abril 09, 2012

MANUAL DE PROCEDIMIENTOS PARA MULTINACIONALES



Por: Carlos Arturo Gamboa
Durante la primera década del siglo veintiuno las grandes corporaciones mundiales desbordaron el Estado y, bajo el slogan del libre mercado, emprendieron la fase final de un neo-colonialismo mercantilista, un estrategia de despojo de los bienes y servicios de los países denominados en «vía de desarrollo». Como el nuevo discurso seudo-democrático que ostenta el capital se basa en supuestos principios de respeto, estas corporaciones no pueden arrebatar las riquezas de los países a sangre y fuego, como otrora era su procedimiento, sino que deben elaborar una estrategia discursiva, eso sí sin descartar el uso de la fuerza armada, como quedó demostrado claramente en la guerra por el dominio del petróleo en el Medio Oriente.
En esa fase de elaboración discursiva de poder, juegan muchos aspectos estudiados por los equipos de científicos y humanistas al servicio del capital (que desafortunadamente cada vez son más cualificados), y que elaboran métodos que le permiten jugar en los contextos, para socavar la resistencia y, si es posible, llevarse los recursos ante el aplauso impávido de las poblaciones despojadas. Entre los procedimientos más usados por las multinacionales podemos enunciar:
1.       1. Rastreo geo-planetario de fuentes de recursos minerales, naturales y nichos para venta de servicios. Backup proporcionado por el Banco Mundial, Unesco, etc.
2.       2. Alianza con grupos de dominación en los contextos a despojar, no importa si se hacen llamar democráticos, tiranos, reyezuelos o salvadores populares, el mercado no discrimina, a todo se le puede llamar democracia o búsqueda de la misma.
3.      3. Estrategia de engaño a incautos con la proliferación de conceptos como: desarrollo, avance tecnológico, bienestar, compromiso social, etc. Esto garantiza ayudantes gratuitos a la causa de la expropiación, nadie defiende más una idea que a quien se le ha vendido-convencido de ella, así sea la más grande de las mentiras.
4.       4. Entrega de prebendas a las clases dominantes, a los corruptos de las localidades, a unos pocos ambiciosos de las clases en ascenso, a las fuerzas de control, a los administradores de las regiones; de esta manera se elimina los diques legales y se garantizan cómplices que callarán porque se involucran en la red de corrupción.
5.      5. Reparta pequeñas dádivas entre la población de escasos recursos, apoyando proyectos culturales, dotación de escuelas, campos deportivos, etc. La gente que nunca ha tenido nada desea algo sin importar que luego lo pierda todo.
6.     6.  Invierta fuertemente en los medios comunicativos del contexto como periódicos regionales, emisoras locales, canales de difusión interna de las localidades. Si es posible capture los medios alternativos con pautas, apoyos a propuestas novedosas. Invierta en los pequeños sueños de la gente, ellos estarán dispuesto a entregar el futuro a cambio de un barato presente.
7.      7. Alíese con las comunidades religiosas, ellos poseen el control mental sobre gran parte de la población, sobre todo si esta se encuentra en niveles bajos de formación. Done dinero para campañas altruistas, teletones, niños marginados, ancianos, etc. Haga como el astuto ladrón que primero se gana la confianza y luego obtiene la entrada a la casa que va a despojar.
8.     8.  Aproveche el espíritu festivo de los pueblos, patrocine sus ebriedades, aplauda sus reinados, aporte dinero para los carnavales, incluya en el rubro de sus gastos a los gestores culturales, ellos saben adormecer el pueblo.
9.      9. Si aparecen brotes de resistencia trate de cooptarlos en algunos de los ítems anteriores, si es resistencia calificada ofrézcales contratos con altas remuneraciones, si aún continúan en su terquedad, contrate equipos especializados que desbaraten sus discursos desde cualquier óptica. Recuerde, esto es una gran inversión y debe ser protegida para el bien de los miles de inversionistas, la imagen de la empresa está en juego a cada momento.
10   10. Invierta en proyectos de investigación, sobre todo en las entidades públicas, en las Universidades, ponga el conocimiento al servicio de la producción de capital.
11    11.   Finalmente no olvide que los países en vía de desarrollo, o tercermundistas como ellos mismos se llaman, son naciones con fragilidades sociales, que presentan enormes injusticias y descontentos, esto crea violencia social y proliferación de grupos armados. No dude en aliarse con algunos de ellos para el bien de la corporación, al fin y al cabo ya fue dicho que la violencia es la partera de la historia.

RECOMENDACIÓN ESPECIAL
Si nada de lo anterior funciona, salga rápido de esa región, estamos frente a un extraño caso de concientización no observado antes, y no se puede poner en riesgo el capital de nuestros accionistas.

marzo 30, 2012

LA UNIVERSIDAD TOMADA


Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Los hechos confirman las hipótesis, el juego del gobierno colombiano frente a la Universidad Pública está claro, quiere desposeerla de su abolengo y dejarla al servicio del mercado. Lo que se denomina ambiguamente como reforma no es más que una vulgar adaptación al sonsonete del constante cambio. ¿Cambiar para qué? Lo que la Universidad pública requiere es una transformación desde sí y para sí, recuperar su sentido existencial en un mundo profundamente desigual que no le da respuesta a los dramas sociales. Desposeer a la Universidad de su reto de construir saber y enmarcarla en los mecanismos de producción, no es más que otra estrategia del marketing para «condicionarla».
Como lo expresa Derrida: “Esta universidad sin condición no existe, de hecho, como demasiado bien sabemos. Pero, en principio y de acuerdo con su vocación declarada, en virtud de su esencia profesada, ésta debería seguir siendo un último lugar de resistencia crítica -y más que crítica- frente a todos los poderes de apropiación dogmáticos e injustos”. Esa es la tensión central, lo que hoy está en juego es la existencia de la Universidad como bastión crítico. La «Universidad tomada», como en el cuento de Cortazar, cerrará el espacio a las mentes críticas y albergará definitivamente a los sujetos sin criterio quienes trabajan desde hace años, escuetamente, en la consolidación de la relación: Universidad-Empresa-Mercado; muchos de ellos sin valorar el modelo desigual que atenaza el mundo y cuya crisis encenderá las llamas del descontento general.
Para el Estado, o lo que queda de él, la lógica es impuesta desde afuera, desde los planes globales cuyo imperativo es que: “No es suficiente con adecuar la Universidad a las exigencias del mercado, es necesario también que la institución entre en el ciclo productivo. La Universidad es un lugar evidente de creación de valor. En una economía basada en el conocimiento, tanto la educación especializada como la investigación avanzada son elementos que producen valor”. (Xulio Ferreiro Baamonde), y allí el pensamiento crítico se convierte en una barricada, por lo tanto la estrategia se basa en apropiarse del espacio intelectual, cercenar la autonomía y condicionar la Universidad a los indicadores de la falsa calidad. Los tres elementos se ven en la estrategia actual del Ministerio de Educación en Colombia.

De los indicadores de calidad mucho se ha hablado, creando la falsa ilusión que al cumplirlos la calidad aparecerá por obra y gracia de los discursos; nada más falso, el simulacro del Consejo Nacional de Acreditación (CNA) consiste en validar programas sin profesores de planta, sin currículos que respondan a problemas reales de la sociedad, sin los mínimos soportes, lo importante allí son conceptos como cobertura y puntos de equilibrio.

