septiembre 25, 2012

SÓLO EXISTE, QUIEN RESISTE


Por: Carlos Arturo Gamboa B.
¿Ustedes qué es lo que buscan profe? Me preguntó ese estudiante, entre incrédulo y aséptico. La pregunta no es de fácil respuesta cuando miramos el contexto sobre el cual nos movemos “unos pocos” convencidos de que aún es posible “hacer algo distinto”, de que aquí no todo está predeterminado por una lógica que parece alimentarse de sueños.
Y la reflexión es válida. ¿Qué se busca entre las ruinas del sin-tiempo? Ahora cuando la mayoría se refugia en el árbol frondoso de la comodidad. Ahora cuando otros, ahítos de tiempo y de cordura, se niegan a la incertidumbre. Ahora cuando muchos quienes enarbolaron las siempre fraudulentas banderas del inconformiso, acampan en las zonas del confort. Ahora cuando levantar la voz clamando por “algo distinto”, es asumido por la mayoría como pecado capital. Pues ahora es cuando es más válido luchar. ¿Por qué? ¿Cambiaremos algo en esa desvencijada estructura? ¿Será inútil esa lucha? ¿Quedaremos solos, como en una película apocalíptica?
Esta parece ser la época de las resignaciones. Todos quieren caminar en pos del sendero ya trazado. Así ha sido, y así será, profetizan los aduladores del miedo. Muchos de los que nos preceden tenían sueños, quizás más válidos que los nuestros, pero una mañana de un día incierto se despertaron aferrados a sus camas, presos de la inoperancia que se deposita en los relojes de la historia. Y desde entonces caminan encorvados porque su negación es justiciera. Porque tienen miedo de mirar atrás y ver el cadáver de su lucha siendo devorado por el enemigo, mientras ellos, complacientes, disponen la mesa.
Por eso es necesario luchar. Para evitar que ese tiempo se repita como un círculo infinito. Para que las generación que caminan a nuestros lado pueda intuir, por un instante, que no estamos condenados a repetir la tragedia de quienes nos miran desde la nostalgia de sus sueños entregados, y nos señalan como ilusos radicales, porque quizás fue su falta de radicalidad la que hoy los tiene como mansos corderos recordando que un día fueron lobos esteparios.
Por eso muchacho, por eso hoy debemos luchar, porque es la huella que se deja en el camino lo que buscamos. Porque sólo existe, quien resiste. Los demás apenas sobreviven.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermano, bello texto,
Es la idea, la potencia y la creación en medio del desierto.
Esa es nuestra apuesta.
Poeta, mi abrazo

Jorge Octavio Gantiva

Anónimo dijo...

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