octubre 09, 2011

BISBISEOS SOBRE LA CONSTITUYENTE UNIVERSITARIA

Por: Carlos Arturo Gamboa B.
En Ibagué rondan enunciaciones sobre una Constituyente Universitaria que ha decidido emprender la Universidad del Tolima, Constituyente que pretende ponerle fin a una crisis extensa por la que atraviesa el único espacio de educación pública superior del departamento, pero que igual se vislumbra como una gran salida de la Universidad Pública colombiana frente a los asedios de una nueva reforma que empeora el panorama que ya la Ley 30 había implantado, y que como velo trasparente oculta el germen de los males que hoy son grandes moles.
Con los ánimos candentes de algunos sectores, por fin parece ser que la Universidad del Tolima está recuperando sus escenarios de debate, tan ausentes hoy en el mundo autista de las universidades del mercado, en donde todo se “hace” sin preguntar, en donde el indicador prima sobre la argumentación. Este escenario es quizás el primer gran aporte de la idea constituyente, pues ella requiere que todos acometan el ejercicio de repensar lo constituido; revalorar los esquemas seudo-participativos, estrangular los discursos impuestos, que por efecto de la petrificación ya no dicen nada, y sobre todo, remover las fibras sociales de unos actores internos de la Universidad del Tolima que parecen hace mucho olvidaron ser parte de una Universidad, no de una cadena de almacenes.
Ante una nueva idea, un nuevo reto. La incertidumbre, fundamento de lo que tiene que ser re-creado, a veces adormece los sentidos y terminamos por refugiarnos en nuestra “comodidad crítica”, avizorando tras los ventanales de la cotidianidad a los “otros” que activan un suceso, prestos a detectar los rumores que ahogan las palabras; por lo cual asumirse constituyente no es estar de acuerdo con una idea predeterminada, es ayudar a construir la idea. Por lo tanto, quienes al acecho observan los primeros desplazamientos de la Constituyente Universitaria, tienen variadas opiniones hibridizadas entre sus deseos de transformación y su letargo; por eso se suelen escuchar preguntas como: ¿Qué es eso de Constituyente Universitaria? ¿Qué es lo que buscan? ¿Dónde está la maqueta de lo que van a construir? ¿Quiénes son los Constituyentes?, y muchas más, a veces recubiertas de cizaña; y por supuesto otros más conformes con el modelo constituido, no conjeturan, sólo afirman que la Constituyente Universitaria es sólo un complot de unos pocos resentidos.
Quién de cerca observe el proceso o se sumerja en la posibilidades de enfrentarse sin miedo a los abismos, descubrirá que el propósito va más allá de los “susurros” cotidianos, que si se reclama una democracia profunda no es para apostarle a la retórica degastada de los aparatos de poder y de contra poder que ya han demostrado históricamente su ineficacia para entender la movilización social, sino que se reclama una democracia que recupere el concepto mismo de democracia, no es el escenario para aplicar un modelo pensado desde un escritorio, sino para que la mayoría de los todos, lo construyan.
Ante las dudas, las preguntas y las interpretaciones aisladas, sólo es posible una respuesta: Constitúyase constituyente; y para quienes afirman que la idea de Constituyente Universitaria es válida, pero que no creen en “esa constituyente”, sólo podría recordarles aquella frase atribuida a El Talmud: “No límites a tus hijos a tu propio aprendizaje, porque han nacido en otro tiempo”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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