Por otro lado, la apropiación intelectual se ha venido gestando desde antes de la promulgación de la Ley 30, pero se hizo más evidente cuando mediante un antiguo postulado conductista se empezó a manipular al docente universitario con prebendas económicas por su “producción intelectual”, pero no es el saber crítico quien recibe el reconocimiento, sino aquel que responde a las demandas, indicadores y simulaciones, como sucede en la mayoría de los casos de la tan mentada indexación. Si hablamos de la «Universidad condicionada”, uno de los sujetos que la habita y la hace realidad es el “docente condicionado”.

Con respecto a la autonomía, parece ser un concepto que sólo existe en el mundo de las ideas, porque en las prácticas universitarias el CNA con sus dispositivos de control y el entramado burocrático de la financiación y gobierno, han sumido la Universidad bajo los cordeles de la manipulación. No es la comunidad universitaria la que define el rumbo de la Universidad, de nuevo el afuera condiciona el adentro, y mucho de ese mundo externo está presente en la Universidad y su objetivo es terminar de someterla. Si la Universidad decide pensarse a sí misma, lo que estaría haciendo es recuperando esquirlas de la autonomía fragmentada.

Como dije al inicio, los hechos confirman la hipótesis. El Ministerio de Educación Nacional seguirá manipulando los gobiernos Universitarios para que cumplan la tarea de adocenar las pocas expresiones críticas que sobreviven. Los casos de las elecciones de rectores recientes en la Universidad de Antioquia y La Universidad Nacional, lo demuestran claramente. Los mayores contradictores en el debate nacional frente al proyecto de reforma, y que tenían apoyo suficiente de la comunidad académica para ser representante de sus derroteros, fueron excluidos bajo la lógica de un gobierno que desea instalar sus alfiles para la partida final. Así lo seguirá haciendo en las otras Universidades Públicas, debido a que los Consejos Superiores están al servicio de esa maniobra.

En ese escenario y develando el sendero premeditado del Ministerio y el Gobierno, cabría preguntar si tiene sentido el diálogo y la concertación, la construcción de una nueva ley de educación superior y la apuesta al debate abierto cuando ellos decidirán el contenido final. ¿Podrá la MANE ejercer una fuerza de trasformación real, o será un convidado de piedra? ¿Acaso el proyecto nacional para la paz no condicionará el tema de educación superior a una agenda, como un punto aislado del gran drama social que vive el país?

La Universidad Pública una vez más está amenazada, no es ya para condicionarla, ya lo está, esta vez es para despojarla de sus últimos intersticios de pensamiento crítico, para someterla definitivamente al mercado, y no se ahorrará esfuerzo en ello, incluso renovarán sus discursos sobre terrorismo y vandalismo que tanto apego tiene en el mundo de la seudo-democracia. Quizás debamos recordar aquí la idea de la Constituyente Universitaria como: “Una acción política de autodeterminación de la comunidad para la transformación de la educación universitaria, a través de la participación directa de todos y cada uno de nosotros; con el fin de construir un espacio educativo autónomo, fundamentado en la democracia profunda”, porque ante la amenaza debemos recordar que  “Incurrir en el pecado del silencio cuando se debiera protestar, hace cómplices y cobardes a los hombres” (Zhou En-lai)

marzo 26, 2012

PENSAR EN Y CON LOS JÓVENES

Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Por estos días un amargo hálito se pasea por los rincones de la Universidad del Tolima entre estudiantes atareados por la conclusión del semestre, docentes calificando trabajos finales y empleados alistando el trajín de lo cotidiano. Pero el hálito sigue ahí, porque dos jóvenes intentaron suicidarse y una lo logró, y para que el acto no se quede en la mirada amarillista de los medios o el enfoque moralista de los demasiado vivos, es necesario pensar en los sucesos, no para descubrir en su totalidad el porqué, como si tuviésemos la posibilidad de entender las complejidades del alma humana, sino para recordar que somos habitantes cotidianos de un escenario universitario en donde el principal ingrediente es el pensamiento.
Pensar en y con los jóvenes, entonces, es una tarea primordial de la academia, porque de la comunidad universitaria son la mayoría, porque ellos cada vez son más jóvenes cuando ingresan a cursar estudios superiores, porque cada vez son más los que huyen de la posibilidad de formación superior inflando las cifras de deserción, porque una universidad que no piense en los jóvenes sería una paradoja. Los jóvenes que transitan o añoran el campus no son proyecciones nuestras, han sido paridos en un tiempo distinto, sus cuerpos crecen entre pulsiones subjetivas de otros calibres, sus mentes sueñan otros lugares, por eso necesitamos re-conocerlos, entablar un diálogo real más allá de las trajinadas estrategias pedagógicas que cada vez más  parecen recetas de auto-superación, olvidando la idea de Krishnamurti quien afirmara que "no es síntoma de buena salud el estar perfectamente adaptado a una sociedad enferma"
Hace algún tiempo un grupo de docentes, no tan jóvenes pero preocupados por la pulsión de la juventud, decidimos conversar alrededor del tema partiendo por explorar el sentido epistémico de ser joven y su relación  alrededor de algunos de tópicos como la identidad sexual, el uso de las drogas, los consumos culturales y muchos otra categorías, que a la postre originaron la creación del Observatorio de juventud, el cual durante un par de años, y auspiciado por un trabajo solidario de docentes y estudiantes, lograron entablar algunas conversaciones que permitieron un acercamiento más real sobre ese rizomático mundo. Se gestó una revista: Multitudes invisibles, de cual aparecieron dos números y un tercero quedó en la lista de esperas burocráticas; se realizaron conversatorios sobre drogas, sobre violencia, sobre barrismo, sobre tribus urbanas, pero desafortunadamente la dirección de la Universidad del Tolima no entendió la dinámica de este grupo y retiró el apoyo que consistía en el pago de un funcionario, los demás que trabajamos en ese proyecto lo hacíamos sin exigir honorarios. Sin embargo, como resultado de este esfuerzo próximamente saldrá publicado el libro Los jóvenes: umbrales de un devenir. Huellas del observatorio de juventud de la Universidad del Tolima, de Boris Edgardo Moreno, documento cuya vigencia y proyección debería ser auscultado por la comunidad, y retomado en las políticas universitarias.
El punto es que los problemas son reales y están en nuestro radar, conviven con nosotros, la Universidad es una expresión micro-social de la complejidad societal que atravesamos, y en ella, toca pensar, como lo dijera Oriana Fallaci: “…en nuestros jóvenes deteriorados por el bienestar, por la escuela, por sus familias, por una sociedad que ni siquiera es capaz de conjugar los verbos e hilar la concordancia de los tiempos” (La rabia y el orgullo, 2004). Ojalá se entienda la importancia de re-conocer las nuevas subjetividades, de abrir espacios para intentar respuestas a nuestras pulsiones y abandonar la falsedad de la mirada y el asombro cuando los hechos nos recuerdan que también tenemos piel.

