Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Estos días ha regresado el debate a la Universidad del Tolima
y en especial a la Facultad de Ciencias Humanas y Artes (FCHA). El tema no es
nuevo, pero es fundamental para la re-construcción de la comunidad académica
que había quedado herida de muerte por más de una década en la cual se
implementó la política de hacer democracia universitaria para unos pocos y con
las reglas de esos pocos.
Lo que pasa es que romper esquemas hegemónicos no es fácil.
Factores como la resignación a que nada puede ser cambiado, la comodidad que “los
puesticos” ofrecen y la hegemonía cultural del poder, crean torbellinos que al
final pueden desatar tormentas. Por eso es “entendible” pero no defendible que
muchos actores nieguen la “otra posibilidad” de construir universidad pública.
Lo que pasa es que se desgastaron al máximo los mecanismos de
“seudo-representación”, llevando consigo la participación a una pasividad sólo comprable
con un mar de parafina; y ese esquema está apalancado en normas ambiguas y
obsoletas, como casi todas las que soportan el “quehacer legal” de la
Universidad del Tolima.
Lo que pasa es que llegó el momento de asumir una contundente
variación de la cotidianidad, asumir la crisis y tomarla por los cuernos; pero
no para descalificar “lo otro” que se asoma como alternativa, sino para reconocerlo
y proponer rutas de transformación real. Lo otro le está hablando (a veces
gritando) a la dirección universitaria que debe ser más incluyente. Mirando el
Plan de Desarrollo propuesto no encontramos líneas gruesas sobre democracia y
gobernabilidad, sobre reconstrucción de la comunidad universitaria, que a mi
parecer deben ser temas centrales para refundación de la vida universitaria.
Lo que pasa es que estamos a tiempo de no crear “enemigos
oscuros” como argumentación para no validar el pensamiento de los que se salen
del esquema institucional, de los que reclaman distintas formas de construir ethos.
Lo que pasa es que la negación a la apertura de las puertas
democráticas, crean el malestar de los de abajo y una puerta cerrada no puede
contener el cambio por mucho tiempo.
Lo que pasa es que es la hora para que la administración de
la Universidad del Tolima haga una lectura real de lo que pasa y no se quede
estancada en la tesis del “enemigo único”, porque como lo afirma Gabriel
Restrepo, “cuando se torna arrogante, el poder pierde sensibilidad y con ella
la clave del saber, que es la pregunta”.
1 comentario:
No obstante, si la tesis del "enemigo único" no funciona ¿porqué parece que nos volvemos enemigos quienes no pensamos como ustedes piensan? ustedes que tienen muy claro qué es lo que pasa y no admiten discusión sobre sus respuestas os sus soluciones.
Bibian Rocio Galeano Sanchez
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