marzo 26, 2012

PENSAR EN Y CON LOS JÓVENES

Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Por estos días un amargo hálito se pasea por los rincones de la Universidad del Tolima entre estudiantes atareados por la conclusión del semestre, docentes calificando trabajos finales y empleados alistando el trajín de lo cotidiano. Pero el hálito sigue ahí, porque dos jóvenes intentaron suicidarse y una lo logró, y para que el acto no se quede en la mirada amarillista de los medios o el enfoque moralista de los demasiado vivos, es necesario pensar en los sucesos, no para descubrir en su totalidad el porqué, como si tuviésemos la posibilidad de entender las complejidades del alma humana, sino para recordar que somos habitantes cotidianos de un escenario universitario en donde el principal ingrediente es el pensamiento.
Pensar en y con los jóvenes, entonces, es una tarea primordial de la academia, porque de la comunidad universitaria son la mayoría, porque ellos cada vez son más jóvenes cuando ingresan a cursar estudios superiores, porque cada vez son más los que huyen de la posibilidad de formación superior inflando las cifras de deserción, porque una universidad que no piense en los jóvenes sería una paradoja. Los jóvenes que transitan o añoran el campus no son proyecciones nuestras, han sido paridos en un tiempo distinto, sus cuerpos crecen entre pulsiones subjetivas de otros calibres, sus mentes sueñan otros lugares, por eso necesitamos re-conocerlos, entablar un diálogo real más allá de las trajinadas estrategias pedagógicas que cada vez más  parecen recetas de auto-superación, olvidando la idea de Krishnamurti quien afirmara que "no es síntoma de buena salud el estar perfectamente adaptado a una sociedad enferma"
Hace algún tiempo un grupo de docentes, no tan jóvenes pero preocupados por la pulsión de la juventud, decidimos conversar alrededor del tema partiendo por explorar el sentido epistémico de ser joven y su relación  alrededor de algunos de tópicos como la identidad sexual, el uso de las drogas, los consumos culturales y muchos otra categorías, que a la postre originaron la creación del Observatorio de juventud, el cual durante un par de años, y auspiciado por un trabajo solidario de docentes y estudiantes, lograron entablar algunas conversaciones que permitieron un acercamiento más real sobre ese rizomático mundo. Se gestó una revista: Multitudes invisibles, de cual aparecieron dos números y un tercero quedó en la lista de esperas burocráticas; se realizaron conversatorios sobre drogas, sobre violencia, sobre barrismo, sobre tribus urbanas, pero desafortunadamente la dirección de la Universidad del Tolima no entendió la dinámica de este grupo y retiró el apoyo que consistía en el pago de un funcionario, los demás que trabajamos en ese proyecto lo hacíamos sin exigir honorarios. Sin embargo, como resultado de este esfuerzo próximamente saldrá publicado el libro Los jóvenes: umbrales de un devenir. Huellas del observatorio de juventud de la Universidad del Tolima, de Boris Edgardo Moreno, documento cuya vigencia y proyección debería ser auscultado por la comunidad, y retomado en las políticas universitarias.
El punto es que los problemas son reales y están en nuestro radar, conviven con nosotros, la Universidad es una expresión micro-social de la complejidad societal que atravesamos, y en ella, toca pensar, como lo dijera Oriana Fallaci: “…en nuestros jóvenes deteriorados por el bienestar, por la escuela, por sus familias, por una sociedad que ni siquiera es capaz de conjugar los verbos e hilar la concordancia de los tiempos” (La rabia y el orgullo, 2004). Ojalá se entienda la importancia de re-conocer las nuevas subjetividades, de abrir espacios para intentar respuestas a nuestras pulsiones y abandonar la falsedad de la mirada y el asombro cuando los hechos nos recuerdan que también tenemos piel.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

HOLA CARLOS ME GUSTO EL ARTICULO SOBRE LOS JOVENES .

FELICIDADES, MANUEL M. CHAO.

Anónimo dijo...

Carlos
Un texto interesante y oportuno que nos invita a seguir en nuestra labor académica sin importar que ya no estemos en clase...

FABIO MONCADA

Anónimo dijo...

Apreciado Carlos a mi tambien me interesa el tema de los jovenes,desde hace varios años en compañìa de Arlovich Correa propusimos un seminario de investigaciòn al respecto,de esa experiencia se derivaron algunos trabajos de grado de estudiantes de Ciencias Sociales.En la actualidad el doctorado que realiza Arlovich es en Niñez y Juventud,mi tesis de maestrìa es sobre jovenes y consumos culturales. Estare atento a participar de alguna actividad que ponga sobre la palestra el tema para la reflexiòn.

Cordial saludo

Cesar Fonseca

Anónimo dijo...

Hola Carlos Gamboa, me ha parecido muy humano ese escrito que me ragala de saber convivir con los jóvenes, lo he vivido con mis sobrinos mas de cerca y vivo como ser esa multi-complejidad sub-yacente de la adolescencia de nuestros muchachos y muchachas, en alguna medida, la doble mirada que les hacemos y nos hacen, del potencial de su semilla pero otra cara, cuando los resultados que tenemos, de ellos, es la contradicción de la ternura, de capacidada creadora, en fin, que les estamos dando, para recibir su decidia, muchas veces?


Saludos y felicitaciones, por mostrarnos esa identidad que guardas a través de los escritos, Argenis Ramírez Flórez

Anónimo dijo...

Hola Carlos Gamboa, me ha parecido muy humano ese escrito que me ragala de saber convivir con los jóvenes, lo he vivido con mis sobrinos mas de cerca y vivo como ser esa multi-complejidad sub-yacente de la adolescencia de nuestros muchachos y muchachas, en alguna medida, la doble mirada que les hacemos y nos hacen, del potencial de su semilla pero otra cara, cuando los resultados que tenemos, de ellos, es la contradicción de la ternura, de capacidada creadora, en fin, que les estamos dando, para recibir su decidia, muchas veces?


Saludos y felicitaciones, por mostrarnos esa identidad que guardas a través de los escritos, Argenis Ramírez Flórez