marzo 20, 2012

UN PROBLEMA PARA EL ALCALDE LUIS H sin 2O

Por: Carlos Arturo Gamboa
Desde tiempos inmemoriales a los ibaguereños nos quieren quitar la sed con paciencia. No hace mucho, cuando por la tercera se paseaba el supuesto mejor alcalde de Colombia, palabras como turbiedad, potabilización, bocatoma y agua; eran parte de las pesadillas del mal premiado burgomaestre.
El agua, ese bien preciado por el cual se han desatado guerras fílmicas, es consustancial a la vida. Los países que se hacen llamar desarrollados cargan el estigma de contaminarla, de hacerla escasear, de haberla derrochado. Los países en vías de desarrollo poseen reservas acuáticas de gran valía, pero como en el caso de Colombia, no se le da el valor social y cultural que merece, por eso se está cambiando agua por minería. Las políticas de agua en Colombia son paupérrimas, ya que se invita al ahorro por parte del público, pero se ceden los páramos a las multinacionales. En el caso del Tolima han sido otorgados títulos mineros en la zona de la cuenca del Combeima, principal eje acuoso de la región; lo que viene a aumentar la controversia sobre el suministro de agua para la ciudad y la región.
La campaña a la última alcaldía estuvo pasada por agua. Mucho se dijo sobre el problema: que la calidad de agua del Combeima es cada vez más crítica, que una nueva bocatoma allí, que acueductos comunitarios acá, que se debe ahorrar agua, queísmos y ambigüedades. Al final, la ciudad sigue sometida a las lluvias que alteran el suministro, mientras el mejor alcalde es historia y el nuevo, el señor Luis H sin 2O, se ahoga en el problema.
Muchas familias se levantan en los amaneceres ibaguereños a bañarse con totuma, a recoger baldados de agua para el almuerzo, a comprar bolsas de agua de 5 litros para poder tener una reserva. La resignación de los ibaguereños es sacra, tal vez un día de estos el arzobispo no tendrá agua bendita para sus oficios. Mientras tanto el mejor ex alcalde debe nadar en elogios y el señor Luis H sin 2O, tener pesadillas húmedas, porque siempre hay una gota que rebosa el vaso.

marzo 07, 2012

CIUDAD Y ORDEN


Por: Carlos Arturo Gamboa
El problema del orden en un mundo en caos consiste esencialmente en «quién quiere ordenar y cómo lo desea ordenar».  Existe una idea predominante en el sentir humano de que las cosas deben ocupar su lugar. Pero entonces valdría preguntar ¿Cuál es el lugar de las cosas? ¿Quién decide en dónde deben ir?
Si bien hay una estética predominante en las sociedades llamadas desarrolladas, esa estética es un metarrelato que de entrada deja otras visiones de mundo por fuera. La idea misma de desarrollo es un concepto predominante que intencionalmente olvida las consecuencias de la depredación de la naturaleza y la pérdida de equilibrio ecológico.
Pero existe otra intencionalidad del orden y está guiada por creer que la razón obliga a una especie de perfección matemática. La idea de bien y el mal, entrañada en la cotidianidad, construye un falso discurso de lo ordenado y lo caótico. Es bueno el joven bien vestido y malo aquel que construye una estética diferente. Es bueno el niño que lleva el pelo corto y su uniforme limpio, pero malo el niño espelucado y desaliñado.
Sin embargo, lo atroz de esta forma arbitraria de concepción del orden consiste en que los elementos del mundo concreto deben obedecer a ese dictamen, mientras que las acciones del mundo abstracto pueden evadirlo. Por lo tanto un político corrupto que se elige en el Senado por muchos años es bueno, y el valor se acomoda al uso, ya que su patraña se disfraza de “habilidad política”. El que saca ventaja del otro no es juzgado como tramposo, sino como audaz, y en esa trasposición se construye una falsa fe, la falsa fe en los valores.
La ciudad moderna es campo de concentración en donde el orden debe primar, por eso la lucha por los espacios que se denominan “públicos”, pero que se privatizan en su uso. Se invoca el orden y en nombre de él se expulsan los vendedores ambulantes y cabría preguntar ¿por qué no expulsar todos los comerciantes a zonas sub-urbanas y dejar la ciudad para vivir? ¿Por qué debemos crear un cordón de seguridad para poder habitar lo urbano? La idea de una ciudad sitiada, controlada, monitoreada, vigilada, no es otra que la ansiedad de evitar que el caos propio de lo urbano construya su propia lógica de des-orden.
Lo que afea la ciudad es la verdadera ciudad, la basura en los andenes, los marginados bajo los puentes, los pitos que aletargan los oídos, el gas carbónico ebrio de gris, los transeúntes delirantes, la paranoia del medio día. La ciudad  no es un molde idílico, la ciudad se construye para el caos, pero los guardianes del orden quieren desparecer de ella su verdadero drama y de esa manera hacernos creer en la falsa fe del desarrollo. De lo contrario descubriríamos la fealdad de la ciudad y ya no la desearíamos como paradigma de la civilización.

febrero 29, 2012

TRES AUSENCIAS

Por. Carlos Arturo Gamboa
I
¿En dónde están los docentes? Esos profesores de libros gordos y pipas humeantes. Esas profesoras ocultas en sus gafas, sentadas tras sus escritorios que evocaban versos cada vez que abrían la boca. Esos robustos maestros del combate de la ideología que provocaban el debate constante para cimbronear el aula. ¿En dónde están los docentes?
¿Se fueron a estudiar al extranjero? ¿Andan ocupados escaneando sus diplomas? ¿Luchan incasablemente para que una revista parodie sus angustias? ¿Olvidaron que ser docente es ser docens?
El docente está vía de extinción. Su ausencia es dolorosa.

II
Suena la balada del intelectual. Sus notas agudas rompen el silencio de la madrugada. Abre sus ojos, enciende su lámpara traída de un viaje por esas extrañas culturas orientales. Se levanta y camina hasta su paquete de Malboro. Enciende su Hewlett-Packard. Va de laberinto en laberinto, se fuga por unos instantes en los recovecos de la red. Luego se dispone a trabajar, el aire fresco del amanecer alienta las ideas.
Suena la balada del intelectual. Sus libros se vendieron a buen precio. Sus conferencias tienen marca registrada. El intelectual inc. está en furor, viajará por el mundo con su nuevo evangelio.
Suena la balada del intelectual. Réquiem por su despojos. Las cuentas bancarias a su nombre confirman su deceso.

III
El vacío incendió las palabras y degastó su esencia. Fueron despojadas de su investidura y ahora deambulan sudorosas entre pitos y bramidos. Sobre el asfalto ya no se reflejan sus rostros. Los bárbaros asediaron los aposentos y lanzaron las palabras al vacío, suplantaron los significados por imágenes concretas, letales formas de la vaguedad.
De noche es fácil ver a las palabras deambulando por los bares. Despojadas de su encanto, arrojadas al silencio de las copas. Sus argumentaciones ahora sólo son sinfonías clandestinas. En el reino de lo efímero las palabras han sido erradicadas y han erigido un monumento a la ofensa en donde ellas un  día levantaron su voz.
Estamos en el tiempo de la mudez. El tirano sólo requiere de ademanes para dominar sus títeres. Han saqueado los libros y las imprentas reproducen páginas en blanco.
La ausencia de la grafía ha potenciado los autómatas.

febrero 20, 2012

PALABRAS EN EL LANZAMIENTO DE LA REVISTA AQUELARRE No 21.

