Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Docente UT
1.
Celebramos
que las brujas siguen vivas sin entender por qué querían quemarlas. Olvidamos
que la iglesia condenó sus cuerpos a la hoguera porque se salieron de la horma
de su doctrina. Y en la Universidad del Tolima la edad media sigue vigente, con
todo y dogmas, con todo y oscurantismo, no parece una academia, parece un
monasterio. Lo que alumbra, que debe ser el conocimiento, se apaga tristemente
ante el embate continuo de los monjes del poder.
2.
Hablar
de Universidad del Tolima y crisis parece un pleonasmo. Pero hay que entender
que no se derrota una tradición de clientelismo y corrupción con solo buenas
voluntades. La pelea es larga, el compromiso debe ser cotidiano y las
voluntades férreas. Quienes de verdad deseamos “otra universidad”, peleamos y
nos aferramos a la idea de que es posible. Muchos pelean por ser parte del
grupo de poder que gobierna, otros pelean por un lugar en el organigrama, otros
pelean porque se sienten huérfanos de poder, pero el verdadero sentido debe
estar ubicado en la necesidad de hacer de la Universidad del Tolima un centro
del saber, a la altura del tiempo y sus retos.
3.
Mientras
giren a las cuentas bancarias de los empleados y docentes, las aguas siguen quietas.
Los rumores van y vienen, pero para la mayoría la palabra crisis tiene una relación
semántica directa con nómina. Muchos se tranzan con monedas o usan sus
disfraces para obtener los dulces que siempre reparte, en sus primeros días, el
poder de turno. No hay peor escenario para una institución pública que saberse prisionera
de una tradición mediocre y mezquina que considera que todo es “comprable”. Mantener
las vestiduras limpias es la mejor carta de presentación de quien reclama coherencia,
y por el campus caminan muchos “luchadores” impregnados del tufo del poder de
esta administración de Omar Mejía, de la Herman Muñoz, la de Villarraga y hasta
la de Rivera Bulla, el pasado está ahí para recordarlo. Muchos gritan, no por
un proyecto de universidad digno, sino porque perdieron esos privilegios que
otorga la universidad del amiguismo, el clientelismo, el nepotismo y otros
ismos, practicado siempre por los mismos: Por este gobernador y el anterior, la
diferencia es el color, no el proceder.
4.
La
Universidad del Tolima no debe estar habitada por ángeles, sino por humanos
éticos, no queremos disfraces con alas blancas cubriendo cuerpos demoniacos. No
nos llamemos a engaños, muchos quienes hoy ven el desastre, la hecatombe y otros
males (que son reales), hace dos meses veían solo tranquilos paraísos, es que
el opio de los contratos, las prebendas, los amiguismo y las repartijas, crean visiones
pertinentes y obligan a la lengua a callar.
5.
Quienes
deseamos otra universidad estaremos siempre dispuestos a su construcción, desde
nuestros discursos y desde nuestras acciones. Se pelea también dando ejemplo.
Ahí nos encontramos, con honestidad y desprendimiento por salvaguardar lo
público, ese último bastión de lo que quizás podemos defender como común, pero
que hace rato está en manos de las élites y sus apetitos. Pero dejen de usar
mascaritas de Halloween, desnuden sus intereses, no intenten santificar
demonios burocráticos con el cuento de que el pasado fue mejor. La UT aún tiene
posibilidades de ser una institución pública ejemplar, pero eso no se construye
de la noche a la mañana, la pelea es larga, de frente y con honestidad. Si no
es así, usted no busca salvar la universidad, busca es salvarse, aferrarse a su
puestico, conservar el de su pariente o continuar con sus gabelas. Entonces
mejor siga con su mascarita, alguien siempre te ofrecerá un dulce si cantas lo
que se te pide cantar.
3 comentarios:
Comparto sus apreciaciones. Estamos sentados esperando que las cosas se resuelvan sin comprometernos
Ángela Prada
Excelente reflexion profesor Gamboa.
Y ahora que sigue......
LISANDRO BERNAL
Buenas palabras profe...
MONTIEL ROA
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