Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Suele vérselos
en puestos de manejo de las universidades públicas y privadas, haciendo
burocracia en las Facultades de Humanidades o de Educación, refundidos tras un
escritorio público o simplemente acumulando puntos profesorales para poderse
pensionar con un buen salario. Antes era beligerantes líderes con remoquetes como Leninistas, Trotskistas, Maoístas,
Marxistas y hasta Stalinistas. Leían libros que la policía tildaba de “instrucciones
para terroristas” y que hoy apenas son incunables repletos de polvo, memorias históricas
para investigadores de hemeroteca. Gritaban y luchaban por igualdad y justicia
al lado de los obreros, de los campesinos, de los ciudadanos de a pie
(descalzos). Escribían en alguna revista “roja-rojita”, la cual repartían
clandestinamente en los bares de la ciudad, en las plazas públicas y en las
manifestaciones a las cuales eran infaltables.
Suele vérselos
bien vestidos, hasta usan corbata. Algunos se doctoraron en educación bajo la
línea del pensamiento crítico. Leyeron a
Freire pero no lo entendieron, mucho menos lo aplicaron. Saben citar en varios
idiomas y como lo dictan las normas. Publicaron algún librito en la Editorial
Magisterio y escribieron para revistas educativas que unos pocos leían pero que
luego fueron indexadas y ahora nadie lee. Otros tuvieron “la fortuna” de viajar
al exterior, visitar quizás Moscú, ir a la Habana y volver cabizbajos porque
resistir acarrea necesidades. Otros militaron en sus “partiditos de cuadrilátero”
sin darse cuenta que mientras ellos cargaban las banderas sus jefes políticos
se reunían con los gobernantes de turno a realizar “acuerdos estratégicos”, entonces
un día decidieron ser los jefes y ahora se reúnen con los gobernantes de turno
a realizar “acuerdos estratégicos”.
Suele vérselos
distantes, acomodados en sus sillas, renegando de la ideología, remarcando los
errores del comunismo, disfrazando su acomodamiento con discursos tibios sobre
las oportunidades de la educación y desplegando sus manos ante cualquier tajadita
que el sistema les brinde para aumentar su tasa de retención a la entrega. Otros
son fieles sirvientes del sistema, son los intermediarios ante cualquier
conflicto, creen en el diálogo que desmoviliza, son expertos en tratar con
fuerzas descontentas, son mediadores para lograr aclimatar el mundo en donde de
todo siga igual. Otros son pro-capitalistas, así sin más.
Suele vérselos por
ahí deambulando. Son la carcoma de un tiempo que mató sus sueños. Son la sombra
de una época cuyo desencanto parió estos hijos apolíticos y desencantados. Ellos
nunca fueron y ahora quieren impedir que muchos sean. No creen en las luchas colectivas,
sienten fobia por los sindicatos, miran con desprecio a los nuevos obreros del
sistema (los grises empleados de oficinas), ocultan su pasado viendo noticias
en CNN, juegan tenis y toman whisky, jamás volvieron a las barriadas a jugar
tejo y a tomar cerveza, no se miran al
espejo demasiado tiempo porque temen al
fantasma de su pasado.
Suele vérselos en muchas partes, afortunadamente no son eternos.
Suele vérselos en muchas partes, afortunadamente no son eternos.
2 comentarios:
Profe que susto con esos fantasmas hahahaahaha
Viviana Sánchez
Muchas veces lo que pensamos, soñamos o creemos nunca se da; la miel es pegajosa, es fácil de quitar, pero sabe tan bueno que queremos untarnos mas y mas. La comodidad y un buen sueldo borra de la faz del pensamiento cualquier ideal porque luchar.
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