Para Julio César Carrión -el amigo e intelectual tábano-

Por: Carlos Arturo Gamboa
Nada mejor que empezar mi saludo a este nuevo número de Aquelarre con aquellas palabras de Aldo Pellegrini  quien nos recuerda que “al hombre despojado, hostilizado, acosado y que nada tiene que perder, le queda la riqueza incalculable de la palabra”, y la revista Aquelarre, como escenario intelectual cuyo sentido crítico atormenta a los hombres guardianes de la comodidad,  sigue avante, tomando como bastión la palabra.
Ahora estamos aquí para recibir el número 21 de la revista, número agorero, relacionado con los escépticos, los ateos, relacionado con aquellos que en la edad media se oponían a los designios de la totalidad en su figura más total, el Dios de los que reinan. Y claro, quienes anteponemos las ideas ante la totalidad de los relatos, no podemos más que ser tildados de locos, desadaptados, ilusos, energúmenos del sistema, soñadores. Pero cabría preguntar: ¿acaso existe otro camino?
Aquelarre ha construido su ruta, se ha negado a aceptar calladamente ante quienes amparados por el mal del siglo: el sospechoso silencio de la comodidad, desean imponer sus designios. Más de 10 años de un ya no tan nuevo siglo lleva esta revista, llena de incertidumbres, de debates, de contradicciones, de gritos y sueños, de locuras, de enfrentamientos contra lo establecido. Más de diez años de lectores y de escribientes, como diría Roland Barthes, porque cada vez hay más escritores de esos que acomodan sus discursos para ofrecérselos a los indicadores bursátiles del pensamiento. Una década de ese fugaz tiempo que todo condena al olvido, pero que también permite pulir las delicadas obras que le perdurarán. Ya Aquelarre tiene un lugar en la comunidad de la Universidad del Tolima, y es un hito en un escenario en donde mueren por falta de oxigeno los salmones, los ideales, las multitudes invisibles, y tantas otras voces que se niegan a reproducir la única voz, esa de los indicadores, esa de lo eficaz y lo eficiente, esa de la simulación contemporánea del conocimiento que cada vez está más lejos del saber y cada vez más cerca a lo que la palabra enuncia: Conocí-miento.
Por eso debemos celebrar otro Aquelarre, la fiesta es grito contra el olvido, debemos abrazar a los amigos que le apuestan desde la palabra a la construcción de una narración de su tiempo, de una expresión de las ideas que no cabalgan en el corcel majestuoso del consumo y la farsa, sino que prefiere continuar el camino bajo el golpe cansado pero firme de Rocinante.
Desde la Universidad del Tolima, desde la Universidad en crisis, desde allí, desde aquí, porque los grandes proyectos de la humanidad no sólo se miden desde las alturas de los rascacielos, abajo, en los no-lugares se construyen las utopías, y como lo enuncia Gutiérrez Girardot, en ese texto titulado La encrucijada universitaria, escrito en 1978 pero cuya vigencia está latente: “Todo modelo crítico surge de un estrecho contacto con la realidad, y el elemento utópico que está implícito en él, debe ser flexible y mantener sus lazos con la realidad que quiere transformar”, y Aquelarre como apuesta crítica ha seguido esa ruta, por eso en este nuevo número podemos hallar la visión no conforme de la comunidad académica, la crítica al mundo elaborado de la parafernalia del mercado en donde es más importante la depredación que el equilibrio de lo humano, el grito de los pueblos latinoamericanos por su inacabada independencia y un dossier mágico que nos muestra los recovecos de la ciudad, con sus dramas, sus señales y sus posibilidades.
Hoy estamos de cara a los retos de la re-construcción de la idea de Universidad Pública, la cual ha sido sometida por el empuje de los bárbaros arropados con cartones, por cada rincón del mundo universitario pululan los hábiles escaladores de las cumbres del seudo-saber y es muy fácil caer en el engaño del tráfico de las ideas. De la España iletrada heredamos el dogma de la simulación y la verborrea, mal que por siglos ha inundado páginas, hoy avaladas por el próspero mercado educativo. Por eso necesitamos de locos, soñadores, atrevidos con palabras, derruidores de templos, anatemas, socavadores del sistema, forjadores de martillos, eso es lo que reclama nuestro tiempo, de esos seres se deben poblar las universidades, de esos seres se alimenta Aquelarre, gracias a ellos por estar cerca, por sus grafías, por sus apuestas, porque por ellos que enfrentan los nuevos molinos de viento es factible seguir celebrando un Aquelarre, distante forma del recuerdo que evitará el olvido.
Ibagué. Febrero 9-2012.

febrero 15, 2012

HÁBLAME Y TE CONOCERÉ

Por: Carlos Arturo Gamboa
Si hacemos caso a la sentencia de André Bretón, quien dijo que “pensamiento y palabra son sinónimos”, debemos alarmarnos con el pensamiento que cotidianamente difundimos los colombianos, y que permanece como marca inevitable en nuestros discursos. ¿Hablamos como pensamos o no pensamos para hablar?, suelen preguntar los adultos de avanzada edad y casi siempre avanzada sabiduría.
Y en esa difusión de discursos los medios de comunicación, diletantes formas de la vaguedad, potencial herramienta del sistema que se preocupa más por cautivar audiencia (y ganar dinero), olvida que sus mensajes ayudan a construir cultura, o más bien, a imponer un discurso que casi siempre es superfluo y evita que los receptores penetren las capas subyacentes de la realidad; y una sociedad que no se piensa, no se interpela y no se interpreta, es apenas remedo de sí misma.
Por eso es necesario repensar por qué ante la avalancha de «adobadas estupideces» los consumidores de información apenas sonríen y no re-significan. Por qué una sociedad acepta y avala expresiones como la de Miguel Nule: “La corrupción es inherente a la naturaleza humana”, como si acabase de escuchar a Platón en diálogo con Aristóteles. Esa sentencia, totalizante mensaje para el receptor, invita a la corrupción y a la humanización de ella, para terminar por hacernos creer que por esa vía seremos el país más humano. La sentencia quizás debió ser: La corrupción es inherente a los Nule.
Otros personajes, cuya mano detrás de las decisiones atroces apenas se logra dilucidar, de vez en cuando hablan, como el señor José Obdulio Gaviria, para decir que: “En política el engaño es una virtud”, y con esa simple sentencia derrumba la construcción ética de la humanidad ante el impávido silencio metafísico de Baruch Spinoza. En realidad lo que el poco conspicuo JOG quería decir es que él y todo el gabinete de Uribe eran unos virtuosos del engaño, y el verbo está bien conjugado: eran.
En la misma línea el discurso futbolístico produce enunciados dignos de las antologías de las grandes estupideces humanas, como aquella sentencia maturaniana de “perder es ganar un poco”, y que se hizo ley, porque a ese ritmo el pueblo colombiano se convirtió en un ganador nato, así sus ganancias sean pérdidas. Su alumno favorito, el Bolillo Gómez aprehendió la lección con tal maestría que ya no puede “echar reversa pa tras”, y recientemente el presidente de la Difútbol, el aventajado Álvaro González, se dejó venir con una disertación que facilonamente pudo haber sido pronunciada por el medieval papa Sergio II: “Yo puedo decir que no hay nada con más posibilidades de contagiarse, no hay peor enfermedad, si se puede llamar así, con el respeto del que la sufra, que el homosexualismo
La lista, si de manera juiciosa rastreáramos prensa, radio y televisión, sería inagotable. Construiríamos el libro infinito de la sandez hecha palabra. Pero como no se dispone de tanto tiempo, sólo podemos recordar a Séneca diciendo: “Háblame y te conoceré

febrero 09, 2012

RESPUESTA A LOS CUENTOS DE UN CUENTERO


Por: Carlos Arturo Gamboa.

