febrero 27, 2023

¿Y dónde está el profesorado?

 


Por: Carlos Arturo Gamboa Bobadilla

Docente Universidad del Tolima

 

El profesorado es parte fundamental de la transformación de la cultural de un país, eso lo hemos dicho con mucho convencimiento en miles de escenarios. No creo que exista una universidad pública colombiana en donde no se haya escrito, en sus paredes, esta máxima de Paulo Freire: «La educación no cambia al mundo: cambia a las personas que van a cambiar el mundo» Quizás este sea el mayor consenso al que hemos llegado los maestros, sin importar la ideología en la que estemos inmersos.

Durante años los educadores, en su gran mayoría, hemos visto desde la barrera el actuar del gobierno de turno y en especial del Ministerio de Educación. Digo desde la barrera porque no hemos tenido, (aunque lo hemos querido) la oportunidad de intervenir de plano en el diseño de las políticas educativas de Colombia. Quizás nuestro mayor logro durante las tres últimas décadas consista en que nos hemos constituido en una oposición informada y, en contadas ocasiones, dispuesta al movimiento frente a las directrices, casi siempre fatales, de las políticas educativas en todos sus niveles.

Con la llegada de Gustavo Petro a la presidencia y con la inclusión de la agenda educativa con un llamado de prioridad, el sector educativo universitario parece tener, después de mucho tiempo, la posibilidad de concretar algunos de sus anhelos. La reforma a la Ley 30, un lema de muchas jornadas de protestas; la modificación de las reglas de transferencia, un elemento invaluable para avanzar a la equidad educativa; la implementación de un modelo que cobije con respeto, seriedad y dignidad las poblaciones marginales, en especial la rural, otro asunto aplazado; y, por supuesto, la dignificación de la labor docente, una arenga permanente de foros, marchas, congresos y cientos de eventos.

Los cuatro anteriores temas, y otros más, están en hoy la agenda del ministro Alejandro Gaviria y su equipo de trabajo, ya se han anunciado en varios espacios como ejes fundantes de la posible transformación educativa que Colombia requiere. No obstante, no encontramos en el sector educativo el animus necesario para erigirse protagonistas de este llamado. Al contrario, parece ser que la parsimonia es el derrotero.

Quizás por vivir tantos años perteneciendo al mundo de los silenciados, los profesores nos hemos acostumbrado a esperar pacientemente mientras “otros” construyen las políticas que rigen el día a día educativo. A lo mejor es la misma incredulidad en el proceso lo que tiene inactivos a los docentes, dictando clase, investigando y esperando que desde el Ministerio “todo se solucione”. Lo cierto es que el momento requiere otra dinámica, no se puede esperar un cambio con esa actitud pasiva que como gremio se está tomando.

Salvo contados eventos en algunas universidades públicas, el panorama se mueve entre apatía y desencanto, pasando por la incredulidad. Empero, hoy más que nunca la acción y la reflexión educativa, como lo reclamara Freire, deben ser parte de nuestra apuesta. Las reformas educativas necesitan de cuerpos y mentes que se dispongan a un constante debate para construir consensos y guiar las transformaciones.

De nada sirven las buenas intenciones gubernamentales sin la gran masa de docentes, en todos sus niveles, no despierta del letargo y asume el papel protagónico que el momento histórico demanda. El tiempo apremia, el periodo de gobierno exige prontitud y entereza en avanzar para conquistar territorios que durante décadas hemos reclamado. No olvidemos, como lo dijera Herbert Spencer, que: «El objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a sí mismos, y no para ser gobernados por los demás».

Es hora de salir a escena: ¿Dónde estás profesorado?


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante reflexión. Los docentes igumente distraídos en Actividades no académicas; en muchos casos programas de TV, fanatismos por el fútbol, realities, religiosos...

Anónimo dijo...

Excelente llamado reflexivo Dr Carlos, en la actualidad los profesores estamos invitados a repensar nuestro proceso pedagógico y rescatar el significado de la educación pública de calidad, demostrada en los nuevos retos profesionales que asumirán nuestros estudiantes en el mundo futuro.