Por Nelson Romero Guzmán
Profesor Universidad del Tolima
–IDEAD-
La crisis de gobernabilidad
que vive Colombia está más que demostrada en los 28 días de paro y
movilizaciones contados hasta hoy. El gobierno comandado por Uribe-Duque, con
su política policiva y de militarización como vía de poder ejercido a través de
la fuerza, es una prueba de su ineficacia ejecutiva y de su incapacidad
política para resolver los problemas coyunturales y los cambios hacia el futuro
del país en beneficio de todos los ciudadanos, principalmente los jóvenes
ávidos de oportunidades. El presidente Iván Duque es el único llamado
constitucionalmente a resolverlos, pues fue elegido por una mayoría en un
escenario electoral que se supone lo legitimó para gobernar al país en el
periodo 2018-2022. Pero casi a un año de cumplirse el mandato, el Centro
Democrático, por el afán de mantenerse en el poder a costa de lo que sea frente
a una inoperancia que se pone a la vista de cualquier ciudadano del país, recurrió
a crear culpables para querer persuadir a la opinión pública de que son quienes
tienen a Colombia “al borde de la quiebra”. A otros —y no a ellos mismos—
pretenden achacar dicha inoperancia, dichos abusos y desafueros gubernamentales.
Este truco de señalar a otros cuenta con estrategias que se han venido
diseñando en el mismo Centro Democrático en cabeza del expresidente Álvaro
Uribe, en la medida que avanza el paro. Las estrategias son bastante
pervertidas y de todo tipo, principalmente a través del uso de los medios de
comunicación, especialmente la prensa escrita como la revista Semana y los
noticieros de televisión Caracol y RCN.
El Twitter, como red social, ha sido otro de los medios masivos utilizados por el gobierno para lavar su imagen ya bastante sucia y atacar a una supuesta izquierda que no es la que gobierna, pero sí quiere hacer creer a los incautos que es la causante de todos los males que aquejan al país. Fue así como el pasado 3 de mayo, cuando ya el pueblo inconforme representado especialmente por jóvenes, se movilizaba en ciudades y poblaciones haciendo que las marchas crecieran como bola de nieve, el exmandatario Álvaro Uribe lanzó el siguiente Twitter:
Sin más ni menos, el Twitter va escalando un mensaje tras otro, pero es sobre el último en orden descendente el que sostiene toda la pirámide. Todo el Twitter en su lectura piramidal de abajo hacia arriba o de arriba hacia abajo, resume la esencia y el veneno del proyecto uribista de gobierno desde sus inicios. Inicialmente voy a recomponer la lectura del mensaje y su sentido de abajo hacia arriba, para comprender todo su enunciado: frente a la crisis de gobernabilidad que dio origen al estallido social de la movilización, el uribismo se propone Resistir a través de una Revolución Molecular Disipada, como lo único que impide normalidad, escala y copa de los grupos que se movilizan, de ahí que también sea urgente acelerar lo social, reconocer el Terrorismo más grande de lo imaginado y es así como de debe fortalecer las Fuerzas Armadas (FFAA), que están debilitadas al ser igualadas al terrorismo del proceso de paz en la Habana que creó la JEP; por lo mismo, se requiere de una narrativa y así anular ese accionar legítimo. La estrategia es contundente y responde a una metodología precisa, en cadena, punto por punto.
Cada enunciado del Twitter está dado
como un mandato, como una orden del twittero Uribe que tiene que cumplirse (que
además se ha cumplido a la letra). Pero ese acto comunicativo, ¿a quién va
dirigido?, ¿a un anónimo? No, en este caso son varios y uno solo los
destinatarios: Al mismo Álvaro Uribe, al presidente Iván Duque, al gobierno en
el poder con todos sus implicados, especialmente militares y policías y al
Partido Centro Democrático que los aglutina en uno solo. Es una orden del
centro y sus poderes en escala, hacia las márgenes, con el objetivo de mantener
una Seguridad Democrática basada en el fortalecimiento de las FFAA.
Cada palabra del Twitter son cargas
explosivas peligrosas que buscan dinamitar, eliminar y anular todo lo que no se
acomode a los requerimientos del proyecto uribista que pretende continuar
heredando el poder. Esa retórica del mensaje debe desenmarañarse y quitarle a
Uribe la máscara exhibida en Twitter, para verle el rostro real al Partido
Centro Democrático representado por la dupla Uribe-Duque y las élites políticas
y económicas en el proyecto de gobierno defiende a toda costa, en detrimento de
todos los demás sujetos de derecho, que es la misma población mayoritaria que
lo eligió.