Señor hacedor de agracejos, después de leer su columna y de enterarme que usted es catedrático de la Universidad del Tolima, de un programa cuyo ejercicio consiste en formar “profesionales  con una sólida fundamentación”, no puedo evitar algunas conjeturas acerca de los sucesos que intentó describir. Amigo cuenta-cuentos empecemos con lo más sencillo, los hechos: ¿cuántos pupitres y escritorios ardieron bajo su mirada indignada?  ¿Qué es un “lenguaje tono ñeril? La verdad no vi arder nada más allá que su pluma, que arde de falta de objetividad, y el tono ñeril debe ser un modelo de escritura periodística que usas frecuentemente. Sigamos en los hechos. Vi estudiantes encapuchados y sin capucha, vi muchos mirones (me imagino que por ahí andaba su fuente) y vi funcionarios que confrontaron a los estudiantes encapuchados ante un acto que no compartían. Vi a muchos enojados y enojarse es un acto humano, no un acto terrorista.

Pasando a los juicios debo preguntar: ¿tiene usted certeza de la “falla testicular de más de 5.000 estudiantes, docentes y administrativos”’, porque a mí no me hiciste la prueba de fortaleza testicular; además creo que es un poco exagerado comparar estudiantes que protestan con árabes secuestradores de aviones, le repito, me parece una comparación un poco exagerada, algo así como compararlo a usted con Kapuscinski, ¿sabes quién es?, si el mismo, ese gran periodista que escribió Los cínicos no sirven para este oficio.

Continuemos con las opiniones. No creo que la Universidad del Tolima esté secuestrada, más bien creo que está algo acorralada por acciones y sujetos que ignoran qué es la academia, pero está viva, hoy más que nunca, respira, lucha, se enfrenta a las lógicas del capital, se resiste; aunque creo que para usted eso debe ser cuestión de tipos con nombres como Trotsky y Lenin, pero no se equivoque, también nos interesa a los Carlos, Marianas, Beatrices, Josés… En lo que si estoy de acuerdo con usted es en aquello de que «los “procesos universitarios” se han vuelto tan laxos», porque ahora se puede ser docente sin poseer el saber, acaso los títulos, se puede ser administrativo sólo si cuentas con espacio burocrático o palancas políticas y muchos estudiantes parecen teletubbies adormecidos bajo el influjo de este tiempo que adormece. Sí, la universidad pública se ha vuelto laxa, ahora se parece más a la privada.

Ahora bien, sobre jíbaros, distribución legal, protección financiada y precios de alucinógenos, su discurso parece de alguien que considera que la universidad debe preocuparse sólo por “asuntillos de disciplina”, no por problemas sociales reales; por lo tanto no tenemos mucho que discutir; y el ambiente que describe parece más extraído de sus ganas de ficcionar que de la realidad, le recomiendo deje de ver por un tiempo Los Soprano, puede aprovechar ese lapso para que lea el alucinante libro Plantas de los Dioses. Orígenes del uso de los alucinógenos de Albert Hofmann y Richard Evans Schultes.

Finalmente, como usted lo repite la historia es tragedia y es comedia, y se repite, como su discurso de ministro de defensa, porque algunas veces me ha hecho carcajear con sus agracejos, pero después de leer su columna me dieron ganas de llorar, y no precisamente de la risa.

febrero 07, 2012

¡ CÓMO ME ENCANTA GRITAR A LOS DEMÁS!

Por: Carlos Arturo Gamboa
¡Cómo me encanta gritar  a los demás! Hacerlos ver ridículos en medio del gentío, sentir esa superioridad que ofrece el sonido penetrando los oídos de la gente. Me gusta hacerles saber que soy YO quien manda aquí, y si puedo, en todas partes. Mi ego expande sus enormes alas pavorreales cuando tengo al frente una mirada humilde, pues sé de antemano que son ellos mis platos favoritos. Me desayuno con mis subalternos y me almuerzo a mis coterráneos. Me encanta el excelente manejo de mis palabras. Certeras balas son mis gritos pues todos corren a cumplir mis ordenanzas.
¡Cómo me encanta gritar a los demás! Muchas veces he disfrazado mis errores tras una cortina bulliciosa y entre más alta sea la respuesta, mayor será mi grito, porque nadie me supera en el arte de gritar. Sé que todos respetan ese fuerte carácter que fui adquiriendo con la experiencia de la vida, como si una voz interior me dijera grita, grita, grita y triunfarás. Sólo algunos humanistas hablan mal de mis exclamaciones y  gestos, y cuando el caso lo amerita, insultos y ofensas merecidas. Los demás saben que esas son las armas con las que administro mi existencia; el grito es y será mi causa preferida.
¡Cómo me encanta gritar  a los demás! Sólo que hoy estoy entristecido porque nadie hace caso a mis alaridos. Mis imprecaciones nadie las escucha. Todos continúan haciendo sus oficios, ríen, cantan y YO sigo gritando y gritando hasta agotar el aire en los pulmones. ¡Qué mutismo!
¡Cómo me encanta gritar a los demás! Pero, ¿será que he perdido la capacidad de la audición de tanto grito? ¿Será verdad eso de que el grito fácilmente se hace olvido?                                            

enero 26, 2012

UT 20.12: ¿TRANSICIÓN O CONTINUISMO?

Por: Carlos Arturo Gamboa B.

Los periodos extensos de gobierno siempre fenecen con los mismos síntomas: menoscabo de las participaciones democráticas, construcciones de meta-relatos excluyentes y asfixia institucional. Esos son los síntomas presentes en la Universidad del Tolima tras más de una década de una administración que cayó en la principal trampa del poder, su obnubilación.
A falta de unos claros lineamientos académicos, la Universidad del Tolima ha venido soportando una serie de fenómenos que evidencian su crisis: direccionamiento administrativista por encima de su misión académica, afán por cumplir los indicadores del mercado educativo y apuesta a los simulacros universitarios en boga, -hoy llevados a la guillotina por el movimiento estudiantil-, que han extendido un negro manto de dudas sobre la razón de ser de la única universidad pública en 24 mil kilómetros a la redonda.
El desafío ahora es romper con esa lógica, es devolverle a la Universidad su dignidad de Alma Mater, es desatar el nudo gordiano de la politiquería que permeó su esencia, es levantar el rostro y divisar la ruta de su razón de ser. El problema central consiste en cómo desenterrar las raíces, porque es simbólico que la cabeza de la administración ya no esté, pero las malezas plantadas durante años siguen vigentes, están enraizadas en los estamentos profesorales amañados con el “nada cambia”, en los funcionarios adormilados por la prebenda, en los estudiantes cooptados con pequeñas dádivas, en los escépticos del “importaculismo” del siglo.

Pero también están muchos a la expectativa: los docentes comprometidos con el saber, los que hacen de la cultura resistencia, los funcionarios honestos que cada día ejercen su labor con dignidad, los estudiantes inquietos que no se acomodan al vaivén de las olas burocráticas, aquellos que no son indiferentes porque piensan, discuten, sueñan… Con ellos toca unir voluntades para devolverle a la Universidad del Tolima un espacio en el escenario de los sueños de transformación social. No será fácil, romper el ciclo de acomodamiento y mezquindad es necesario, y son muchos que anquilosados al poder clamarán porque la sombra de su pastor no los desampare. El reto está en poder tejer el hilo de la transición de una institución mercantilizada y tecnocrática hacia esa Universidad Pública que deseamos, si estas rupturas no se gestan estaremos entonces condenados a la extensa noche del continuismo.

enero 22, 2012

SISTEMA EDUCATIVO: ¿CRISIS O INVIABILIDAD?

