Por: Carlos Arturo Gamboa
Doné mis brazos
Al estruendo de un fusil,
Los presté para que anidaran granadas explosivas
Mientras mis pies trituraban
Montañas anémicas de gloria.
Transité bajo la ráfaga de la noche
Orgulloso de un emblema,
En cuyo honor vomité fuego y copas de ira
Sobre la cara de antiguos compañeros de barriada.
No sabía de consignas extraídas del rumor
Y palabras como igualdad o libertad no fueron escritas
En el diccionario de mis rutinas matinales.
Muchas noches, asediado por pánico y el frío,
Quise huir arropado por el manto del silencio
Pero el deber había inoculado mi cerebro.
Hoy recuerdo las siluetas de esos días
Mientras veo mis bíceps tatuados con halcones
Y una calavera ganando la caída de mi espalda,
Y mientras me arrastro entre calles oxidadas
Pienso en la patria a la que doné mi cuerpo
Y recuerdo que no me han enviado la silla de ruedas
Que el día de la condecoración me prometieron.
1 comentario:
Hace rato extrañábamos la línea literaria. Bienvenida la pluma y la sangre a este blog!
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