Ahora paso a hacer la lectura del
Twitter de manera descendente. Empiezo con los puntos 1 y 2, por encontrarse
entrelazados en una continuidad de su lectura del terrorismo.
2.
Reconocer:
Terrorismo más grande de lo imaginado;
Pero de manera concreta ¿quiénes
vienen siendo los otros terroristas que señala Uribe? El mensaje no los dice,
pero en las prácticas de terror del uribismo sí. Por lo que se ha podido
constatar en las marchas de protesta contra las reformas de pauperización del
pueblo, esos otros terroristas no son más que los jóvenes, el futuro del país:
muchos de los asesinados por las FFAA eran jóvenes que marchaban en paz,
muchachos de clase media, que protestaban a través del baile como Lukas Villa
en Pereira o que simplemente se dirigían a casa luego de visitar a su novia,
como el caso de Santiago Murillo en Ibagué, porque en ese delirio los terroristas
no tienen nombre propio, ni pertenecer a un gueto, sino que son todos los
jóvenes del país. En Colombia es un peligro ser joven, quedó más que demostrado.
Ser joven de clase media o baja o de clase pobre, es ser terrorista. A ellos
hay que matarlos, torturarlos, violarlos, desmembrarlos, echarlos por los caños,
desaparecerlos. ¿Quiénes fueron los culpables de estos desmanes? Las
debilitadas FFAA a quienes se les dio la orden de disparar para sentirse
fortalecidas, de acuerdo con el primero punto del mensaje del Twitter de Uribe.
De nuevo, ¿Quiénes son los terroristas según el mensaje de Uribe?, ¿quiénes
eliminan a líderes sociales?, ¿quiénes vandalizan las Arcas del estado con la
complicidad de quiénes?, ¿quiénes son los culpables de la muerte de los niños
por desnutrición? Muchos de estos interrogantes llenarían páginas.
Luego de esta horrible noche del
crimen que no ha terminado, se busca a un culpable de la manera más cínica:
Portada de revista semana
La narrativa de prensa, en este caso
la revista Semana, como los demás medios de perturbación que recibieron no
ahora si no desde hace rato, la orden de anular,
pusieron en la portada esta foto del candidato de la Colombia Humana Gustavo
Petro. La imagen es diciente, la intención es crear una lectura negativa
rápida, distópica, llamando la atención sobre la parte del rostro de la
izquierda del candidato como el terrorista, protagonista del paro a quien se le
hace este llamado en tipos grandes de imprenta: PETRO, ¡BASTA YA!, debajo de la
foto aparece una leyenda alusiva que amplía el mensaje de la mayúscula. En ella
le acusa a Petro, además, de la violencia, de la crisis económica, de la
transición anárquica, de alguien que no piensa en Colombia y quiere conquistar
a la fuerza la presidencia de la República. Sin embargo, la portada presenta
una lectura de doble filo. La lectura literal es para los que consumen fácil,
para los que leen sin interpretar o se hacen los tontos, como los que vuelven y
vuelven a votar por el uribismo que ya creo la gran mayoría de este potencial
de votantes cambió de planes según recientes encuestas. La otra lectura es la
de un uribismo que busca salidas a su propia crisis y descréditos, acosado por
rendir cuentas de su demostrada incapacidad para gobernar con equidad, busca
cargar sobre un tercero la culpa de la “Colombia, al borde de la quiebra”, como
aparece en el subtítulo de la portada de la revista Semana. Es el caso patético
de oportunismo mediático, además de que esta narrativa busca calar en la
conciencia ciudadana y de esa manera pretender anular al candidato Petro.