Por: Carlos Arturo Gamboa B.
I
No es que el sistema educativo esté en crisis, es que no es viable, sólo elucubrando de esa manera podemos empezar a debatir los múltiples escenarios de la educación en Colombia, incluso la privada. El Ministerio de Educación, tan aparentemente preocupado por el sector de lo público debería “inspeccionar” aquello que sucede en la cotidianidad. Cada vez la carrera docente es más parecida al teatro de lo absurdo, los nuevos profesores se enfrentan a un mundo de la vida en donde su saber es burla del mercado. Colegios que pagan miserables salarios a los recién egresados hacen que comparativamente gane más un limpiador de parabrisas. Lavar los parabrisas en los semáforos es un sub-oficio más de la clase desprotegida y su labor es vital. Un joven sin más oportunidades puede llegar a ganarse entre 15 y 20 mil pesos en el día. Un docente recién egresado de un pregrado debe trabajar medio tiempo por la irrisoria suma de 250.000 pesos mensuales.  Por cada jornada suya obtiene 8.300 pesos, de ahí paga su transporte y no sigamos calculando. Además debe orientar todas las áreas, porque por obra del mercado en las escuelas si existe la transdiciplinariedad.  Y ante el arrodillamiento del Estado, ¿quién controla el mercado? Lavar parabrisas es importante, evita que la gente se estrelle, pero educar lo es mucho más, evita el atraso y la ignorancia, pero es más benéfico para el mercado tener panorámicos limpios que seres humanos menos ignorantes. Eso garantiza su reinado.
Frente a esa tangible realidad, fácil de verificar con un simple sondeo de los docentes subsumidos a las voluntades de los colegios de garaje y no pocos colegios de tradición, uno termina por creer que el modelo educativo colombiano no necesita una reforma, si no su destrucción. El arte y oficio de la docencia debe estar a tono con la posibilidad de un cambio social, pero dentro del modelo actual es imposible.
II
Ante la arremetida del Ministerio de Educación Nacional contra lo poco que queda de lo público en el sistema educativo superior, la opción de reformar es la menos adecuada. Maquillaje de saltimbanqui son las reformas pasajeras, se requieren cambios estructurales. Atrevamos una propuesta de nueva ley  de educación concreta, como nuestras necesidades:
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
1.       1.La educación es un derecho constitucional, no un bien.
2.       2.Todo colombiano tiene el derecho a educarse hasta el nivel que él autónomamente lo elija.
3.       3.La educación es la base de la construcción de un pacto social por la equidad, la justicia y la dignidad del pueblo.
ARTICULADO
ARTÍCULO 1. La educación es gratuita en los niveles de pregrado y posgrado para todos los colombianos.
ARTÍCULO 2. La Universidades Públicas son autónomas para determinar la naturaleza de los saberes que puedan repercutir en el desarrollo de la población colombiana, es decir de la construcción de sus propios currículos.
ARTÍCULO 3.  El Estado colombiano destinará el 10% de PBI para transferencia a la educación pública universitaria, sin más condicionamientos de que la veeduría ciudadana garantice que dichos dineros no sean repartidos entre la corrupción. Dichas transferencias serán equitativas sin privilegiar las grandes universidades.
ARTÍCULO 4. Las Universidades serán autónomas en la construcción de su gobiernos universitarios, el cual debe estar conformado por miembros de la comunidad universitaria. Habrá un representante del gobierno y del Ministerio, pero sólo tendrán voz, no voto.
Ahora veamos que gobierno y que ministra se le apunta a discutir esta propuesta. Con ellos me siento a debatir. Lo demás es reformismo.

enero 17, 2012

UNIVERSIDAD: LA PIEDRA EN EL ZAPATO DEL SISTEMA

Por: Carlos Arturo Gamboa B.

 Publicado en Boletín Universitario No. 057.

¿Cuál es el destino de la Universidad Pública en Colombia? Esa es la pregunta sobre la cual deberían girar todas las discusiones actuales de la academia, pero que desafortunadamente está ausente de la gran mayoría, sin restar importancia por supuesto al gran debate que han generado los estudiantes universitarios desde múltiples lugares, como la MANE y la Constituyente Universitaria, entre otros.
El sentido de la educación radica en la potencialización de una comunidad hacia el sentir crítico, la generación de saber y la idea colectiva de nación a la que aspira una sociedad; y en un planeta cuya dimensión de gobernanza está supeditada a los rizomáticos movimientos de la sociedad del consumo y las intrincadas secuelas del poder monetario, pensar en nación, en comunidad y sentido crítico, pareciera ser distópico. Pero es precisamente la imposibilidad de esa posibilidad la que debe erigirse como el vórtice de la tensión. O nos asumimos de lleno al mundo del mercado, con sus fugaces esperanzas de bienestar, con sus seudo-concepciones al deseo humano, o radicalizamos nuestra postura como “entes pensantes” que conforman la común-unidad universitaria y desde allí apostamos a la fuerza de las ideas y al engranaje de la acción. Otra universidad debe ser posible, he ahí el imperativo. No se trata de pequeñas transformaciones, de acomodamientos a los cauces del mercado, de aceptación a aguas-tibias de las políticas que no son nuestras, sino que se gestan en las entrañas de las bolsas de valores y los enunciados de bien(mal)estar económico.
Por lo tanto, la radicalización del pensamiento no debe ser tomado como un síntoma de “avance hacia atrás”, sino como un sentir colectivo humano que reclama otra sociedad, otro des-orden. Jugar al puzzle que nos proponen el espíritu reformista de la época, no es sino adaptarnos a las reglas del juego. Des-adaptarse es la salida, de lo contrario seremos el bufón de la corte que por unas horas le está permitido burlarse del séquito y luego retornar a su caverna de silencio. Des-intelectualizarse es urgente para el sujeto universitario, abandonar su pedestal de acomodamiento en donde reposan sus migajas de un antiguo sueño. Cerrar el juego de tecnócratas y abrirle espacio al retorno de las ideas, del pensamiento en su más radical accionar, de-construir el entramado universitario y devolverle el saber al sujeto para que él sea sujeto de saber.
¿Para quién es el reto? Para todos aquellos cuya dimensión antropo-social le sea dado llamarse universitario. Difícil desafío para una comunidad adherida a la tranquilidad de no pensarse, de permitir que otros (no el Otro) decidan sus derroteros. El resultado de la no acción está a la vista, esa es la Universidad que hemos venido construyendo, la cual ostenta paredes, diplomas, conglomerado de silencios e indicadores, pero que cada vez está más lejos de ser una institución que dialogue con su entorno y con su tiempo. La otra universidad, la que nos impele el tiempo-histórico a construir, debe ser la piedra en el zapato de sistema. ¿Tendremos hombres y mujeres dispuestos a este reto? Esa es la otra gran pregunta.

