mayo 25, 2015

LA UNIVERSIDAD DE NARIÑO, UN AVANCE DEMOCRÁTICO QUE SE DEBE DEFENDER

Por: Carlos Arturo Gamboa B.
La democracia en la comunidad universitaria es una especie de mito, dicen que existe pero nadie la ha visto. Al menos eso pensaba antes de visitar la Universidad de Nariño. Nada extraño tiene su campus porque al pasearse por él se encuentran edificios de aulas, auditorios, cafeterías, escenarios deportivos y muchas zonas verdes, esto último si se puede tildar como particular, porque los modelos de construcción basados en la soledad del concreto se han ido tomando las universidades.
Sin embargo, el panorama mental si se trastoca cuando se escucha decir al rector, Carlos Eugenio Solarte, que prefiere la democracia real que impulsa el proceso de la Reforma Universitaria, a la imposición de la pretendida Acreditación de Alta Calidad; y lo prefiere porque la reforma está instalada en la participación mediante procesos asamblearios en los cuales se discute y reconstruye  el estatuto de la universidad, mientras que el seudo-sueño de la acreditación, y esta es mi opinión, no es más que un embeleco instituido para hacernos creer que obteniendo la medallita seremos mejores, y de paso olvidamos el verdadero camino que debe transitar la universidad pública.
Luego uno se va sorprendiendo más cuando empieza a constatar que es cierto que en la Universidad de Nariño el rector es elegido por la comunidad y “designado” por el Consejo Superior, tradición de años que en nada contradice la Ley 30, el escudito anti-democrático que en las otras universidad, las fuerzas de poder, exhiben como prohibitorio. Pero también se escucha y constata de que lograron construir mediante proceso asambleario el Plan de Desarrollo 2008-2020 y en el 2013 construyeron el Proyecto Educativo Institucional (documento que requiere un análisis más detallado, debido a su propuesta incluyente y transformadora). Este en una de las páginas iniciales dice, considerando:
“Que la Comisión Académica de Reforma Universitaria elaboró la propuesta del Proyecto Educativo Institucional – PEI- ampliamente estudiada por las Facultades, Departamentos y Programas, discutida y aprobada por la Asamblea Universitaria”
Es así de real, está en los documentos institucionales como es el caso del PEI firmado por el Presidente del Consejo Superior, hay evidencias concretas de democracia; por lo cual la participación real deja de ser un mito y se torna tangible; y lo puedes comprobar en el campus, el ethos y en los documentos institucionales de la Universidad de Nariño.
Ahora bien, rumbo a San Juan de Pasto y cuando el avión está aterrizando sobre una hermosa meseta en el municipio de Chachagüí, se experimenta un ligero temblor de turbinas provocando la palidez propia de las turbulencias, entonces sabes que has llegado. Luego tus ojos disfrutan el verde paisaje que se enciende a la distancia, entre montañas que traen tonadas de historias milenarias, de culturas que reposan en las cumbres y que están siendo vigiladas por el volcán Galeras, la fiera dormida como algunos le dicen. La ciudad y su clima frío te ofrecen hermosas edificaciones elaboradas por manos antiguas que aun conservan su belleza y son testigos de otros tiempos, puedes saborear el cuy, calmar el frío de la noche con una jarra de hervido o atreverte a más y terminar chumado en algún tranquilo parque.
Para llegar a Pasto debes vencer el miedo a la turbulencia, de la misma manera que para apostarle a la democracia real, debes vencer el miedo que engendra la heteronomía institucional, debes comprender el verdadero papel de la Universidad Pública en nuestro contexto, debes entender que de esa manera se puede transitar por el camino de la potenciación del Sur. En la Universidad de Nariño se le apuesta a la democracia real, nada allí es ilegal, más aún, creo que es allí en donde  la Constitución Política Colombiana y su espíritu incluyente más se respeta. Por eso estaremos prontos a defender, profundizar e imitar esta idea de proceso democrático, porque cuando uno ve las bondades de estas apuestas, deja de tenerle miedo a las turbulencias y duerme tranquilo a la sombra del vigilante Galeras.


La Universidad de Nariño es ejemplo para las demás universidades públicas de Colombia, todos debemos a mirar hacia el Sur y entender que estamos en un tiempo en el cual nuestros mitos deben hacerse reales, la democracia universitaria es uno de ellos.

2 comentarios:

TRAVEL AND TOURISM dijo...

Excelente escrito Carlos. Me llenaste de sentimientos encontrados, el amor por mi tierra, por la Universidad en la que se educó mi padre y mis abuelos, y las nostalgia que me invade recordar los hermosos paisajes de San Juan de Pasto y sus alrededores, así como, el hervido y el cuy. Pero, aquí estoy firme, en mi segunda querida tierra, el Tolima, y en mi Universidad, la UT, que tiene muchas cosas buenas, y con grandes potencialidades para ser cada vez mejor.

Anónimo dijo...

William Alberto Buritica Correa

Hay momento para cambiar el mundo pero es de todos no de unos pocos que tienen conciencia de mundo