abril 07, 2011

INNOVAR PLAGIANDO, INVESTIGAR MENDIGANDO: MENTIRAS, SIMULACROS Y TRUQUITOS

Por: Carlos Arturo Gamboa
¿Qué balance puede hacer un participante al foro internacional de educación superior, realizado los días 5 y 6 de abril en Bogotá? Más allá de cifras que ocultan discursos, de discursos que esconden cifras, de modelos que invitan a la innovación y apenas logran ser copias borrosas de un paradigma macro que se duplica en el mundo, de los mismo viejos problemas de la educación superior que se pretenden solucionar desde el escritorio de algún burócrata viejo o un nuevo tecnócrata; más allá de ese gigantesco lugar común, parece existir sólo un vacío, que debe ser llenado por el mundo del saber, pero que ahora está copado por el mundo del mercado.
Una propuesta de reforma ambigua, como sus diseñadores, se pretende vender al mejor estilo de tele-marketing, usando personajes impostados, traídos de lejanas tierras, porque creen que a los colombianos aún nos sorprenden sus espejos de colores. Muchos discursos y un solo dios verdadero, el mundo del gran consumo, ahora con ganas de penetrar las profundidades del saber, para extraerle la esencia y convertirlo en bonos transables en la bolsa, eso es todo; lo demás formas paródicas de lo mismo. Y esos personajes, puestos en la escena exótica de un país por donde circulan Volkswagen y zorras tiradas por famélicos caballos por el mismo carril de la autopista, apenas pueden medio inferir que lo hecho es parte de la venta de sus servicios educativos, su gran contribución desde la sociedad del conocimiento al desarrollo tercermundista. Luego abordarán sus vuelos y apenas recordarán que existe un lugar del mundo llamado Colombia, en donde los dueños del mundo quieren seguir cosechando sus larvas.
Mentiras en subasta, simulacros alejados de nuestras realidades, truquitos del mercado, diapositivas en serie, unas tras otras, mostrando el mundo ideal de una reforma, que no es tal, sino un cambio profundo de la concepción de universidad, que en muchas partes ya es un hecho y que busca legalizar el concubinato de universidad y mercado, porque a la pobre universidad pública ya se le nota mucho la preñez. Mentiras, dicen que la universidad con ánimo de lucro no es privatización, ahora resulta que el mundo económico descubrió nuevas formas de capital, porque a estas empresas privadas que entrarán al mundo de la universidad no les interesa la rentabilidad, no subirán precio del “servicio educativo”, (ni para qué recordar que era un derecho), no afilarán los currículos para su beneficio privado, sólo serán unos señores altruistas, sin rostro y donantes de desarrollo. ¿Alguien quiere voltear su mirada hacia lo que antes era la salud pública y descubrir la misma lógica? Simulacros, que el Estado entiende la importancia de la educación superior, pero la pobre viejecita no tiene para invertir en la potencia del desarrollo de un país, entonces toca llamar a los hermanos de la caridad del gran capital para que hagan ese esfuerzo; y ¿de dónde entonces salen los dineros para sostener la política de la guerra y de la corrupción? Truquitos del mercado, que las multinacionales que llegarán a invertir en investigación son los prohombres del futuro, que aportarán a los índices de desarrollo de la región, que harán que nuestras universidades ingresen al ranking mundial; pero olvidan contarnos que ellos están socavando nuestra riqueza, depredan nuestros recursos y además ahora nos van a comprar en cómodas cuotas nuestro saber.
Y así, entre cuenteros coreanos, deslucidas parisinas, despistados colombianos y paquetes chilenos, la función deja una lección: que no hay peor ciego que los que no quieren ver. La llamada reforma es un embeleco que no puede ser creída ni por la Ministra María Fernanda Campo, cuyo cyborg-discurso es siempre el mismo, así las preguntas y los escenarios cambien. Detrás de este nuevo intento por sodomizar la universidad pública, no hay más que la continuación de un proyecto de país pensado desde los cafetines de Miami, otra imitación histórica y otra negación a construir desde nuestras realidades, nuestros sueños, necesidades y fortalezas. La muletilla es la misma, la de la Ministra durante sus casi dos horas de diapositivas, “por último pero no menos importante…” Si, por último la estocada final al bravo toro de la educación pública.
Foro abierto a puertas cerradas e imposibilidad de confrontación, cada vez que alguien rompía el protocolo, la policía ingresaba lenta y sigilosamente, como cualquier estrategia de mercado, y se hacía al lado del “sospechoso” participante, es decir alguien que no se tragaba los cuenticos chinos. ¿Esa será la lógica del debate nacional? Quizás por eso Nyet Ngo Lee, (UNESCO) no se atrevió a desarrollar esas críticas que dejó en punta sobre la responsabilidad social de la educación, el acceso democrático y la equidad, pero es que uno viniendo de Malasia, no puede arriesgarse a ser rodeado por un pintoresco grupo de uniformados quienes tienen claro, igual que muchos señores del gobierno, que la educación superior lo que necesita es más control y poca inversión.
Al final un panel en donde los participantes intentaron desnudar lo ladino de la propuesta, pero que sólo servirá para anunciar que la comunidad académica ya fue escuchada, el cinismo en sus apogeos. Innovar plagiando, investigar mendigando, bienvenidos al futuro, decía otro presidente que hoy es recordado como unos de los primeros en entender que la soberanía es una marquilla comercial. Afortunadamente los universitarios de verdad (no los gestores del capital) entendemos que una nueva argumentación es posible y que las fórmulas del capital no alientan nuestras profundas enfermedades, a ellos sólo les interesa el copago que les pueda generar la educación.

2 comentarios:

Lully dijo...

Aquí me tomó el atrevimiento de plagiar una frase que bien aplica en esta entrada tuya querido Carlos:
"Qué bien se expresa el que sabe".

Hugs dear friend!!

Anónimo dijo...

GRACIAS CARLOS SU CRITICA ES MUY CERTERA E IMPLACABLE COMO SOLO LO HARIA ALGUIEN COMPROMETIDO CON LA EDUCACION.

ALEXANDER YATE