noviembre 22, 2012

¿TRANSFORMAR O REFORMAR? HE AHÍ EL DILEMA. Ideas sobre la Universidad del Tolima 2012-2015



Por: Carlos Arturo Gamboa

1.
El Instituto de Educación a Distancia cumplirá 30 años el próximo 30 de diciembre. Hoy es el más grande proyecto académico de la Universidad del Tolima, pero quizás el más descuidado. Sometido siempre a las seudo-políticas de la burocracia interna y externa, no ha podido construir un derrotero sólido como opción de formación para el departamento del Tolima. Por su dirección han vegetado desde tecnócratas hasta bufones del poder, sin que hasta el momento se dilucide una verdadera apuesta académica. Sin desconocer su importancia, sin limitar sus alcances, sin minimizar su capacidad de entregarle a las clases menos favorecidas las posibilidad de acceder a la Educación Superior, el IDEAD es apenas un fantasma académico que le responde a las lógicas instrumentales de mucha cobertura y escasa excelencia. El Ministerio de Educción estará feliz.
2.
La facultad de Educación de la Universidad del Tolima ha formado tantos docentes que uno termina por preguntarse: Si están bien formados, ¿por qué la realidad educativa del contexto no cambia? Escuelas sin pedagogía, colegios sin dirección académica, políticas pedagógicas retrógradas, esos son los principios que como tsunamis arrasan la educación. Los diagnósticos son los mismos de hace 20 años. ¿Si la realidad no cambia para qué tanta teoría? Tocará revisar el currículo, las prácticas docentes, la función social del docente y mil cosas más, pero lo esencial consiste en mirarnos a la cara y asumir nuestra ir-responsabilidad. No sólo aquí, en todas las Universidades las facultades de educación terminaron por ser expenderos de cartones. El Ministerio de Educación estará feliz.
3.
¿Para qué las humanidades en tiempos in-humanos? ¿Es productivo pensar? Sometidos al nuevo régimen de la sociedad del conocimiento, la mayoría transita las avenidas del saber en busca de diplomas, indexaciones, indicadores, posgrados, índices de gestión y malabarismos de la simulación, todos ellos conforman el trancón de la estupidez. Hoy el pensar críticamente está devaluado, debes acomodarte urgentemente, el sistema de la comodidad, sobre el cual hubiese trasbocado Nietzsche, es el faro que guía. Da pena asomarse en los intersticios de las humanidades para contemplar extraños ancianos, con rostros jóvenes, que claman por la muerte de la idea, mientras erigen el becerro de oro del pensamiento único. El Ministerio de Educación estará feliz.
4.
Es mejor no luchar, es mejor cobrar. Este debe ser el lema de tanto docente acomodado al mundo universitario. Clases sin contenido pero llenas de formatos, currículos bastardos que haría  llorar a Pablov, aulas desoladas sin la opción de la magia del saber, pupitres atestados de insolentes para aprender e idiotas para obedecer, y edificios inteligentes llenos de seres marcados para la desolación. Los profesores aúllan en sus cuevas y obedecen en la pradera, sometidos a la desolación del cambio se refugian en sus autos, sus cuentas y sus fincas. Nada más triste que mirar el horizonte para contemplar a los profesores pastando en el desierto. El Ministerio de Educación estará feliz.
5.
La horda camina en la dirección que marca el río, los demás ansían cambiar el curso. Los demás son pocos pero testarudos, aprendieron de la historia que los testarudos hacen la otra historia, así los historiadores la desconozcan. Los pocos, los que renunciaron a esa sutil forma de la simulación en donde todos están de acuerdo para no cambiar nada, se someten al escarnio de los días, caminan sobre las calles asfaltadas añorando el verde vegetal de sus esperanzas, pero empecinados a no resignarse. Los pocos, ellos, que quizás un día sean los muchos, mantienen la viva la universidad, mientras la mayoría los mira con recelo porque saben que ellos no surgirán en sus sueños, si no en sus pesadillas. El Ministerio de Educación ahora ha perdido su risa de tranquilidad. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando se camina con el corazón se tiene la certeza de ir en la dirección contraria, pero la noche es larga y de repente uno termina acomodado, no importa cuál sea la trinchera... Tus palabras vigilantes son una alarma siempre sonante que me cuestiona con voz de maestro zen. Hay días que no leo tus flechas voraces tal vez porque necesito algunos silencios que me den impulso para continuar, luego cuando te encuentro en mis pesadillas, me emociono y siento que tenemos que hablar y que mis cantos deben abrumar sin descanso las esquinas de los barrios y los oídos distraídos de los universitarios...

Yenny Garzia