octubre 18, 2013

LA TRAGEDIA DE UN TIEMPO DESPIADADO

Por: Carlos Arturo Gamboa B.

Nos mas volteas la mirada y el mundo agoniza en su tristeza. Estamos presos en un tiempo letal que consume nuestras vidas en vanas promesas de futuro. Cada uno refugiado en su sonriente angustia, gastando oxígeno, alimentándose de la sangre de los otros. Solo unos pocos pueden abrir tranquilamente sus ventanas para observar el verde horizonte. Los demás, la multitud, agonizan bajo los puentes de neón, calcinan sus huesos en las esquinas, entregan su esfuerzo al mejor postor, prostituyen su existencia.
Tiempo sin alma. Época de enormes ruidos y profundas soledades. Habrá que preguntarse si existe mayor plaga para el universo que el mismo hombre. Tiempo de millones de luces y de profunda ceguera. Tiempo de microscopios para auscultar la micro-vida y de telescopios para bucear en el espacio, pero de imposibilidades para abrazar a quien agoniza en tu costado.
En un tiempo así, ¿cómo puedes dormir plácidamente?

VIDEO: ASÍ FUNCIONA EL MUNDO



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Definitivamente, eres mejor poeta que político.

Alberto.

Anónimo dijo...

TIEMPO TRÁGICO

Un loco Poeta del Camino, recomienda que se taponen los oidos para no escuchar el motor de la cierra eléctrica; reventarse los ojos para no mirar la sonisa de los asesinos de frac o de tenis rotos...
Otro, que rememora las cebollas y el estiercol de ovejas, sueña en la cárcel, que la libertad retoñará como el árbol talado, que perseveremos las risas solidarias y escasas
para vencer todos los miedos cotidianos, las tragedias de cada día...

Grupo de Teatro Universidad del Tolima

Aydee Rayo dijo...

Profesor plasma la realidad ante un mundo indolente que agoniza en la indiferencia y donde los esfuerzos no valen por su calidad sino por que los toma el que mejor los manipule , muchas conciencias idas cual veletas al viento sin sospechar el ciclón insondable y terrorífico que lleva en su interior.
Perdimos la dignidad, el alma , la esencia de ser humanos cuando vendemos nuestra razón de ser a las grandes esferas que corroen y llenan de dolor nuestra sociedad.