Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Docente Universitario
En enero de 1994
ingresé a trabajar en la Universidad del Tolima. Lo hice apoyando la revisión de
material editorial que se producía para los procesos de formación de los
programas del Instituto de Educación a Distancia. El corto contrato (tres
meses) estaba direccionando por Martha Faride Stefan Upegui a quien había
conocido como docente de escritura mientras estudiaba Mercadotecnia en la
Cooruniversitaria, hoy Universidad de Ibagué.
El trabajo
consistía en recepcionar el material impreso (módulos, cartillas, guías),
proceder a realizarle control de calidad, empaquetar y entregar a los estudiantes
de los diversos programas del IDEAD, que entonces estaba dirigido por Luis
Alberto Malagón. Éramos unos cinco “muchachos” los que nos encargábamos de este
proceso. Para entonces mis aspiraciones académicas pasaban por estudiar
literatura, por lo cual pensaba en migrar a Bogotá o Manizales, lejos estaba de
imaginar que ya había pisado el territorio en el cual mis sueños empezaban a
tomar forma.
En junio de 1994
el IDEAD abrió el programa de Español y Literatura, el cual operaba en convenio
con la Universidad de Quindío, y para entonces, ya como supernumerario en las
funciones de auxiliar de bodega del Fondo Rotatorio, decidí inscribirme al
programa, el cual culminaría sin contratiempos. Durante esos años tuve la
oportunidad de ver surgir algunos espacios comunicativos en los cuales me fui
articulando como la Revistas Tertulia Circular, Universidad Abierta, El Salmón,
y muchas más expresiones que se convirtieron en parte de mi pasión como
universitario y en donde publiqué mis primeros textos.
En el año de
1996 gané un concurso de cuento y otro de poesía, los cuales fueron convocados
por el Centro Cultural de la Universidad del Tolima en el marco de la
celebración del día del idioma. El cuento ganador se titulaba “El teorema de
Jorge” y los poemas llevaban por título “La rendija de los tiempos”, el cual
terminó siendo mi primer libro de creación (poesía) publicado con el dinero
obtenido en los premios y editado por Grafilasser Impresores. En 1998, siendo aún
estudiante de la licenciatura, obtuve el Premio nacional de poesía para
talentos menos de 30 años, convocado por Ministerio Nacional de Cultura, en
representación del departamento del Tolima. Todos estos avances en mi formación
literaria se iban moldeando desde los espacios académicos y extracurriculares
que siempre ha tenido la Universidad del Tolima y que en cada época ha contado
con adalides, talleristas, publicaciones y demás entramados formativos. La
cultura, con sus agonías presupuestales, sus luchas colectivas e individuales,
sus confrontaciones y logros, se ha erigido a lo largo de la vida
universitaria en un bastión y un paradigma. Los ejemplos son muchos y valdría
la pena un día hacer el esfuerzo de documentarlos de manera más sistematizada.
Hacia el año
2001, tuve la oportunidad de ingresar como docente catedrático (tutor) en el
Instituto. Empecé con cursos de extensión, de los cuales recuerdo la
experiencia de enseñar escritura creativa con un grupo de presos en la cárcel
de Picaleña, labor de proyección social que generaba un impacto importante en
términos sociales, abarcando poblaciones excluidas. Allí, desde el IDEAD, la
Universidad del Tolima cumplía, como siempre lo ha hecho, -algunas veces con
más ahínco y otras con timidez-, la función de entablar diálogos sociales con
las realidades. Luego gané una convocatoria para orientar cursos en el Nivel
Introductorio, un semestre que obligatoriamente cursaban todos los estudiantes
que ingresaban a los programas de la modalidad a distancia. A la par seguía
laborando en el Fondo Rotatorio, ya como Técnico Administrativo-Almacenista. Mi
relación con los libros crecía, y desde allí veía fortalecerse la producción
académica de los docentes quienes elaboraban material didáctico, guías de
clase, compilaciones y módulos tanto para distancia como para presencial.
