Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Docente Universidad del Tolima.
“Puedes engañar a todas las personas una parte
del tiempo y a algunas personas todo el tiempo, pero no puedes engañar a todas
las personas todo el tiempo”.
Frase atribuida a Abraham
Lincoln
Más allá de la polarización que
genera la condena de Álvaro Uribe Vélez, la rabia de sus seguidores o la
celebración popular de sus detractores, hay un buen síntoma que debe
trascender: el de la recuperación de la legitimidad de la justicia.
En un país con una larga lista
de impunidades como Colombia, es bueno asistir a la experiencia real de aquella
sentencia que reza: “Nadie está por encima de la justicia”. Ese enunciado
siempre nos pareció una mentira, y la frase que se imponía era otra: “La
justicia en Colombia es para los de ruana”.
Millones de colombianos
observamos cómo, durante años, la impunidad paseaba campante por los recintos
del poder. Quedaban impunes los desfalcadores del Estado, los narco
gobernantes, las guerrillas que hicieron de la revolución un negocio
sangriento, las estructuras paramilitares y sus motosierras, los delincuentes
de cuello blanco y muchos más. Ver tanta impunidad campante generó un
negativismo social y alentó a otros a delinquir. Como dice la canción: “Cuando
el cajón está abierto, el más honrado pierde”.
Pero hoy, alcaldes,
gobernadores, expresidentes, estafadores de oficio, congresistas, vividores de
la política, evasores de impuestos, patrocinadores de la guerra y ciudadanos del
común, debieron amanecer un poquito preocupados sabiendo que "El gran
impune" ha recibido una pequeña dosis de justicia y ese es un mensaje que
se propagará por los rincones del país como una oleada de esperanza.
Pocos creían que este caso
llegaría a sentar un precedente tan importante para el país, porque en Colombia
el sistema de justicia también ha estado tomado por los delincuentes de todo
tipo y, como dice otro dicho: "Quien tiene el poder hace las leyes".
Pero también, con el impecable
actuar de la jueza Sandra Heredia, se recupera la idea de que "La justicia
cojea, pero llega", y quienes hoy delinquen deberán estar asustados
sabiendo que eso puede ser real. Ojalá este suceso sirva para depurar la
justicia en Colombia y que los ciudadanos volvamos a tener la certeza de que lo
que desde allí se dicta se corresponde con la misión de cuidar el bien público
y el accionar de los buenos, no de favorecer a los malos que tienen el poder.
Ojalá recuperemos la esperanza
de que es posible tener una Institución que vele por la ética, la honra y el
bien común, porque entonces millones y millones de colombianos podrán volver a
sentir que no es un buen negocio delinquir y habremos aprendido la mejor
lección para el futuro.
2 comentarios:
Excelente columna, hay una luz de esperanza frente a la corrupción y la impunidad, que ojalá se fortalezca y no se pierda el impulso
Una pequeña dosis de justicia ⚖️ y una eternidad de impunidad, lo único que demuestra es que ese señor es un delincuente, pero nada que ver como el criminal sanguinario que en realidad es ese señor, nada de falsos positivos "6402", nada de las masacres ordenadas cuando fue gobernador de Antioquia y ect.
Difícilmente lo veremos tras las rejas, todo está diseñado para la prescripción.
El país tiene presidente de izquierda, pero el gobierno y la ley son el narcotráfico.
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