los territorios”.

Por citar algunas de las zonas de impacto de esta nueva apuesta, hay que recordar que en Chaparral (1987), Rioblanco (1989) y Planadas (1995) se han ofertado programas de formación superior hace más de tres décadas, lo cual es tierra abonada para esta nueva fase en la que no solamente se podrán llevar programas en la modalidad a distancia, virtuales u oferta de Educación Continuada, como lo ha venido haciendo el IDEAD, sino que además se podrán aperturar programas bajo la modalidad presencial. En esto último es donde está el gran avance de tener una sede propia en el sur (Chaparral), así como se proyecta una sede en el norte (Marquita).

Esta nueva ruta de impacto beneficiará en gran medida la cobertura de educación superior en el Tolima y debe marcar un hito en la transformación de las prácticas de una universidad regional que hace rato dejó de serlo y que, por su presencia en el país, presenta las condiciones e impactos de un claustro del orden nacional. De seguro a esta nueva sede llegarán estudiantes de muchas otras regiones, como ocurre actualmente en los programas ofertados en la sede presencial de Ibagué, porque en este momento la educación y sus múltiples modalidades han borrado las fronteras territoriales y, paradójicamente, es cuando más debemos hacer presencia en las regiones.

Aspectos como la gestión docente y administrativa agrupadas en el campus de Santa Helena o los programas de investigación localizados deberán ser replanteados, rompiendo la lógica centralizada en la ciudad capital, lo cual hasta ahora ha primado en la visión directiva de privilegiar el centro sobre las periferias. Es necesario replantear esa visión para avanzar en la consolidación de un Alma Mater que en su totalidad hable, construya y piense desde las regiones, papel que le había sido delegado, a regañadientes y muchas veces sin los soportes adecuados, al Instituto de Educación a Distancia.

Si tanto la sede sur como la sede norte se consolidan en el corto plazo, deben acompañarse de nuevos programas, enfocados en las líneas de desarrollo de futuro, con formación tecnológica y posgradual de alto impacto. Ampliar el eje de acción implica ensanchar la visión institucional. Vienen muchos desafíos, retos que necesariamente deben oxigenar la octogenaria universidad que se ha visto beneficiada por los impactos de las políticas educativas del gobierno nacional actual y las exigencias de un tiempo cambiante.

Será bebiendo de la tradición y evaluando el presente que las nuevas sedes de la Universidad del Tolima consolidarán el futuro de un Tolima más abierto y presto a la formación superior. Esto se hará con programas pertinentes, calidad en contexto y escenarios de equidad para la construcción del conocimiento y la recuperación de los saberes de nuestros territorios, que deben coadyuvar a la solución de sus múltiples problemáticas.

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