julio 03, 2016

LAS SALIDAS DE LA UNIVERSIDAD DEL TOLIMA

Por: Carlos Arturo Gambo Bobadilla
En la Universidad del Tolima se ha interiorizado, como en el país, la idea de que quien crítica a la Administración, es un “enemigo” de la Institución. Con ese artilugio se terminan protegiendo los malos gobiernos y se veta toda posibilidad de trasformación, porque para las mayorías es mejor que las Instituciones sigan en su estado de postración al clientelismo y la politiquería, porque muchos están allí producto de esos fenómenos.
Para el caso de la Universidad del Tolima hay múltiples salidas, pero todas implican una transformación, y ahí está el punto de la discusión. Muchos aun, ingenua o sagazmente, creen que la UT podrá seguir su rumbo sin reformarse, lo cual es imposible. Hoy la universidad de los tolimenses se ve abocada a convertirse en una Institución que sea ejemplo del cuidado de lo público, moderna, eficiente y meritocrática; existen varias formas de hacerlo:
Renuncia del rector actual: Quienes protegen el nombre de José Herman Muñoz y consideran que la UT puede salir avante con él a su cabeza, olvidan que lleva 4 años como rector y ya tuvo su tiempo. En siete meses de reelección aumentó el déficit en cerca de un 50%. Pierde gobernabilidad cada día y no posee un equipo idóneo para tramitar una crisis. Algo si es cierto, si él se va la crisis no se arregla de iso facto, empieza el proceso; por el contrario, si se queda la crisis crece. ¿Qué preferimos como universitarios?
Gobierno de transición concertado: No hay hombres ideales para enfrentar las crisis; las instituciones cuando naufragan necesitan de esfuerzos colectivos. Si el gobernador Oscar Barreto quiere imponer un nombre para hacer de la UT una extensión de su partido, el desastre será total. Hoy la universidad requiere ideas antes que sujetos, si las ideas de un plan de recuperación están claras, las personas que lo encarnen deben ser múltiples. Hoy no puede ser un sector, un grupo de poder o un partido quienes definan el rumbo, hoy estamos supeditados a un esfuerzo general en donde los sectores que quieran aportar posean un espacio para hacerlo desde el mismo gobierno universitario.
Recorte urgente en los gastos fijos: Si no reducen los gastos, solo la inyección de nuevos recursos podría salvar la UT y, para ser sincero, no veo de dónde puedan llegar recursos a corto plazo. Los gastos variables ya fueron estrangulados, pero las nóminas burocráticas no. Lo único que se muestra como ahorro fijo es el dinero que se dejó de pagar por docentes y funcionarios que se han ido. Si los ingresos por matrículas descienden y los gastos siguen fijos (en realidad crecen por aumento de salarios y demás factores laborales), la quiebra será insalvable. Incluso, después de realizar los recortes respectivos y de tener una cifra más ajustada de las necesidades financieras, es posible pensar en un préstamo de menor cuantía (hoy se piden 19 mil millones), que no ponga en riesgo el patrimonio público y que con los gastos reducidos se garantice un colchón financiero para cancelarlo en no más de 5 años.
Reforma por vía de la Asamblea Universitaria: La Universidad del Tolima presenta los síntomas de una Institución tomada por las actos politiqueros de la región, la forma en que se eligen las autoridades, las construcciones de amiguismo, la clientela que pervive a diario en el campus y la obsoleta manera organizativa develan la estructura añeja que debe ser removida. La Asamblea Universitaria debe convertirse en el centro de la reforma de todas las obsolescencias, debe ser el espacio para volver a recuperar la idea del sujeto universitario como protagonista de la Institución. Si algo puede airear la UT es la instalación de la Asamblea en donde los delegatarios lleguen a pensar en el futuro de la Universidad, no a defender sus intereses particulares. El Estatuto General, El Estatuto Estudiantil, El Estatuto Profesoral y la actualización de todas las formas éticas de hacer universidad son prioridades para la Asamblea, para después pensar en un Plan de Desarrollo, un PEI y otros dispositivos construidos de manera participativa que se conviertan en los mojones del futuro de la Universidad del Tolima. Solo aquello que se construye de manera participativa, se activa de manera participativa.
Movilización y lucha por la deuda de la gobernación y nuevas transferencias: La Gobernación del Tolima tiene una deuda social y económica muy grande con la Universidad del Tolima, y necesitamos activar todos los dispositivos para hacerla valer. De igual manera, el Ministerio de Educación Nacional debe tener como prioridad para la inversión en el posconflicto, el fortalecimiento de la educación superior, más en la región Tolima cuyo epicentro de miles de desigualdades generó la activación de la violencia que hoy se aspira a terminar. Para lograr los dos objetivos anteriores, es clave la movilización social, la activación de equipos jurídicos pro-UT, la participación responsable de los sectores políticos, no para pedir cuotas, sino para generar proyectos de Ley que le garanticen el futuro formativo de miles de jóvenes tolimenses y colombianos.
Construcción de un pacto social por la Universidad del Tolima: La idea de que sea la Universidad un punto de encuentro para todos, más allá de las ideologías o las disciplinas, parece ser una utopía. Sin embargo, ante la crisis es factible pensar que a las mayorías nos mueve el bien común, ya seamos trabajadores, estudiantes o docentes; y que esa convicción nos debe permitir tejer elementos de unidad con principios. Se debe entonces empezar a construir ese gran pacto social, al que ojalá los agentes externos se sumen, no para sacar réditos individuales, sino para garantizar la formación de miles de jóvenes que solo pueden acceder a lo público.  
En general, si existen salidas pero si seguimos aferrados al viejo poder que se derrumba será imposible verlas. Si seguimos anclados a los grupúsculos que resguardan sus pequeños intereses, no lo lograremos. Hoy el bien máximo debe ser defendido por quienes no lo tenemos de botín, y ese bien se llama UNIVERSIDAD DEL TOLIMA. 


1 comentario:

Anónimo dijo...

bravo poeta.
lo que todavía no suena armónico es el famoso préstamo.

Luis Fernando Rozo Velasquez