enero 05, 2012

LOS DISFRACES DE LA CORRUPCIÓN


Por: Carlos Arturo Gamboa
Por estos días en toda Colombia se acciona la más soterrada de las formas de corrupción, auspiciada por ese marcado cinismo ético tan promovido por el mundo bajo el eslogan de la democracia: la politiquería. Aunque la politiquería, la influencia descarada, el amiguismo trásfuga y  la repartición del bien público es el continuo devenir de nuestros entramados de poder, por estos días, con el posicionamiento de nuevos alcaldes y gobernadores, es el festín predilecto.
Mientras la mayoría retorna a sus mundos cotidianos, otros cientos se aprestan a disputarse las pocas tajadas que quedan del gran pastel de lo público: el erario. Los viejos y nuevos caciques, dueños del país, alimentados por la ignorancia electoral de los millones de colombianos que votan, manipulados o esperanzados, ponen y quitan fichas en los puestos públicos, como si se tratase de un juego. Sin el menor descaro, sin el más mínimo asomo de vergüenza, sin sonrojarse ante la ética, los puestos públicos son entregados a esa minoría que se quedará con los recursos de la mayoría.
Lo que no existe en verdad es la política. El sentido de lo público para lo púbico es la sonrisa de Judas mientras parte el pan, todo debe ser depredado. La anormalidad es la norma, sin reparos se dice que X o Y es cuota de A o de B, desde las cárceles se nombran funcionarios, en las casa-fincas se pactan los destinos del dinero público. Todos miran y a todos les parece normal. Robar lo público entre amigos parece ser el pasatiempo de los colombianos que aspiran y llegan al poder. En medio de ellos algún personaje ético refundido apenas sentirá náuseas ante tanto descaro, ante tanto discurso inane sobre la corrupción, ante tanta seudo-ideología que no diferencia a ningún partido de ningún partido, porque todos quieren llegar a lo mismo, a depredar el país.
Por eso no sorprende que si observamos con detenimiento el listado de los nuevos asesores y funcionarios de los gabinetes de las gobernaciones y alcaldías de Colombia, encontremos la casi total ausencia de hombres y mujeres pulcros, más bien hallaremos los mismos nombres tradicionales, que han saltado de puesto en puesto, influenciados por la politiquería, aumentando sus pensiones al tope, construyendo sus futuros avaros a costa de las necesidades de la población vulnerable. En lo público (y en lo privado) está casi ausente la ética, el trabajo honrado y el esfuerzo intelectual; en lo público lo que prevalece es el renombre que te da pertenecer a alguna de las sectas depredadoras, no importa cuál, al fin y al cabo si miras con detenimiento verás que entre ellos no hay diferencias, cuando se trata de repartir el botín olvidan sus discrepancias. Como bien dijera Frank Herbet, “la corrupción lleva infinitos disfraces”, por eso muchos esperan con paciencia su turno; el perverso sistema de la democracia del consumo así lo garantiza. 

Sólo hay un imperativo y es que, como lo dijo la cantante Joan Baez: “Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella”.

enero 04, 2012

CULTURA

Los nuevos años sólo podrán ser nuevos, si derrotamos las viejas formas de la mezquindad humana. Este texto del ensayista William Ospina deja para el lector un sabor amargo de realidad, pero el espíritu abierto a los principios de esperanza y de resistencia.

Por: William Ospina
Hay personas aparentemente ociosas que se fijan en cuánta agua de una bañera es desplazada por un cuerpo sólido que entra en ella.
Hubo quien frotando ramas por azar descubrió que era posible producir fuego. Hubo quien a partir de los diez dedos de sus manos concibió el sistema decimal. Y allí donde todo el mundo está habituado a ver que las manzanas caen de los árboles, algún día apareció alguien que se preguntó por qué caían.
Quizá no hay nada más provechoso en el mundo que la ociosa creatividad que no busca ser rentable, la libre meditación, el “conectar los puntos” como lo llamaba Steve Jobs, “la imaginación irresponsable” como la llamaba Jorge Luis Borges, la curiosidad, la percepción de los detalles y de los matices, las artes combinatorias, la sensibilidad que se deja herir por las formas del mundo y que produce de repente el lampo di genio de alguna síntesis benéfica.
Por ese camino la humanidad consiguió su poder sobre el fuego, descubrió la rueda y la palanca, halló los números y los alfabetos, inventó la medicina, dibujó las constelaciones, midió la Tierra, alcanzó la geometría y a través de ella obtuvo el estatuto básico de las ciencias. Por ese camino la humanidad pasó de los conjuros a los poemas, de las anécdotas a los relatos y a las novelas, del silbo del viento en las cañas a las sinfonías de Mahler, de la superstición a las religiones, de los cálculos al cálculo y de las explicaciones rudimentarias a los vastos sistemas filosóficos: de las discusiones en las esquinas de Atenas al “palacio de precisos cristales” de Kant, a la catedral espiritual de Hegel, al cosmos divino de Spinoza y a las exquisitas arquitecturas de Schopenhauer, donde todo está sostenido por todo.
Inventar la silla, la mesa, la almohada, la puerta, la ventana, la utilización del frío para conservar los alimentos o los diez pasos inauditos que llevan desde la siembra del café hasta la densa infusión del color de la noche; fingir el mundo en colores de aceite sobre un lienzo o con tinta sobre un papel, inventar el lienzo y el papel, llegar a los mapas y a los libros, a las oraciones y a los funerales, pasar de la balsa al trasatlántico, del dragón de papel a los transbordadores espaciales, de las danzas guerreras a los carnavales planetarios, es lo que llamamos la cultura. Y también es la cultura la conciencia lúcida que critica, el ciudadano indignado que reclama, el individuo que se sabe digno de heredar todas las conquistas de la civilización.
Ella nos ha traído desde esas incómodas cavernas hasta los salones iluminados de lámparas, con diálogo apacible, con licores y cenas, mirando la medida del tiempo en la muñeca, arrancando las hojas últimas de los calendarios y hablando de esas cosas impalpables y refinadas que son la felicidad y el futuro, con todos los verbos y las figuras gramaticales en regla, y con la certeza casi absoluta de que los proyectos bien concebidos se realizarán en esos tiempos hipotéticos.
Fue Paul Valery quien dijo que “el hombre es absurdo por lo que busca y es grande por lo que encuentra”. Fue Auden quien dijo que “el artesano sabe siempre qué tipo de objeto piensa elaborar y reproducir, en tanto que el artista sólo sabe lo que busca cuando lo encuentra”. Ello significa que para encontrar las cosas a menudo hay que avanzar a ciegas, presintiendo, intuyendo, equivocándose, recibiendo la memoria de las edades, dando pasos sobre las huellas de otros. Ello significa también que la primera vez, cuando el artesano hizo su invento, descubrió su diseño, era también un artista creador. Y que el artista, obedeciendo a leyes secretas, oye voces, sigue pálpitos, conecta puntos, y de viejos inventos obtiene nuevas conclusiones.
Tal vez por eso suena tan mal cuando los políticos llegan con el cuento de que la cultura debe ser rentable y autosostenible, y que todo invento es propiedad privada. Con los inventos de la cultura trabaja y es rentable toda la civilización. Nadie nos cobra por usar las cifras, las letras, las palabras, todavía no nos pasan la cuenta mensual los propietarios de la gramática por utilizar los verbos y los adjetivos, aunque, como van las cosas, eso ya llegará. Alguna multinacional ingeniosa aliada con algún gobierno corto de espíritu privatizará los grandes bienes universales de la cultura, como han privatizado las obras de Van Gogh, con las que él pagaba a duras penas su plato de sopa, para que sean ahora la imagen de las tarjetas de crédito; como quieren privatizar el agua, los secretos del cuerpo, el viento y las semillas.
Oscuros banqueros especulan, tortuosas corporaciones trafican, los Estados son saqueados sin escrúpulos, la tierra es objeto de valorizaciones y destinaciones ocultas, las burbujas financieras estallan, malos manejos y malos gobiernos precipitan a las sociedades en la recesión y en la crisis, el tesoro público se convierte en la tabla de salvación de los capitales privados, y llega por fin el infierno tan temido de las vacas flacas y ya no del recorte, sino de la mutilación de los presupuestos.
¿Recortarán por fin donde hace falta? ¿Controlarán la corrupción? ¿Mejorarán el recaudo fiscal? ¿Vigilarán las contrataciones, se abstendrán de guerras infames, de espionajes onerosos, de operaciones fraudulentas, harán que paguen por fin los responsables? Claro que no. Una vez más recortarán donde se recorta siempre, en la cultura, en la educación, en la justicia, el estímulo a la creatividad será el gasto inoficioso que hay que controlar.
Los mandatarios sólo deberían hacer lo que les mandemos. Pero ellos saben bien que, para ponerlos en su sitio, nada nos hace tanta falta como la cultura que nos recortan.

