Hay muchos indignados. Multitudes indignadas por la avaricia de los ricos que visten con piel de oso polar, por la mafia bancaria que cuenta con milimitría las monedas mientras los indigentes buscan en la basura cajas usadas de Mc Donalds, por la iglesia que promete paraísos en el más allá, mientras en el más acá observa tras sus bordados de oro a la mayoría vivir en un dantesco sueño, por las multinacionales que extraen el oro de las entrañas de la madre tierra para poder subastar la naturaleza en las bolsas de valores, por los que se niegan a construir otro mundo y sostienen sus anclas en el barco del poder. Miles de indignados porque no tienen casa, educación, trabajo. Indignados ante el conservadurismo mundial para quienes el capital está por encima de la vida. Existen hasta indignados porque la gente se indigna.
Los indignados pululan en los recovecos del mundo, saben que la desmedida carrera del capitalismo hará del planeta un lugar inhabitable. Los puedes ver en las busetas atestadas, en los andenes de las monstruosas ciudades, en las oficinas tras la pantalla de su resignación laboral, en los cafetines embriagaos bajo el influjo de un tiempo que ya había previsto Baudelaire, en los parques humedecidos de desolación, en las aulas de clase. Indignarse parece ser el signo de nuestro tiempo. ¿Pero se puede hacer algo más que indignarse?
El desencanto ante la derrota de los sueños, que el capital trasmitió on line, hizo que muchos se adaptaran de manera cínica a las movilidades del mercado. Para ello el miedo se convirtió en el mejor lenitivo, miedo a perder el empleo, miedo a ser tildado de comunista, miedo a ser observado con recelo por la familia, miedo al mismo miedo; pero sobre todo miedo al golpe del sistema que te saca en los cubos de la basura o te etiqueta como terrorista para poder eliminar tu pensamiento. Y el miedo impide actuar, por eso es mejor indignarse.
Ante tanta indignación es el momento de la construcción de la política, porque lo que el sintomático actuar del mundo demuestra es que hemos alcanzado la cima de la civilización y la más atroz de las profundas desigualdades. La avaricia de los pocos amos del mundo no les permitirá recular, por eso sólo queda que ante tanta indignación surja un movimiento que confronte el poder vigente. Por eso celebro que te indignes, pero actúa.
6 comentarios:
Algunos piensan que porque uno no anda destruyendo a la Universidad, tirándole piedras a unos policías que no tienen ningún poder de decisión, escribiendo frases alusivas a grupos guerrilleros o grafitis con pésima ortografía, escribiendo pasquines anónimos, rompiendo los vidrios de los vecinos de la U que nada tienen que ver con la ley 30, saqueando cafeterías, agrediendo a los mismos estudiantes con el silencio cómplice de todos los dirigentes, constituyentes, prostituyentes universitarios, perdiendo el tiempo porque no hay nada más que hacer o buscando prebendas para el beneficio personal, es que uno es un indolente con la Universidad. Si eso es hacer algo prefiero no hacer nada.
Albeiro Arias
querido profesor muy interesante su articulo en su blog para mi punto de vista es algo fascinador todo lo que usted nos dice es cierto, pero pensemos un poco una sola mirla no llama agua, y es difícil poner de acuerdo a muchos micos para una sola foto es cuestión de tener ganas empuje y verraquera, tenemos que defender nuestros ideales y derechos, yo me pongo a pensar que sera la vida de nuestros hijos en un futuro, son por ellos por los que tenemos que luchar, para poderles dejar un país libre de tanta corrupción,a provechados u violencia, pero no tomarla con las manos, sino con inteligencia.
"para mi la unión hace la fuerza"
gracias johanna briñez
le he tenido miedo a quedarme sin empleo...le he tenido miedo a la soledad.. le he tenido miedo a perder la cordura...le he tenido miedo al miedo.
pero de miedo nadie vive y nadie sobrevive
y el miedo no se come...
no se vota
no se lee
no se abraza...
al contrario el miedo se transforma en valor.
Los indignados debemos ser mas poderosos que aquellos dominantes que con sus oprobiosas acciones dominan el mundo. No mas temor reaccionemos con fuerza, con ganas de cambiar esta podredumbre que nos carcome. Ni unj voto por estos politiqueros que acabaron con la dignidad de los colombianos. Castiguémolos en las urnas votando por otras op`ciones pero votemos.
Por:
José David Toro
Indignarse no es suficiente, pero que es suficiente?. El ciudadano de a pie,el que gana un salario minimo o menos no se interesa por estos grandes acontecimientos que ojala desemboquen en un cambio, lo dudo; èl solamente se preocupa por pagar el arriendo por la comida etc lo que suceda fuera de este mundo no le concierne, ahi esta el trabajo... lograr que ellos tambien se indignen y seremos millones
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