Por: Carlos Arturo Gamboa
En Colombia aprendí lo que significa la palabra coraje
José Beyaert
En Colombia aprendí lo que significa la palabra coraje
José Beyaert
Francés
Campeón de la 2ª Vuelta a Colombia (1952)
Por estos días
en Colombia se vive una euforia ciclística no vista desde los años ochenta
cuando Lucho Herrera y Fabio Parra aglomeraban transeúntes con sus
hazañas. Colombia y ciclismo parecen
sinónimos, hay algo arraigado en el genotipo colombiano que se corresponde al
relieve montañoso y que fue construyendo una leyenda en nuestro imaginario y en
las páginas mundiales. No obstante, el ciclismo no ha contado, al menos en las
dos últimas décadas, con el patrocinio, las escuelas de formación y la difusión
mediática necesaria, por eso muchos hasta ahora empiezan a entender la relación
que se teje entre ciclismo y país.
Movido por una
afición ciclística de años, y a la par de las hazañas de Nairo Quintana en la
actual Vuelta a España, he comenzado a recorrer las páginas del libro Reyes de las montañas. De cómo los héroes
del ciclismo colombiano incidieron en la historia del país, del periodista británico
Matt Rendell. El libro fue escrito inicialmente en inglés (Kings of the
Mountains: How Colombia's Cycling Heroes Changed Their Nation's History) y este
año (2016) aparece una traducción ampliada de Juan Manuel Pombo, publicada por
Semana Libros. Estas 342 páginas contienen una amplia visión de dos relatos que
sorprenden: ciclismo Vs construcción de nación colombiana.
En ese sentido, el
autor nos pasea magistralmente por los hechos ciclísticos más importantes de
los colombianos pero conectados a sucesos históricos, a la violencia, al
narcotráfico, al fenómeno de las guerrillas, a las realidades tan nuestras como
el ciclismo. Hablando de la Vuelta a Colombia, que inicia en 1951, tres años
después del bogotazo, se da entender que nace pensada para convertirse en un
río de pasiones porque “La vuelta a Colombia sana heridas de la psiquis
nacional” (Rendell, 2016, p. 103), pero también en una especie de acercamiento
al denominado progreso, porque los impulsores del ciclismo soñaban tener
competencias como el Tour de Francia, porque “El ciclismo logra convertir ese movimiento
circular (la historia) en progreso lineal” (p. 102).
Y en la medida
que se nos narran las gestas de Efraín “El Zipa” Forero, Ramón Hoyos Vallejo, Hernán
Medina Calderón, Roberto Buitrago, Álvaro Pachón, Rafael Antonio Niño, Cochise Rodríguez,
Patrocinio Jiménez, entre cientos de figuras más, se nos va relatando ese mundo
que intenta ser cosmopolita pero que se cruza con montañas indomables y con
problemas fundamentales que aun hoy intentamos resolver: “(…) el único tráfico
que en verdad quedó al margen del conflicto fue el de los ciclistas. «En los
valles-me dijo el Zipa-, nos saludábamos con los generales y en las montañas
veíamos a las guerrillas a la vera del camino» (p. 110); la dimensión de la
violencia en sus más fervorosos gérmenes no estaba aislada de la construcción
de una tradición ciclística en Colombia: “La salida de la tercera etapa de la
Vuelta de 1962 se retuvo durante tres horas tras detectar tropas de Tirofijo en
las laderas de la Línea” (p. 112); sin embargo, como lo recuerda Ruskin “En la
cabeza de la gente, la Vuelta tenía más peso que la violencia”.
Y así se nos va
narrado, o más bien recordando, la historia de Colombia, mientras las bielas
tragan el polvo de un país subdesarrollado, mientras Lucho Herrera gana en Alpe
d'Huez y la apoteosis nos embarga en una década plagada de narcotráfico, bombas
y aplausos a Fabio Parra devorando las cumbres de Francia, para lograr el
primer podio en la más grande de las vueltas: El Tour, nuestro eterno sueño de
gloria. Más adelante, en los años noventa se profundiza la crisis cafetera, lo cual
conlleva a la desaparición del equipo insigne Café de Colombia y además, “con
los narcos ahora impedidos para hacer despliegues públicos de generosidad,
también el dinero de la droga dejó de circular. El ciclismo que siempre había
ofrecido metáforas curativas, ahora se veía en la angustiosa urgencia de
fondo”. (p. 240)
La delicadeza
del lenguaje con el que Rendell va contando, va trayendo datos, va
reconstruyendo anécdotas, nos hace placentero el tránsito por las páginas. En
algún momento recordamos que Roberto “el osito” Escobar era ciclista en las
épocas en que su hermano Pablo construía el más grande imperio delincuencial en
el país, imperio que aun doblega la justicia y la institucionalidad; vemos como
el auge de los escaladores construyó una leyenda de caballitos de acero, de
comentaristas quienes a través de la radio crearon paraísos ciclísticos, de
patrocinadores que entregaron hasta su último centavo con tal de ver surgir sus
pupilos, de trampas, de dopaje, de sueños, de llantos y risas. La historia del
ciclismo, en la visión de Rendell, es la historia de un país que hoy vuelve a
tener su momento de gloria, aunque “(…) hoy son muy distintos los retos que
enfrenta Colombia, sus instituciones y sus ciclistas”. (p. 286).
Reyes de la montaña es un libro esencial
para los amantes del ciclismo, para los amantes de la historia e incluso para
el desprevenido espectador que vibra viendo la sonrisa de Chaves mientras
devora pavimento, la impavidez de Nairo subiendo cumbres y el arrojo de Urán,
Atapuma, Henao, Pantano, López y cientos de ciclistas quienes con sus
actuaciones corajudas han resignificado el nombre de este territorio llamado
Colombia. Espero los antoje de su lectura, bien vale la pena saber que tenemos
un pasado corajudo y un presente esperanzador, para el ciclismo y para el país.
1 comentario:
Radiografía precisa de nuestra pasión por un deporte que, como el ciclismo, nos ha deparado innúmeras y mayúsculas satisfacciones. Las gestas de estos corajudos colombianos, campesinos en su gran mayoría, han permitido al pueblo nacional abstraerse de sus angustias cotidianas al pegarse a un radio o a un aparato de televisión para seguir paso a paso las incidencias de sus increíbles conquistas, de sus triunfos con tintes de auténtica hazaña. En inmejorable hora aparece este trabajo REYES DE LA MONTAÑA - DE CÓMO LOS HÉROES DEL CICLISMO COLOMBIANO INCIDIERON EN LA HISTORIA DEL PAÍS del periodista británico MATT RENDELL quien, con ojos y percepción extraños, hace justicia a esta disciplina deportiva (inhumana para muchos, yo entre ellos) contextualizándola en el marco del país nacional (no se puede deslindar, todo va atado, encadenado, una cosa se deriva de otra, etc.). Me encantará no solamente leer el trabajo referido sino, también y como fuente de consulta para cuando lo necesite (uno nunca sabe), tenerlo en mi biblioteca personal.
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