julio 29, 2019

El buen ejemplo de la Universidad del Tolima frente a la crisis de cobertura


Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Docente IDEAD – UT

El cambio de paradigma en cobertura
Hace algunas décadas las universidades públicas no necesitaban preocuparse por el ingreso de nuevos estudiantes, el mercado estaba garantizado; por el contrario, podían darse el lujo de filtrar o segmentar con altos estándares la población que accedía a sus programas, tanto de pregrado como de posgrado.
Este comportamiento ha ido cambiando radicalmente, hoy las Instituciones de Educación Superior (IES) se disputan los estudiantes y esto ha desatado una dinámica de competencia por el “mercado estudiantil”; sin embargo, las cifras recientes indican que no hay crecimiento en cobertura. Hoy se puede afirmar que hay mayor oferta de formación superior en Colombia, pero tenemos menos estudiantes en el sistema.
Hay varios aspectos que pueden estar afectando el crecimiento de la cobertura, como lo expone El observatorio de la educación colombiana, en un artículo de julio de este año. Allí se plantean la pregunta ¿por qué no crece la cobertura? y se atreven estas hipótesis:
§  Porque los programas de larga duración dejan de ser atractivos para los estudiantes
§  Porque titulaciones intermedias (p.e. de ciclos propedéuticos), se hacen llamativas.
§  Porque en la última década se han creado y vienen apareciendo más de 20 IES.
§  Porque no hay un proyecto de país o de diseño estratégico técnico que indique hacia dónde debe crecer, desde la educación superior, la matrícula y qué áreas del conocimiento se necesitan.
§  Porque los directivos desconocen las proyecciones reales del propio sector y es sólo a través de los avisos de prensa como se enteran de que X o Y IES abre el mismo programa que ya existe en otras.
§  Porque a multinacionales de la tecnología, como IBM, Apple o Google, explícitamente indican que no les importa si sus empleados fueron o no a las universidades
§  Porque muchas de esas multinacionales ya han creado sus propias universidades corporativas.
§  Porque las IES se han enfocado en buscar estudiantes para primer semestre y los han dejado ir en cerca del 50 % durante la carrera
§  Porque las políticas de aseguramiento de calidad se han diseñado para que las grandes IES, acreditadas, puedan extenderse libremente por todo el país, metiéndosele en el terreno mercantil de las otras IES, impulsando una salvaje competencia de mercado.

En general tenemos como elementos comunes el crecimiento desordenado de la oferta, la falta de innovación con nuevos programas para nuevas necesidades sociales, culturales, económicas y profesionales, la carencia de planes contundentes para evitar la deserción y los engorrosos procesos del sistema para la apertura y acreditación de los programas. A nivel internacional se da cuenta del fenómeno de la educación virtual que gana terreno debido a la flexibilidad de trabajo académico y bajos precios.
Frente a estos retos, las universidades de corte nacional y regional no pueden estar desatentas. La función como IES es la de formación de estudiantes y si la cobertura decae, la misión se torna imposible de cumplir.
Por su parte, el Ministerio de Educación Nacional da muchos tumbos en cuanto a la consolidación de procesos expeditos para refrescar la oferta, los tiempos de respuesta son largos y cada vez exige mayores indicadores, muchos de los cuales riñen con la realidad del país, sobre todo con la posibilidad de llevar educación a las zonas marginales, a las zonas rurales y deprimidas en donde hay un número alto de población que no puede acceder a este tipo de formación.
El problema es que si vemos la educación como un servicio (no como un derecho) se transa la cobertura a manera de mercado, cuestión distinta si el plan del Gobierno fuera educación gratuita y de calidad para todos. Aun así, con las condiciones reales de nuestro sistema educativo, si se quiere cobertura hay que ir donde están los prospectos fuera del sistema y para ello debemos flexibilizar y dinamizar la oferta.
El buen ejemplo de la Universidad del Tolima
Después de venir de una aguda crisis (2014-2017), la universidad pública del departamento del Tolima ha emprendido varios ejercicios estratégicos que la tienen muy cerca de la Acreditación Institucional. Un ejemplo de los impactos de estos planes de trabajo se dio en la sesión del Consejo Superior Universitario del día 23 de julio. En un hecho que debe resaltarse como estratégico para el futuro de la sostenibilidad del Alma mater de los tolimenses, durante esta sesión se aprobó la creación de seis nuevos programas en sus diversos niveles de formación superior, estos son:
Maestría en Urbanismo.
Maestría en Derechos Humanos y Ciudadanía.
Maestría en Pedagogía de la Literatura. En la modalidad a distancia.
Especialización en Ecología Política. En la modalidad a distancia.
Especialización en Medicina Crítica y Cuidado Intensivo.
Pregrado en Química

Esta renovada oferta se suma a otros programas que fueron aprobados recientemente y que constituyen un baluarte para el futuro de la UniTolima, una IES de corte regional con impacto nacional, que a través de sus dos modalidades (presencial y distancia) logra aportar altos indicadores de cobertura al sistema nacional de educación superior. Estos tres programas, para un total de nueve, son:
Especialización en derecho administrativo
Especialización en extensión rural
Especialización en educación para la diversidad en la niñez. En la modalidad a distancia

No obstante, se requiere de mayor celeridad en los procesos para renovar sus registros, ampliar cobertura a nuevas sedes (caso de distancia) y fortalecer la educación continuada, una franja de formación que cada vez tiene más demanda. Este reto, sumado a una política de retención de estudiantes es clave para evitar que los esfuerzos por incluir nuevos graduandos, se vea minimizado por la pérdida de estudiantes que en términos generales ocurre en los primeros cuatro semestres.

Por medio de becas (en este semestre se otorgaron 336 becas académicas solo para la modalidad a distancia), subsidios, programas de bienestar y ayuda académica y de apoyo emocional, la Universidad del Tolima contrarresta la deserción estudiantil; sin embargo, esta política interna debe contar con mayor apoyo en las políticas nacionales y planes como la Generación E no terminan de despegar. No solo se trata de subsidiar la oferta, sino también la demanda.

Coda
El siglo XXI apenas ha despuntado y la educación superior asume nuevos retos globales. Hay cambios de paradigmas en todos los ámbitos de formación, lo cual hace que la universidad deba replantar su misión. En el caso de Colombia, los índices de personas que no hacen parte del sistema formación superior siguen siendo altos, y las necesidades de formación en diversos campos de la ciencia, la innovación y la cultura deben estar en la agenda, de lo contrario los jóvenes de la llamada Generación Z, van a ver poco atractiva la opción de asistir a los campus universitarios. 

Innovar sus ofertas educativas, replantear los modelos de formación (dándole mayor cabida a las tecnologías de información), crear programas que respondan a problemas específicos, con impacto directos en los contextos, trabajar fuerte en la retención estudiantil y ofrecer un valor agregado a la obtención de las titulaciones, son algunas de las estrategias que le permitirán a las universidades públicas crecer con sentido y con responsabilidad.

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