Foto: El Nuevo Día |
Por: Carlos Arturo Gamboa B.
El
engaño es la base del sistema imperante. Por eso cuando nos hablan de progreso las
palabras buscan engatusar, ya lo preguntó Jerzy Lec: “¿Significa progreso el que el
antropófago coma con cuchillo y tenedor?” Disfrazar la verdad es el síntoma
de los tiempos actuales. Bajo el escuadrón de quienes velan por la democracia,
se despojan los bienes que mantienen lleno el intestino grueso del capital.
Porque, “la falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose,
de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde”,
ya lo dijo Miguel de Cervantes Saavedra.
Los
agentes útiles del engaño adoran el verbo devastar, son, diría Tolstoi, como “quien
cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego”. Pero no ha existido, ni
existirá, una época de total ceguera, siempre alguno levantará lo voz y llamará
a la justicia. Contra ellos se levanta la mano del tirano. Los quemaron en
hogueras cuando gritaron libertad. Les dijeron “come niños” cuando hablaron de
igualdad. Les tildaron de terroristas cuando develaron la falacia de la democracia
del mercado. Por estos lares les dicen “guerrilleros”, porque creen-mos, igual
que Shakespeare, que: “Los actos contra la naturaleza engendran disturbios
contra la naturaleza”.
Por
eso el mensaje de Iván Malaver, un vasallo de AngloGold, es claro, para él “opositor”
y “guerrillero” forman un conjunto universal. Por eso Rafael Hertz lo “entiende
perfectamente”. Es la lógica de las multinacionales que desde que desembarcaron
sus carabelas siguen a un ritmo despiadado. Al mando de Colón dijeron traer
progreso, pero querían oro. Hoy, “nuestra sociedad ha llegado a un momento en
que ya no adora al becerro de oro, sino al oro del becerro”, dice el
escritor Antonio Gala. Hace más de 500
años éramos indios hijos de satanás, calificativos que daba licencia para la
masacre. Hoy somos “guerrilleros”, y ¿la licencia será la misma? Sólo queda
recordar, con Willy Brandt, que: “Permitir una injusticia significa abrir el
camino a todas las que siguen”. Esperamos justicia, así el pulpo sea
tan gigante que sus tentáculos co-habiten los estrados.