junio 01, 2011

LA POESÍA CONTRA EL MERCADO

El mercado y el poeta

Una Carta abierta defiende la poesía escrita en español. Firmada por más de 200 personas, alerta de los efectos perniciosos del marketing sobre la poesía y señala la pluralidad como alternativa necesaria.

Tomado de: Megatendencias
Cansados de los maniqueísmos simplificadores que tanto daño ha hecho y están haciendo a la poesía que se escribe en España y Latinoamérica, un grupo de lectores, críticos y poetas han redactado una «Carta abierta en defensa de la pluralidad y convivencia de poéticas» que se desarrollan en nuestro idioma.


En ella, se reivindica una concepción amplia, inclusiva y plural de la escritura poética, así como una actitud de exigencia moral y apertura intelectual que esté a la altura de las herencias, cuestiones y búsquedas actuales, y que permita reinventar y re-imaginar el futuro individual y colectivo, al margen de las leyes mercantilistas que imponen su particular dictadura a una labor, la labor poética, que debería ser independiente.


Contexto en que surge


En España, el mercado ha invadido el espacio de la poesía, imponiendo a ésta sus leyes: La búsqueda de ganancias por encima de todas las cosas ha hecho que diversos actores del mercado editorial desplieguen numerosas estrategias de marketing, entre las que pueden contarse desde la invención de poéticas banales hasta la fabricación de impostadas antologías. Todas estas estrategias se han destinado a la captación de “lectores homologados”, dentro de supuestos sectores de recepción.

Pero el mercantilismo de la poesía en España no ha tenido efecto sólo en el mundo editorial, sino también en el ámbito de lo público, concretamente, en el de los premios de poesía pagados con fondos públicos, tal y como ya denunciaron en 2007 un grupo de poetas, en carta enviada entonces al Ministro de cultura español: “Dado que su Ministerio está impulsando la necesaria reforma democrática de los medios artísticos y culturales de titularidad pública, mediante la aplicación de un Código de Buenas Prácticas, los abajo firmantes le pedimos que haga extensiva esta iniciativa a los ámbitos literarios de nuestro país que, directa o indirectamente, son de titularidad o financiación pública, y sobre los que se ha ido extendiendo poco a poco, mediante el consentimiento pasivo o cómplice, una serie de conductas que no pueden ser calificadas más que como corrupción, en la medida en que el dinero público acaba utilizándose para beneficio de unos pocos o desviándose hacia manos privadas sin posibilidad de control legal ni democrático alguno”.


En definitiva, la devoradora y aparentemente infinita espiral del marketing está golpeando a la poesía desde distintos frentes, haciendo de ella un “objeto de consumo” tan “vendible” como el detergente o los automóviles.


A modo de denuncia


En este contexto, los firmantes de la «Carta abierta en defensa de la pluralidad y convivencia de poéticas» pretenden, por un lado, denunciar uno de los efectos del mercantilismo sobre la poesía.


En concreto, quieren denunciar el peligro que entraña el mercado para las poéticas ricas y diversas que se hacen, practican y desarrollan en español en el momento actual: el potencial empobrecimiento de la poesía en general (de la que se escribe y de la que se publica), derivado del encumbramiento de fórmulas poéticas preestablecidas y más “asequibles” o “atractivas” para un supuesto lector “pasivo”, del que el mercado parece esperar que se acerque a la poesía sin espíritu crítico alguno, a modo de individuo consumista y no de vibrante buscador.


Los firmantes consideran, por el contrario, que la diversidad de poéticas es garantía de una riqueza cultural no homologable, reflejo de una sociedad que cuenta con capacidad de arriesgarse para cuestionarse, conocer, desvelar, inventar, etc., en este caso concreto a través del lenguaje y del pensamiento, elementos esenciales de la labor poética. Esta pluralidad no debería diluirse en la confusión y el ruido de las estrategias mercantilistas hacia la poesía.


Como muro de contención


Jenaro Talens afirmaba en el libro "Poesía Hispánica Contemporánea. Ensayos y Poemas" que: “Si el pensamiento no puede captar directamente lo infinito, debe entonces recorrer lo infinito en todas las direcciones”. Llevada esta idea al ámbito de la poesía, para los poetas resulta crucial mantener una libertad de recorrido, en la que formular su tradición y su apuesta, el espacio y camino de su propia voz.


