Por: Carlos Arturo Gamboa B.
¿Ustedes
qué es lo que buscan profe? Me preguntó ese estudiante, entre incrédulo y aséptico.
La pregunta no es de fácil respuesta cuando miramos el contexto sobre el cual nos
movemos “unos pocos” convencidos de que aún es posible “hacer algo distinto”,
de que aquí no todo está predeterminado por una lógica que parece alimentarse
de sueños.
Y
la reflexión es válida. ¿Qué se busca entre las ruinas del sin-tiempo? Ahora
cuando la mayoría se refugia en el árbol frondoso de la comodidad. Ahora cuando
otros, ahítos de tiempo y de cordura, se niegan a la incertidumbre. Ahora
cuando muchos quienes enarbolaron las siempre fraudulentas banderas del inconformiso,
acampan en las zonas del confort.
Ahora cuando levantar la voz clamando por “algo distinto”, es asumido por la
mayoría como pecado capital. Pues ahora es cuando es más válido luchar. ¿Por
qué? ¿Cambiaremos algo en esa desvencijada estructura? ¿Será inútil esa lucha?
¿Quedaremos solos, como en una película apocalíptica?
Esta
parece ser la época de las resignaciones. Todos quieren caminar en pos del
sendero ya trazado. Así ha sido, y así será, profetizan los aduladores del
miedo. Muchos de los que nos preceden tenían sueños, quizás más válidos que los
nuestros, pero una mañana de un día incierto se despertaron aferrados a sus
camas, presos de la inoperancia que se deposita en los relojes de la historia.
Y desde entonces caminan encorvados porque su negación es justiciera. Porque
tienen miedo de mirar atrás y ver el cadáver de su lucha siendo devorado por el
enemigo, mientras ellos, complacientes, disponen la mesa.
Por
eso es necesario luchar. Para evitar que ese tiempo se repita como un círculo
infinito. Para que las generación que caminan a nuestros lado pueda intuir, por
un instante, que no estamos condenados a repetir la tragedia de quienes nos
miran desde la nostalgia de sus sueños entregados, y nos señalan como ilusos
radicales, porque quizás fue su falta de radicalidad la que hoy los tiene como
mansos corderos recordando que un día fueron lobos esteparios.
Por
eso muchacho, por eso hoy debemos luchar, porque es la huella que se deja en el
camino lo que buscamos. Porque sólo existe, quien resiste. Los demás apenas
sobreviven.
2 comentarios:
Hermano, bello texto,
Es la idea, la potencia y la creación en medio del desierto.
Esa es nuestra apuesta.
Poeta, mi abrazo
Jorge Octavio Gantiva
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