abril 21, 2013

TRANSCURRIR UT (ABRIL 21 DE 2013)


Por: Carlos Arturo Gamboa B.
1.
De nuevo la Facultad de Humanidades y Artes perdió la brújula, bueno quizás nunca la tuvo, aunque el recién renunciado decano prometió en su campaña construir un Manual de uso de brújulas, pero ni la metáfora lo salvó. No es concebible que una Facultad de este talante cargue tal fatalidad, desde su apertura va de encargatura en encargatura y cuando por fin se eligió un Decano en propiedad, este la deja a la deriva. Ignoro los motivos del Ex decano Arlovich para su renuncia, espero que no sea para dar un salto al trampolín de los asensos, como lo han hecho sus predecesores.
2.
Es vital. Es urgente. Inaplazable. Impajaritable. La Facultad de Humanidades y Artes debe consolidarse, debe tomarse en serio así misma y debe asumir el reto que los tiempos le impelen. Una región como la del Tolima requiere de un centro que potencie el pensamiento, que plantee discusiones profundas en torno a los campos que le son pertinentes. Una Facultad de Humanidades debe ser epicentro de nuestro rumbo, debe aportar sujetos capaces de pensar el territorio, el mundo y la región. Se requiere un gran compromiso para que el oscurantismo no continúe inoculando las venas de una región devastada por el gamonalismo, la politiquería y la corrupción, y la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad del Tolima debe ser destello, no cuarto oscuro.
3.
Las “socializaciones” en torno al Plan de Desarrollo continúan. Las quejas aumentan. El procedimiento se devela cada vez más inapropiado. La democracia y la verdadera participación son vacíos en el confín desnudo. Siempre estamos a tiempo de corregir los eternos errores de las administraciones empecinadas en pensarse a sí mismos y no en un proyecto de Universidad Pública, pero es difícil construir discursos creíbles cuando en la práctica todo sigue igual.

4.
Algunos amigos y otros contradictores que leen los artículos que circulan en este blog, andan pregonando, en los pasillos como es costumbre, su incomodidad frente a mis ideas, rumoran entre cosas que no es “leal” hablar de la Universidad del Tolima, que eso es como “patiar la lonchera”. La verdad pienso lo contrario, no hay manera más ética de defender lo público que ayudándolo a cuidar. Otros dicen que no hago más, que la Universidad me paga “para que hable mal de ella”; estas apreciaciones demuestran el medievalismo en que vivimos y me recuerda una vieja anécdota de una empleada de personal que guardaba mis escritos para poder “argumentar” que yo no era de fiar y que nunca deberían promoverme a otro cargo. Al parecer la corriente del procurador Ordoñez tiene buena acogida en la Universidad del Tolima; pero seguiremos escribiendo. Y que no se preocupen los contradictores que tengo argumentos suficientes para demostrar que mis “funciones” son cumplidas, y con creces.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Apreciado compañero Carlos. Cordial saludo

He leido y analizado con especial atención sus artículos que me ha hecho llegar, lo cual le agradezco de antemano, pues comparto sus ideas y la manera clara y sencilla como ante la comunidad universitaria, plantea y comunica sus inquietudes. Estoy convencido que el buen funcionario no es aquel que solo cumple sus obligaciones asignadas, ignorando las problemáticas que invaden su entorno. Eso no es ser un funcionario ético; me uno a su reflexión,"no hay manera más ética de defender lo público que ayudándolo a cuidar".

La carta de presentación de un funcionario independientemente del cargo que desempeñe,refleja el sentido de pertenencia,la responsabilidad en el trabajo y los aportes en el mejoramiento de la vida administrativa, académica y social. Nunca, pero nunca, los criterios negativos, sin fundamentos y mal intecionados, podrán prevalecer sobre la razón, la expresión y el sentido de ser cada día más propositivos.

Guillermo Rojas Díaz

Salmon dijo...

De todo lo escrito, de todo lo dicho, de todas formas a ud. no le importa darle patadas al porta; pues como lo muestra la caricatura que acompaña su texto, UD: está aquí (Favor observar el mapa de ubicación)

Anónimo dijo...

También me sorprende la deriva trágica y cíclica de la Facultad de Humanidades.
Es justo y necesario que algunos se incomoden por lo que escribes, eso qué importa.

Yenny Garzia