En este sentido, la «Carta abierta en defensa de la pluralidad y convivencia de poéticas» pretende hacer las veces de muro de contención contra la homologación de las poéticas, fomentada por los movimientos y demandas del mercado. Sus firmantes consideran que debe frenarse la erosión de “la pluralidad poética heredada” y que es necesario defender “el trabajo y legado creativo, teórico y vital de muchas poéticas y poetas precedentes”.


Las palabras y la intención de esta Carta se expresan en unos cuantos párrafos y se sostienen mediante firmas. Aspiran a salvaguardar y respaldar los posicionamientos libres de cada poeta, lector o crítico, sin adscripiciones a escuela o tendencia poéticas alguna.

CARTA ABIERTA EN DEFENSA DE LA PLURALIDAD Y CONVIVENCIA DE POÉTICAS

La realidad no es legible de manera evidente. Las ideas y teorías no reflejan sino que traducen la realidad, pudiendo traducirla de manera errónea. Nuestra realidad no es otra cosa que nuestra idea de la realidad. Del mismo modo, importa no ser realista en un sentido trivial (adaptarse a lo inmediato), ni irrealista en el mismo sentido (sustraerse de las coacciones de la realidad); lo que conviene es ser realista en el sentido complejo del término: comprender la incertidumbre de lo real, saber que existe una porción de lo posible aún invisible en lo real. Edgar Morin.



El lenguaje poético es un patrimonio colectivo. Una urdimbre tejida en la arena de la diversidad. Nuestras tradiciones literarias siempre se han visto atravesadas por múltiples mutaciones que han ayudado a componer y descomponer el ovillado paisaje de la palabra. No en vano la palabra recoge la complejidad genésica de nuestra existencia. Así ha sido en el caso de la lengua española. Las literatura(s) panhispánica(s) (de acá y allá, en diálogo unas veces, aisladas otras) siempre han manifestado en su devenir histórico la riqueza de lo plural, el desborde de lo conectivo. No existe una deriva única de lo poético. Nunca se produjo una voz homogénea para toda nuestra tradición. Las tentativas de encerrar el lenguaje literario dentro de límites inamovibles han dado como resultado estructuras cerradas de pensamiento que trabajan en contra de la propia y esencial condición de la palabra.


Las personas que firmamos esta carta creemos firmemente en esta pluralidad poética heredada –a la que hemos tratado de contribuir activamente con nuestro propio trabajo– y por eso nos mostramos resistentes a cualquier forma de cierre normativo. Creemos necesario alzar un muro de contención ante actitudes que pretenden reproducir debates que «ya» no son legítimos –que, en realidad, nunca lo fueron– porque representan en sí mismos una agresión a esa misma pluralidad conquistada, al trabajo y legado creativo, teórico y vital de muchas poéticas y poetas precedentes y que recogen de manera natural el legado incuestionable de los padres de la modernidad poética: del romanticismo inglés y alemán al surrealismo pasando por Baudelaire, Rimbaud y Mallarmé. Ha costado mucho desterrar de nuestro campo literario el cainismo y la exclusión. No vamos a consentir ahora que vuelvan a reproducirse estrategias envenenadas similares. El debate de poéticas es necesario, útil el contraste filosófico, intelectual, en torno a la creación, pero siempre en el marco de un respeto escrupuloso a la diversidad y el disenso.


Por todo ello queremos reivindicar como legítimo y propio de la(s) poética(s) panhispánica(s) actual(es) los siguientes elementos:


- Escritura(s). En plural. Modos del lenguaje que se encuentran. Ningún programa prescriptivo. Huellas. Rescoldos a modo de conceptos, de cruces, de intuiciones. Ninguna tabla de la ley. No sabemos. Quizá sean un modo de operar, de practicar la literatura. Ese acontecimiento ignoto. No sabemos. Disparan la semilla de lo por hacer y de lo hecho. No sabemos. Mueven a la acción.


