Por: Carlos Arturo Gamboa Bobadilla
El jueves y
viernes 2 y 3 de junio, los profesores de la Universidad del Tolima vuelven a
las urnas, en medio de una crisis a la cual la administración, en cabeza de
Herman Muñoz y el Consejo Superior Universitario, aún no le ha puesto el “tate
quieto”.
El 2 de junio,
la Asociación Sindical de Profesores (ASPU) se citó para la elección de nueva
Junta Directiva de la Seccional Tolima. Con más de cuarenta años de tradición,
esta agremiación de profesores se ve hoy enfrentada al reto de ayudar a la
reconstrucción de la Universidad del Tolima y a reafirmar nuevas maneras de
actuar en el campo sindical.
ASPU, a nivel
nacional, cuenta con más de 5000 afiliados en todas las universidades y en la
seccional de la Universidad del Tolima son más de 150 docentes quienes podrán
votar para designación de su Junta Directiva. La Asociación ha desempeñado un
papel fundamental en la visibilización de la crisis, la misma que negó el
rector hasta después de su reelección, a finales de 2015. La Asociación denunció
a través de diferentes medios, comunicados ofíciales y protestas, en el campus y fuera de él, hechos que serían
claves para destapar “los malos manejos” y el desbarajuste financiero y
académico que hoy tienen la UT en una sin salida. Por estas denuncias, el
rector actual y su equipo de coequiperos y abogados, emprendieron procesos
disciplinarios contra algunos de los miembros de la Junta Directiva, quienes
hoy están, como era de esperarse, exonerados de dichas acusaciones. Ese el
riesgo que corre un sindicato serio, autónomo y que no le apuesta a la
cooptación o al silencio por prebendas; su función es hacer control político,
denunciar las irregularidades y proponer otras formas de administrar lo público;
así mismo aportar propuestas de transformación como lo requiere urgentemente
hoy la universidad de los tolimenses.
De otra parte,
el viernes 3 de junio los profesores también podrán designar los docentes que
formarán parte de las diferentes instancias del Gobierno Universitario; entre
ellas se elegirán los representantes profesorales al Consejo Superior, Consejo
Académico, Comité Interno de Asignación y Reconocimiento de Puntajes (CIARP);
así como representaciones a las diferentes Unidades Académicas.
La importancia
de estas designaciones es que se dan en el marco de una gran coyuntura
universitaria y, por lo tanto, los profesores deberían acudir masivamente a las
urnas a definir sus voceros en estos espacios. En años anteriores la
participación ha sido escasa en estas elecciones, pero hoy es inconcebible la
abstención, ya que las representaciones pueden generar renovación en los
estamentos profesorales y hacer que sus discusiones y propuestas lleguen a los
escenarios claves en donde se toman decisiones institucionales.
Es normal que
exista apatía y desencanto ante estos ejercicios del orden democrático
universitario, pero lo que si podemos intuir es que, precisamente por ausencia
de un real control político del profesorado, por carecer de autonomía como estamento
y por delegar al rector, su equipo y sus amigos, toda la Gobernanza de la
Universidad, hoy nos vemos al borde del abismo.
Los profesores
de la Universidad del Tolima somos conocedores de lo que se ha hecho mal;
algunos fueron víctimas del engaño del rector y sus amigos quienes ocultaron la
crisis en periodo de reelección y llamaron a una falsa unidad, aún a costa de
la misma universidad. Hoy no podemos llamarnos a engaños, la formación superior
de miles de jóvenes está en riesgo, el proyecto de vida de los docentes y
trabajadores se ha visto fracturado por malas decisiones, sin que hasta hoy los
culpables hayan asumido la falta. Los recortes realizados han afectado la
academia, las garantías para una buena docencia y la mayoría de ellas han
recaído sobre el sector profesoral.
Hoy más que
nunca necesitamos recuperar la autonomía del profesorado, su capacidad crítica
y su saber para potenciar propuestas que ayuden a sacar a flote la universidad.
El profesorado debe acudir a la elección de representantes profesorales de
manera consciente, sin la coacción que antes condujo a equívocos, debemos
empezar dando un mensaje diferente en las instancias del Gobierno Universitario
si de verdad queremos una universidad diferente. No podemos elegir las ideas
del actual rector que llevaron la UT a este abismo de incertidumbre, o a los “amigos”
de él, que vienen siendo casi lo mismo.
Las mayorías
queremos transformaciones reales, ¡que se note en las urnas!