Otra narrativa pretende anular las marchas y los reclamos de los jóvenes de Colombia, es la narrativa televisiva de los noticieros. Son muchas las estrategias que se desvelaron y se siguen desvelando en este paro: desacreditar los reclamos justos, la mayoría pacíficos, no presentando los conflictos reales, pues en este caso la cámara del periodista y su discurso de primicia, se centra en la imagen del bloqueo, la afectación de la economía, pone en “cuidados intensivos” a los industriales, pone por encima el “asesinato” del policía, para quitarle fuerza a la brutalidad del “fallecimiento” de los jóvenes ciudadanos, desacreditando el paro presentándolo como vandalismo y el exmandatario Uribe refuerza sus Twitter con texto más imagen, como el aquí pego sobre la “muerte avícola” del 8 de mayo:
Los contenidos de estos mensajes se reproducen de diferentes formas en los Twitter de Uribe y los noticieros de TV, distorsionando las causas justas del paro, justificando el “terrorismo más grande de lo imaginado”, que es el que atenta contra los industriales, no contra el pueblo, queda claro; desde esos mensajes toca los sentimientos de la gente, mostrando quiénes son los causantes del mal. Aquí, los culpables del hambre son los que tienen hambre y no la reforma tributaria que pretendían crear más hambre. En el mensaje del Twittero aparece la palabra AUTORIDAD con mayúscula, la cual se lee con otra mayúscula: FFAA. La fórmula es matemática: AUTORIDAD igual FFAA.
La idea de una micropolítica del
deseo implica, por tanto, poner en cuestión de forma radical los movimientos de
masas que se deciden de forma centralizada y que movilizan en serie a los
individuos. Lo más importante es que van a conectarse una multiplicidad de
deseos moleculares, una conexión que puede implicar efectos de tipo «bola de
nieve» y demostraciones de fuerza a gran escala. Eso es lo que pasó cuando
comenzó del movimiento de Mayo del 68: la manifestación local y singular del
deseo de pequeños grupos se puso en sintonía con una multiplicidad de deseos
reprimidos, aislados los unos de los otros, oprimidos por las formas de
expresión y de representación dominantes. En una situación como ésta ya no
estamos ante una unidad ideal que representa y mediatiza intereses múltiples,
sino ante una multiplicidad equivoca de deseos que en el proceso
genera sus propios sistemas de localización y control. Esta multiplicidad de
máquinas desecantes no está compuesta por sistemas estandarizados y ordenados
que puedan ser disciplinados y jerarquizados en función de un único objetivo.
Por el contrario, se encuentra estratificada a partir de grupos sociales
diferentes, de clasificaciones en función de la edad, el sexo, el origen
geográfico, la cualificación profesional, las prácticas sexuales, etc. No
produce una unidad totalizadora. Es la univocidad del deseo de las masas, y no
su agolpamiento en torno a objetivos estandarizados, lo que fundamenta la
unidad de su lucha. La unificación aquí ya no es más el antagonista de la
multiplicidad de deseos, como sí lo era cuando eran «tratadas» por la máquina
totalitaria-totalizante de un partido representativo. (p.58-59)
La anterior cita de Gauttari,
alrededor de su propuesta de “Una multiplicidad de deseos moleculares”,
respaldado en su concepto de “micropolítica del deseo” que aborda lo que él llama
“Revolución molecular”, fue lo que ocurrió en Colombia con el estallido social
que vivimos. La culpa no es de los jóvenes, sino de las condiciones precarias
creadas por el Estado para su sobrevivencia y para proyectarse un futuro a que
tienen derecho, como lo tuvieron ellos.
La “Revolución molecular” de Gautari no es la del uso de las armas, es una
acción política sin teorías que emprenden esos pequeños grupos de jóvenes que
son como moléculas que se van conectando en diferentes lugares, presionados por
el Estado que reprime sus deseos. Así, estos “deseos moleculares”, que es todo
un flujo, una fuerza positiva de los jóvenes, son esos deseos los que
explotaron en ellos y los llevan a reclamar lo justo, pues están amenazados por
un presente que los excluye y por un futuro incierto. Estos “deseos moleculares” no están centralizados
en ningún partido o jefe o protagonista, Gauttari dice que se van congregando y
conectando, pues no buscan “objetivos estandarizados” de un programa, de ser
así no hubieran estallado y se disolverían en un gremio o gremios con intereses
propios. Es así como “esta acumulación de luchas parciales” se desencadenan en
luchas colectivas de gran envergadura (la copa que menciona Uribe). Detener esa
“Revolución molecular” es lo que se propone del Centro democrático al demonizar
en la práctica la propuesta del filósofo con “Revolución molecular anticipada”,
detrás de lo cual no hay ningún pensamiento.
Torcer, invertir, ha sido el
accionar del uribismo. Por un lado, torcer el proceso de paz; por el otro,
invertir los valores filosóficos de una democracia participativa, donde son
válidos los reclamos sin el uso de la fuerza.