Mentira Biciquilibrada. Marcelo Acquistapace Arias |
Por: Carlos Arturo
Gamboa Bobadilla
1.
La ley
anti-mediciones la formuló hace ya muchos años Max Ehrmann, y está en el poema titulado Desiderata que en uno de sus apartes
dice: “Si te comparas con los demás, / te volverás vano y amargado”; y esa
parece ser la letanía amarga de la Universidad del Tolima frente al MIDE, ese
instrumento copiado del “extranja” por los yupis amigos de Gina Parody para atormentar
rectores que creen que cifras son calidad y que indicadores son realidades. El
arte del engaño tiene muchas formas en el mundo regido por el voraz capital, y
en la educación abundan los ránquines, las listas de Colciencias, los factores
de acreditación, entre otras múltiples mentiras, que solo sirven para llevar el
sector educativo al mundo de la simulación, porque hoy lo importante no es ser, sino aparentar.
2.
¿Quieren saber
cuál es el estado actual de la Universidad del Tolima? Pues no hace falta
preguntarle a Scimago, Mide o cualquier otro sistema que siempre deja por fuera
lo más importante: “la función social de la universidad”; no sé del primer
estudio de este tipo que intente valorar este impacto como esencia de su
estudio. ¿Por qué? Porque los indicadores se hacen para mostrar productividad y
eficiencia y la Universidad Pública está en otro lugar de enunciación, eso
sería como medir la pertinencia de un árbol de guayabo por los mangos que
coseche. Si quieren saber cómo está la Universidad debemos mirarnos hacia
adentro, analizar nuestras cifras, ver nuestros currículos, observar cómo nos
gobiernan, ver la escasez de cultura universitaria que poseemos y sacar un
balance, sobre el cual proyectaríamos una idea de universidad basados en
nuestras realidades y nuestros retos. Lo que sucede es que los rectores, y en
especial el Dr. Herman Muñoz, le guarda respecto y obediencia delirante a los
mandatos del MEN, y obedeciendo no se innova, se innova rompiendo paradigmas y
proponiendo rutas osadas que permitan revivir la universidad como epicentro de
la transformación social. Quizás en lo que si somos primeros, es en obedecer;
y ahí los resultados.
3.
Preguntar es
mejor que medir. Hace un par de meses incité en una asamblea al rector Herman
Muñoz a que nos dijera con total honestidad si la Universidad del Tolima estaba
ad portas de una crisis financiera.
La respuesta nunca llegó, lo cual se hace costumbre, porque si de indicadores
se trata, el rector se raja al dividir las respuestas emitidas, sobre las
preguntas formuladas. El hecho es que ahora “austeridad” es la palabra de moda en
el campus. Están frenadas las
contrataciones de los proyectos de investigación porque los rubros fueron
congelados, no se han realizado pagos a becarios, no hay rubros activos para las publicaciones, y con la lentitud en estos
proceso y con la falta de dinero, los autores corremos el riesgo de ser
“autores póstumos”; y no contentos con esto, ahora se rumora “oficialmente” un
plan de austeridad académica, porque nunca se tocará la burocracia en tiempos
de crisis, menos si el tiempo de crisis concuerda con el tiempo electoral, y si
el rector actual es candidato a reelegirse.
En el año 2014
se habló de bonanza, de trasferencias, de pago de deudas, pero nunca nos
invitaron a decidir cómo invertir estos dineros, fueron ellos, un pequeño círculo
de “sabios y re-sabios” quienes hicieron y deshicieron el presupuesto; pero
ahora en tiempo de escasez todos debemos hacer esfuerzos, pero los esfuerzos
son para el campo de lo académico. ¿Alguien tiene una mejor definición para
cinismo?
4.
Lo que se
debería medir urgente en la UT es la contaminación visual provocada por los
candidatos con sus pancartas por todos lados. Es una vergüenza regional
ingresar al Alma Mater y ver que parece calle de pueblo calentano en
elecciones. ¿No existe otra manera de socializar nuestras ideas que copiando
los viejos modelos de la politiquería santofimista y de la godarria
retardataria de la región? Esto parece la “Universidad del cartel”, y viendo
esos rostros retocados por Photoshop en las pancartas mecidas por el caluroso
viento, siento pena ajena y vergüenza institucional. Felicito a quienes se
nieguen a esta estrategia tan pobre y paupérrima, y otras como las chivas, los
tamales y las promesas de puesticos, porque, como universidad, deberíamos ser
un ejemplo para la región, no su fiel calco.
5.
Ante este panorama, solo queda entonces cerrar
con otro fragmento del poema Desiderata:
Aún
con todas sus farsas, penalidades y sueños fallidos,
el
mundo es todavía hermoso.
Sé
alegre.
Esfuérzate
por ser feliz.