Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Docente IDEAD
Cuando hablamos
de la universidad pública regional, intuimos que su existencia se justifica
porque desde ella se potencia el conocimiento en contexto, el cual impacta
positivamente las dinámicas del desarrollo, la construcción de una cultura del
saber y el fortalecimiento del pensamiento de los sujetos que allí habitan. No
obstante, uno de los reclamos más sentidos que las regiones hacen, a sus
universidades, es precisamente la desconexión del mundo académico con el mundo
de los problemas “reales” de los territorios.
Lo anterior,
permite evidenciar que precisamente una de las fortalezas que posee la
Universidad del Tolima, en esa relación Universidad/Región/Contexto, opera
desde el Instituto de Educación a Distancia (IDEAD) y su oferta de programas de
pregrado, especialización y maestría bajo la modalidad de estudio
semi-presencial. En el 2017 dicho proyecto cumple 35 años de existencia y la
valoración de su impacto, más allá de las fronteras físicas de la Universidad
del Tolima, aún está por escribirse.
Por estos días, en
medio de la búsqueda de salidas ante la crisis por la que atraviesa la
Institución de Educación Superior más importante del departamento, se ha
plateado la construcción de nuevos derroteros institucionales, y en esa discusión mucho
se ha dicho y bastante se ha especulado en torno al IDEAD, casi siempre sin los
fundamentos teóricos y técnicos que se requieren para un debate propositivo. Al final, lo que se concluye es que el proyecto requiere ser fortalecido para transitar por el camino de los nuevos retos,
algo cercano a lo que había esbozado en un documento titulado “Reinventar el IDEAD”.
Así las cosas,
la presencia en el territorio descentralizado es fundamental para la
consolidación de un proyecto de Universidad Pública que potencie la región, la
haga objeto de estudio, se retroalimente de sus
saberes, le proponga salidas a sus diversas problemáticas contribuyendo a
la consolidación de sus áreas geográficas, políticas, económicas y culturales.
Ahí el IDEAD ha sido protagonista durante estas tres décadas y media, sus
aportes a la formación superior en los lugares más apartados y desprotegidos
cumplen esa función que muchas veces el Estado mismo no ha sido capaz de
proveer. Desde allí debe valorase su existencia, su consolidación y su
necesaria transformación, porque es innegable que sus retos son altos y el compromiso institucional para tal fin, debe ser de la misma dimensión.
Es así como, por
estos días, en el marco de la celebración de la existencia del IDEAD, se
reunieron en Ibagué los Coordinadores de Centros Regionales, evento que tuvo
lugar los días 29, 30 y 31 de agosto; y que, entre otras cosas, sirvió para
recordar la particularidad misma de la existencia de dichos Centros de Atención
Tutorial (CAT), como se les denomina actualmente. Desde el interactuar con la región
y los sujetos, se puede constatar que allí habita un núcleo de trabajo propicio
para su consolidación, solo que a veces se olvida cuál es nuestra misión como
universidad pública y nos perdemos en el discurso de los indicadores, que casi
nunca miden lo importante. Como lo expresó en el conversatorio Gloria Soraya Arias,
una de las Coordinadoras que viene trabajando en las regiones desde los años
noventa: “allá (en la región) no pensamos que la universidad está acá, allá
somos la Universidad”. Esperemos entonces que, desde el IDEAD y desde la
Universidad del Tolima, seamos capaces de leer esas necesidades y apostarle por
seguir aprovechando el momento para apuntalar más el proyecto de formación que
nos convoca, no en vano, como dice Jordi Pigem: “La crisis es como una
vigorizante ducha fría. Una oportunidad para despertar”.