diciembre 14, 2011

NUESTRA METAMORFOSIS

Por: Carlos Arturo Gamboa

Publicado en: Separata Aquelarre No 13.
El pensamiento de Nuestra América
Flexibilización laboral y crisis de la educación


Después de una eterna noche de sueño intranquilo los seres humanos amanecimos convertidos en escarabajos. Sin poder reconocer nuestras peludas formas de desplazamiento, ahora sólo atinamos a decir, al unísono de Samsa: “¿qué nos ha ocurrido?”
Sujetos al artefacto de la producción, años atrás los seres humanos soñaban con llegar al tope del bienestar productivo, laceraban sus días y sus noches golpeado el mundo para extraer de sus entrañas la plusvalía, pero poco a poco se fueron dando cuenta que el bienestar sólo aumentaban en las cuentas bancarias de unos pocos, mientras la mayoría, la masa uniforme de obreros, sólo heredaban del capital sus miserias y apenas lograban subsistir en los cordones suburbanos de la pobreza. Para entonces la exuberante factoría era el lugar ideal para la producción de bienes de consumo y las ciudades, sitiadas de humo y hollín, se fueron agrandando en contracciones del poder central, mientras los suburbios recibían los desechos de la ciudad y la riqueza.
Fue cuando el hombre vestido de grasa levantó su voz para que los cyborgs de la producción respetaran sus derechos y la satanización de sus gritos hizo que el imaginario cultural los culpara de la falta de productividad. El capital, que se alimenta de la sangre de los desposeídos, seguía creciendo y un día la fábrica ya no fue el lugar de la producción, había nacido la hija bastarda de la mercantilización, la producción de servicios; y con ella los nuevos regímenes laborales mutaron a extrañas formas disfrazadas en los seudo-discurso de la productividad. Conceptos como círculos de calidad empezaron a flotar en las nuevas empresas centradas en la competitividad para el mercado y entonces los derechos eran apenas enunciaciones de hombres delirantes de libertad. Los sindicatos se desmontaron mediante chantajes propios de las dinámicas del sistema: compra de los líderes, contrato de trabajo en donde de entrada los empleados debían renunciar a cualquier posibilidad de asociación y, aquellos quienes se resistieron convencidos que primero es el ser humano que el capital, terminaron por ser devorados por la gran máquina productiva. El capital se alimenta de sangre.
Pasados algunos años, en la mayoría de los centros productivos los sindicatos eran relatos míticos de un pasado recóndito, a través de las tonadas de una historia inmemorial escuchamos decir que ellos eran una especie de vampiros de la producción, que las empresas se habían diluido por su culpa y no pocos discursos economicistas culparon al obrero del atraso de nuestras naciones. Los pocos sindicatos que resistieron se convirtieron en amorfas formas de asociación cuyos objetivos ya no era resistir al embate del capital devastador, sino que se limitaban a recibir las migajas del festín de la producción. Muchos de los sindicalistas que otrora entendían la perversidad del sistema, terminaron siendo absorbidos por las fórmulas del éxito empresarial, ahora convertidas en paradigmas culturales: Tener, comprar, viajar.
Y cómo el capital muta desaforadamente, pronto entendió que debía no sólo hacer del ser humano un esclavo de la producción, porque los esclavos terminan por romper el ciclo del consumo, entonces hizo del trabajador una marioneta que produce bienes superfluos y compra falacias. Los adoradores de la imagen icónica de los grandes triunfadores anunciaron el nuevo aforismo: tener o no tener, he ahí el dilema… Y todos en la carrera loca por la obtención de la seudo-felicidad de nuestro tiempo, nos dispusimos a seguir alimentando el capital con nuestra sangre. Trabajadores esclavizados en las oficinas, esas fábricas de los nuevos servicios, gastamos horas, días, años y vidas alimentando un sistema que se queda con casi todo, mientras los demás creemos erróneamente que un auto, un apartamento y una familia consumidora que viaja cada año a las playas, es símbolo de éxito y prosperidad.
El tiempo es aciago, porque no sólo nos han robado la libertad, sino que además no hacen sentir culpables del fracaso del mundo que tenemos. La mentira se hace una verdad: somos las mayorías quienes por ineficiencia tenemos el mundo patas-arriba, la pobreza es culpa de los pobres porque el planeta ha abierto sus fronteras al mercado y los pobres no son competitivos. Debemos pagar con sangre nuestros errores, debemos renunciar a todo, nuestra vida debe estar dispuesta al justo a tiempo de la maquinaria especulativa.
Desaparecida la idea del obrero sudoroso que reclamaban con ahínco sus derechos, ahora sólo tenemos imágenes de ejecutivos light, uniformados por la cotidianidad, encerrados en sus poco metros cuadrados de oficina, de frente a un computador que te evita el desplazamiento, ahora, te dicen: el mundo es tuyo, ve y conquístalo, y en medio de la modorra de un sueño que es brutal pesadilla, los seres adormilados entregamos el Ser y el Estar a un tiempo despiadado, a una empresa, a un puesto de trabajo que se debe conservar aún a costa de nuestros verdaderos sueños. La libertad ha sido arrebatada y ahora la compramos en productos bajo el slogan de un silencio: la amistad es un banco, la alegría una gaseosa, el amor un jabón de baño, el deseo una mentira.
Cuando Gregorio Samsa despertó y observó su condición de monstruo, porque ya no era productivo para el mundo laboral, entendió su drama y susurrando en el idioma de los insectos, nos afirma el narrador, se dijo así mismo:
¡Qué cansada es la profesión que he elegido! –se dijo–. Siempre de viaje. Las preocupaciones son mucho mayores cuando se trabaja fuera, por no hablar de las molestias propias de los viajes: estar pendiente de los enlaces de los trenes; la comida mala, irregular; relaciones que cambian constantemente, que nunca llegan a ser verdaderamente cordiales, y en las que no tienen cabida los sentimientos. ¡Al diablo con todo!

Quizás sea ese final el necesario, al diablo con todo ese mundo artificial de los sueños de oficina, al diablo con las esclavitudes modernas disfrazadas de bienestar, al diablo con las nuevas formas de opresión en donde el yo-sujeto ya no existe, sino que se convierte en la letra menuda de un contrato con el que te garantizan las cadenas y la pérdida de tu libertad, mientras sueñas que un días serás el empleado del mes, el más prospectivo, el más eficiente, que no es otra cosa que decir que eres el hombre que más alimenta la sed del vampiro del avaro sistema, que como enunciara Erich Fromm, “es un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable por satisfacer sus necesidades, sin llegar nunca a conseguirlo”.