Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Sólo una cosa no hay. Es el olvido
Jorge Luis Borges
I
La expresión “borrón y cuenta nueva” es un refrán que
se usa para sostener la impunidad como una actuación cultural que le encanta a
los colombianos, pero es desastroso para el cuidado de lo público, que en
teoría se supone no es de nadie y es de todos. En la Universidad del Tolima esa
afirmación se ha incrustado en los referentes institucionales, con tal hondura,
que es imposible hallar responsables de la actual y pasadas crisis. Al
contrario, muchos de los actores que participaron en los orígenes y el
sostenimiento de la presente debacle, parece que fueron premiados, o como dice
otro refrán: “cayeron para arriba”. Por eso es urgente que existan los
responsables, sin ellos toda posibilidad de salida es apenas un simulacro de
ética y si una institución formadora de jóvenes no procura la ética, no tiene
sentido su existencia. La responsabilidad debe existir, en el campo de lo real
y lo simbólico. Olvidar esto es sufrir de alzhéimer político.
II
La gobernación departamental en voz de Olga Lucía
Alfonso afirma que: “hasta tanto Universidad no tenga un "escenario
financiero claro" –en el que haya un plan de ajuste y soluciones de forma
estructural – ‘no se podrá avanzar’, es decir, la administración no podrá
asistir a la institución en la crisis”, en otras palabras la gobernación le da
la espalda a la universidad de los tolimenses porque ni hoy, ni mañana, ni este
año, el Alma Máter podrá tener ese panorama despejado, más aun cuando los
gobiernos nacional y departamental no han priorizado la financiación de la educación
pública. Habrá que recordarle al gobernador que trasferir recursos a la
Universidad del Tolima es un deber, no un favor político, la Ley 30 lo obliga a
ello, y que si no quiere asumir esta responsabilidad que renuncie a la
presidencia del CSU ¿Será que solo le interesará la UT cuando el rector sea de
su corriente política? Olvidar esto es sufrir de alzhéimer político.
III
La Ministra de Educación Gina Parody hasta ayer se
dio cuenta de que Universidad del Tolima está en crisis, y según su “avezado”
diagnóstico se debe a una reforma laboral, ni más, ni menos. En su discurso no
aparece la variable de desfinanciación recurrente en la que el gobierno central
ha tenido a las universidades públicas, tampoco tiene en cuenta que la
Universidad del Tolima es de carácter nacional, pues hace presencia en casi
todo el país con la modalidad a distancia; no habla de la deuda histórica del Estado
con la educación superior y se refiere al actual rector como “nuevo”, cuando
lleva cerca de cuatro años al frente de la UT, más una década en diversos cargos de la alta burocracia institucional. ¿Por qué estará tan desinformada Gina Parody?
¿La delegada del MEN en el Consejo Superior Universitario no le lleva las
noticias? ¿Sufrirá de un olvido momentáneo mientras diseña la intervención? Olvidar
esto es sufrir de alzhéimer político.
IV
Los equivocados votantes siempre terminan
arrepentidos, pero se niegan a cambiar. De eso se alimenta la seudo-democracia.
Por eso los gobiernos locales y nacionales van de fatalidad en fatalidad.
Transar la ética no es el camino, construir un espíritu crítico y autónomo es
una ruta. Quienes testarudamente se negaron a ver o ignorar la crisis que
avanzaba como un cáncer sobre la Universidad del Tolima, hoy no se pueden
aferrar a su error y continuar defendiendo un gobierno que ya no tiene fórmulas
de salvación. Los planes que muestra el rector José Herman Muñoz y su reducido
equipo colaborador (sí, ya muchos abandonaron el barco), parece un remedo. Es
como atacar una enfermedad terminal con remedios caseros. La responsabilidad de
quienes hicieron oídos sordos también es real, no es un invento. Olvidar esto
es sufrir de alzhéimer político.
V
Hoy la esperanza no es una opción, es un engaño.
Asumir la responsabilidad como sujetos universitarios es imperante, así existan
algunos que se consideren incapaces de autogobernarse y autoreformarse.
Precisamente esa heteronomía es la que ha convertido las universidades públicas
en fortines de los politiqueros, los mercachifles y los vendedores de ilusiones
de todas las corrientes, de todos los partidos. Una comunidad mayor de edad se
construye en la crisis, en situación de abismo, pero si lo que buscan son amos fácilmente
los encontrarán. Olvidar esto es sufrir de alzhéimer político.