En el año 2005,
ingresé a la Especialización en Gerencia de Instituciones Educativas, el primer
posgrado en modalidad a distancia que ofertó la Universidad del Tolima. Por
entonces el IDEAD había crecido de manera consistente y hacía presencia en
múltiples territorios, incluso más allá de las fronteras del departamento del
Tolima. La vocación de ofrecer formación contextuada, en las regiones y con
programas que coadyuvan al desarrollo local y nacional, siempre ha estado en el
ADN de la Universidad del Tolima, incluso desde 1969 cuando a través del
programa Extramuros decidió romper los diques de Santa Helena e ir a los
municipios del departamento. Hoy cuando se habla de educación con pertinencia
regional, con enfoque rural y territorial, bueno es recordar este valor
agregado, en especial con los programas de modalidad a distancia, las granjas,
el Bajo Calima y tantos esfuerzos que constituyen un legado y un sello
particular del Alma mater de los tolimenses.
En el año 2012,
tuve la posibilidad de estar a cargo de la dirección del Centro Cultural de la
Universidad del Tolima, en reemplazo de Julio César Carrión, quien estaba en
licencia por enfermedad, allí hice parte del Comité Editorial de la Revista Aquelarre,
en cuyos números también aparecen varios artículos de mi autoría. El entonces
rector Héctor Villarraga (q.e.p.d) me nombró en ese cargo directivo, una vez
retornó el titular y en el marco de la reorganización de la planta dada ese
mismo año, pude volver al IDEAD como profesional a cargo de las publicaciones.
Por entonces la directora Dra. Liliana del Basto me encomendó el reto de
fortalecer dicho proceso. Ya había publicado mi primer libro de cuentos “Sueño
Imperfecto”, en una convocatoria que realizó en 2009 el naciente sello
Editorial de la Universidad del Tolima, el cual es hoy símbolo de producción
académica, científica y cultural de la comunidad universitaria. También había
participado en la creación de la Revista “Ideales, otra forma de pensar”,
durante la dirección de Gerardo Montoya, la cual se editó para la celebración
de los 25 años del IDEAD. Esta revista aún se edita, a finales de 2023
presentamos el número 16.
En el Sindicato
de profesores universitarios (Aspu – Tolima), del cual hago parte desde el año
2008, como afiliado, secretario y luego presidente de la Junta Directiva de la
Seccional Tolima, siempre lideré la construcción de pensamiento a través de
publicaciones, como el blog y el Boletín Aspu Presente, en los cuales
aporté como editor y muchas veces autor. En el año 2013 gané el concurso
nacional de cuento RCN modalidad docente con el texto titulado “Díganle a Julio
que la guerra terminó” y al año siguiente gané la convocatoria de docente de
planta. Mi producción escritural académica y de creación ha estado ligada en
gran parte a la Universidad del Tolima, más de diez libros publicados en su
Sello Editorial dan cuenta de ello. Muchos escritos en compañía de otros
docentes, productos de proyectos de investigación, ensayos, artículos y, por
supuesto, poesía y cuentos.
Desde el año
2018, cuando fui nombrado en el cargo de Director del IDEAD, he procurado
contribuir al fortalecimiento de la línea editorial de la Universidad y en
particular del IDEAD. Por ello hemos abierto convocatorias de libros para
docentes catedráticos, avanzamos en el fortalecimiento de 5 publicaciones
seriadas (revistas de divulgación) de diferentes áreas del conocimiento en las
cuales publican estudiantes, docentes, egresados y autores del orden nacional e
internacional, y hemos apostado por la consolidación del proyecto IDEAD a
través de la palabra escrita en boletines, separatas, libros institucionales,
entre otros.
Ahora que hago
balance de mi estadía en la Universidad del Tolima, y que celebro 3 décadas
habitando sus sueños, viene a mi memoria la importancia de la palabra escrita
en este largo y fructífero periplo. Quizás en este escrito olvide algunos
proyectos en los que participé durante estos años, lo que sí es seguro es que
las palabras hacen parte de la historia de la universidad y a través de ellas
yo he podido cumplir mis sueños. Podría decir que en la Universidad del Tolima
he escrito mi vida y ella, en gran parte, me ha dotado de las palabras.
3 comentarios:
Inspiración mi gran maestro, excelente escrito!
Excelente ilustre y apreciado profesor Gamboa. Gracias por compartir parte de su historia en la UT y en el IDEAD. Éxitos.
Lo recuerdo con cariño, profesor Gamboa. Un abrazo.
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