- Tradicion(es). En plural. Linajes incrustados, desde siempre, en nuestra modernidad, en nuestra memoria literaria. Linajes que se activan y se iluminan desde el presente y de los que debemos hacernos merecedores. Como afirmó Eliot, la tradición «no se puede heredar, y si la deseas debes obtenerla con gran esfuerzo». Cada poeta se forja y construye su tradición, su propia cadena de ejemplos y magisterios, y este esfuerzo es en sí mismo un acto poético, una intervención en el mundo. Puede ocurrir –y de hecho ocurre– que este esfuerzo ponga a prueba nuestra capacidad de asunción cognitiva o de mera comprensión, incluso a lo largo de toda una vida de esfuerzo. La dignidad e inteligencia vitales consiste entonces en asumir esta discapacidad en vez de darle el formato autoexculpatorio de lo incomprensible, lo hermético, lo bárbaro y despreciable. Imposible simplificarla, esencializarla, despotenciarla a través de marbetes o etiquetas reductoras. Imposible normativizarla en interés propio, mediante operaciones espurias de exclusión o ninguneo. Voces habitadas para nuestro presente y nuestro futuro.


- Heterodoxia(s). En plural. Nunca una lectura unívoca de lo poético, no podemos aceptar como obvio ni la desaparición del habla ni el habla homogeneizada. La palabra poética implica desborde, intersubjetividad, entramado conectivo, intersticio, complejidad. Y significa todo ello porque dialoga con lo humano.


- Poética(s). En plural. No hay una poética una que convierta a las demás en otras. No hay norma, no hay centro natural o tácito. Queremos (re)afirmar y defender el deseo y la probada capacidad de convivencia de poéticas diversas que han demostrado en los últimos años su resistencia a la codificación. No precisamos para construir o apuntalar una identidad la negación del Otro. No vivimos la alteridad como amenaza, sino como nutriente y condición necesaria para la construcción de nuestra posible identidad colectiva y personal.


- Hibridez y Diversidad(es). En plural. Creemos que la poesía no es mercancía, no es hija de la rentabilidad económica. Tampoco de las ideologías. La poesía es una multiplicidad de pájaros, aves raris, aves migratorias, que ponen su nido en lo alto, alejado del manoseo y voracidad de las alimañas y carroñeros. No podemos, por tanto, hablar de «una» poesía, sino de «poe-diversidad», en constante vuelo, en constante cruce, en constante mestizaje. Y no enjaulada, sino libre, puede ser del mundo, desde el mundo, con el mundo. Pero siempre «haciendo mundo».


- Pensamiento(s). En plural. Desconfiamos de los falsos dualismos (razón y emoción, realismo e irracionalismo, público y privado, naturaleza y cultura…) en los que se ha querido encerrar lo poético. Se trataría, como dice Miguel Casado, de «ampliar la noción de pensamiento, extenderla a todos los movimientos de la mente, a uno y otro lado de la conciencia, a todos los movimientos interiores del lenguaje que de modo constante nos recorren y atraviesan». En definitiva: destacar el carácter desestabilizador y genésico de la palabra poética como apertura del pensamiento.


- Realidad(es). En plural. La relación de lenguaje y realidad es compleja, porque ambas son complejas de por sí y más cuando se relacionan, influyen, comunican. Es simplista y equívoco detenerse en un estilo o propuesta, en una sola manera de abordar esa difícil exploración de la materia (humana y no humana) que llegará a ser poema.


- Subjetividad(es). En plural. Sin menoscabo de que cada uno/a pueda o quiera llevar la voz poética adonde crea conveniente. Todas las formas de enunciación tienen sentido y no seremos nosotros quienes juzguemos la pertinencia de lo que cabe o de lo que debe desaparecer.


- Emoción(es). En plural. No codificadas, no predeterminadas en un calculado ejercicio de causa-efecto practicado desde las inevitables limitaciones del poeta sino trascendidas y reveladas junto a él en un proceso que hermana escritura y lectura, que convierte al lector en agente activo y co-productor de sentido.


- Lector(es). Recepciones. Por todo lo anterior reivindicamos el respeto a la inteligencia y creatividad lectoras, a la libérrima capacidad de sorprenderse y sorprendernos de aquel que generosamente se acerca a un texto para darle vida; a su derecho inalienable de que nada ni nadie se haga garante ni faro de sus emociones, su criterio, su infinita libertad.


Así, queremos reivindicar la convivencia de poéticas, la pertinencia del debate crítico, la belleza de la pluralidad como alimento de lo creativo. Y rechazamos de manera frontal cualquier estrategia de apropiación, simplificación o reduccionismo literario.


Y para que así conste lo firmamos en Madrid, a 17 de mayo de 2011.

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